Cebrián y el oficio de periodista
El autor reflexiona sobre el periodismo y la democracia en 'El pianista en el burdel'.
La historia del Watergate constituye el más abierto enfrentamiento entre el poder político y un medio de comunicación. A partir de este episodio, Juan Luis Cebrián, fundador del diario El País y consejero delegado del grupo Prisa, aborda sus puntos de vista sobre los límites entre la política y los medios de comunicación o los retos que se plantean hoy a la prensa en el libro El pianista en el burdel, una colección de ensayos editada por Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores.
El autor no pretende impartir lección, sino ser útil desde la experiencia. "Llevo 47 años haciendo periódicos, no he hecho otra cosa en mi vida", señaló ayer durante la presentación de la obra.
"Es el libro de un intelectual que reflexiona sobre su oficio, el único papel que debe tener el que tiene mucho poder e influencia. Lo hace con distancia, lo que demuestra la calidad del trabajo y la humildad del oficio", explicó Sami Naïr, quien le encargó el libro para la serie Voces Libres que dirige.
Cebrián reconoce que hay cierto distanciamiento en su colección de ensayos. "Es una condición del periodismo". Cierto cinismo también, "a la hora de contemplar la realidad y analizarla".
El periodista y académico de la Lengua cree que escribir El pianista en el burdel en un momento en que nos preguntamos sobre el futuro de los periódicos y de la democracia "tiene valor añadido". Según su juicio, los periódicos ocupan un lugar cada vez "más lateral, no marginal, en la construcción de la opinión pública". No comparte la idea de que los periódicos están fuera de los sistemas de democracia representativa, al contrario, han estado en el centro del poder político, aunque cada vez menos. "La libertad de expresión es básica para el establecimiento de democracias prósperas y sólidas", escribe en el libro.
La pérdida del lugar central del periodismo plantea muchos problemas, el menor, si sobrevivirá el soporte papel. Para Cebrián, "la cuestión está en saber de qué manera los nuevos modelos de crecimiento y soportes van a afectar a la calidad del periodismo y, por tanto, a la democracia". El autor recuerda que África se descubrió gracias a la financiación de la prensa británica; hoy, los periódicos no envían corresponsales a la guerra de Irak. La menor inversión en capital humano redunda en la calidad de la información. "Este fenómeno es el que menos discutimos cuando debatimos sobre las sociedades de la información", apunta.
Es uno de los mensajes del libro. Juan Luis Cebrián sostiene que la sociedad de la información no es una amenaza, sino una oportunidad, pero las costumbres de los lectores cambian más rápidamente que los modelos empresariales del negocio de la prensa.
Retos para los que no hay muchas respuestas. "Los periódicos son un fenómeno político. Está cambiando el espacio público compartido y las tecnologías, por lo tanto, los periódicos tienen que cambiar", asegura el autor, que no elude su responsabilidad. "Sobre todo entono el mea culpa". Recuerda Cebrián que cuando en 1998 escribió La red ya hablaba de estos retos. "Si hubiera aplicado respuestas a ese diagnóstico, a lo mejor no nos pasarían algunas cosas que ocurren en el entorno donde trabajo". Puntos de vista que el autor compartió ayer por la tarde con Iñaki Gabilondo en la Feria del Libro de Madrid.