_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Las aerolíneas necesitan más dinero

Las aerolíneas europeas no están viviendo dentro de sus posibilidades. Para algunas, el débil cash flow no será suficiente para financiar sus compromisos de fuerte gasto de capital. Pero los aumentos de capital podrían ayudar a sobrevivir. Air France ha emitido ya bonos convertibles por 660 millones de euros. Lufthansa y British Airways podrían seguirle pronto.

Lufthansa puede parecer financieramente fuerte, con 5.200 millones de euros en caja y equivalentes dinerarios a finales de marzo. Pero la aerolínea alemana planea gastar 8.000 millones de euros en un nuevo avión y adquisiciones en los próximos tres años, incluida la compra del resto de la aerolínea británica BMI. También quiere mantener un colchón mínimo de 2.500 millones de euros.

Supongamos que el gasto se extiende equitativamente, y se agota el cash actual. Esto crea un déficit anual de al menos 1.800 millones de euros si Lufthansa se atiene a su programa. La generación de dinero orgánico no salvará el desfase. Este año puede quedarse corto en unos 500 millones de euros, según las estimaciones de los analistas del cash flow operativo.

La aerolínea se puso en marcha esta semana para dirigir una emisión a corto plazo, emitiendo bonos por 750 millones de euros. Pero esto dejó su deuda bruta en 5.900 millones de euros, 3,8 veces el Ebitda. La agencia de rating Moody's dice que el múltiplo necesita estar dentro de las 3,5 veces, para que la aerolínea mantenga un rating de crédito en grado de inversión. æpermil;sta puso la aerolínea en observación de crédito negativo la pasada semana.

Una emisión de capital prevendría una potencial rebaja de la calificación. Efectivamente, Lufthansa ha sondeado antes a los accionistas con derecho de tanteo, vendiendo 750 millones de euros en acciones en 2004 cuando lo que necesita era menos presión de la que tiene actualmente. Pero decir con precisión cuánto podría elevarlo hoy depende de su capacidad para identificar mayores recortes de costes.

En el caso de BA, sus planes de gasto son menos ambiciosos. Y la aerolínea británica ha aprendido a vivir con el esporádico rating de crédito basura. Pero la deuda bruta de la aerolínea, cercana al Ebitda, puede inflarse a 9 veces el Ebitda a finales del actual año fiscal -y esto es antes de asumir cualquier parte de los pagos para cerrar su déficit de pensiones, estimado en 3.000 millones de libras-. Incluso después de producir cash fuera de balances, BA puede pronto tener el apalancamiento de una compra en los tiempos del boom.

Un camino para que BA alivie el estrés podría ser la largamente planeada fusión con Iberia, que tiene un cash neto de 1.600 millones de euros. Pero la situación es como en el libro Trampa 22. La aerolínea española ha aplazado el problema de las pensiones. Si BA quiere compartir las sinergias del conjunto, sus inversores probablemente pueden tener que reparar primero su balance.

Pero no será fácil convencer a los accionistas. Antes de que depositen más dinero, necesitarán convencerse de que se ha recortado todo penique de coste, y de que cada penique de gasto de capital está justificado.

Por Fiona Maharg-Bravo

Archivado En

_
_