Cuando la vida sana se convierte en ilógica
Una hamburguesa para comer y lechuga para cenar. Un cigarro después de ir a correr. Pizza y cerveza para hacer frente a la tristeza. ¿Suena normal? Lo es, según un estudio que muestra que la mayoría de las actitudes saludables de las personas son ilógicas.
Más de la mitad de las 10.300 personas entrevistadas en la encuesta global Healthy living, realizada por la empresa Synovate, explicaron que comen lo que quieren cuando quieren, y un tercio dijo que tendía a comer comida rápida cuando se sentía mal. Pero una de cada cuatro personas entrevistadas en 12 países intenta compensar sus costumbres poco sanas haciendo ejercicio o reduciendo la cantidad de comida, cigarros o alcohol.
"Puede que estas actitudes no tengan sentido pero cuando se trata de comida, salud y peso, la gente tiene actitudes contradictorias", según Steve Garton, director de medios de Synovate.
Bulgaria es el país con más adictos a la comida rápida, mientras que en Suecia y Malasia es menos popular. Las británicas y estadounidenses aseguran que comen para levantar el ánimo. "La reacción automática a las malas noticias o al aburrimiento es muchas veces una taza de té y algo dulce para acompañar", señala Jill Telford, consejera delegada de Synovate en Reino Unido.
Para controlar el aumento de peso la mayoría de los encuestados dijo que practicaba más ejercicio físico y comía menos. Los españoles y los brasileños son los que tienen mayor tendencia a hacer lo que sea por perder peso para estar guapos.