Europa ante la encrucijada
Como siempre sucede en épocas de crisis, los resultados de las votaciones políticas son un reflejo directo de la coyuntura económica. La Unión Europea se encuentra ante un momento crucial de su historia, al tener que resolver de forma simultánea un doble reto, tanto político, a través de la atracción de nuevos votantes, como económico, mediante la puesta en marcha de recetas de política económica que reactiven a una economía europea en recesión.
En mi opinión, el problema político se solucionará cuando se vayan resolviendo los desequilibrios económicos dentro del Viejo Continente. Es muy duro para un desempleado, por ejemplo, ser consciente de las prebendas y ventajas fiscales que tienen los eurodiputados mientras intenta llegar a final de mes. De ahí que en estas elecciones la baja participación haya que interpretarla como una forma de castigo de los más débiles hacia una casta política que se enroca aún más a medida que los problemas se enquistan. Falta, por tanto, no sólo una aproximación hacia los problemas de los ciudadanos, en general, mientras se intenta buscar nuevos paradigmas económicos que aplicar.
En la última gran depresión que sufrió Europa durante la década de 1930, una de las enseñanzas económicas más importantes fue el surgimiento del keynesianismo como corriente de pensamiento que abogaba, al contrario de lo que había sucedido hasta entonces, por las bondades de la intervención estatal. Por ello, es hora de nuevos paradigmas que disminuyan los desequilibrios económicos existentes.
Ni en el neoliberalismo ni en el keynesianismo, en cualquiera de sus variantes, se han tenido en cuenta las peculiaridades de una nueva sociedad: la sociedad del conocimiento, caracterizada por el uso intensivo de las tecnologías de la información y la comunicación. En la nueva sociedad del siglo XXI las redes sociales, los mass media y la cibersociedad actúan como elementos que incluso son más poderosos que las Administraciones públicas, sobre todo cuando tocan elementos afectivos de fuerte impacto social.
La economía y la política están globalizadas y existen cientos de multinacionales cuyo volumen de facturación supera al PIB de muchos países. De ahí que piense que durante esta primera década del siglo XXI deberá surgir un nuevo paradigma económico que englobe todas las características de la que denomino cibersociedad tecnológica posindustrial, la cual, al estar interconectada entre sí, tiene más poder que las Administraciones públicas, lo que debilita, en mi opinión, al keynesianismo en cualquiera de sus variantes.
Querámoslo o no, hoy en día es el mercado quien manda, por lo que cuanto antes veamos la luz al final del túnel en esta crisis que estamos padeciendo, más cercanos los políticos sentirán a unos ciudadanos que piensan que el Parlamento Europeo se ha convertido en un tranquilo lugar de descanso muy bien remunerado para muchos políticos retirados de la vida activa nacional, regional o local. Mientras siga esta percepción, continuará dicho sentimiento de lejanía y elevada abstención, a lo que se unen los problemas económicos que hay que resolver.
José Manuel Saiz Álvarez. Profesor doctor de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nebrija