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Gasto sanitario

La sanidad pone a EE UU contra las cuerdas

Obama pretende reducir el gasto y crear un seguro público.

Hace unas semanas el doctor Harry López de Nueva York tuvo que hacer una operación en el pie a una niña de unos ocho años. Los padres de la niña, cubiertos por un seguro médico privado, aún tuvieron que pagar 100 dólares como franquicia por la intervención que duró 90 minutos y dejó a López una compensación total de 127 dólares. Este médico afirma que los médicos en EE UU están, en general, mal pagados "cuando los pacientes están cada vez abonando primas más altas por tener un seguro y copagos más elevados".

Muchos doctores, se quejan de las políticas de compensaciones de las aseguradoras y los límites que éstas ponen para nuevos tratamientos. Un informe de 2008 de Álvarez & Marsal afirma que de 4.500 hospitales analizados, la mitad "es técnicamente insolvente o está en riesgo de serlo". Mientras, las aseguradoras no dejan de subir sus primas hasta dos dígitos porcentuales al año para hacer frente, según cuentan, a los siempre crecientes costes de la sanidad en un país en sin un servicio universal gestionado por el Estado.

La sanidad es uno de los sectores que más sinsabores deja entre los ciudadanos y financiera y socialmente se ha convertido en una bomba de relojería cuyo angustioso tick tack quiere detener Barack Obama. El presidente ya ha presupuestado 634.000 millones de dólares como un primer paso para la reforma. Es un gran gasto pero promete ahorros de costes y sostenibilidad a largo plazo. Obama dará el pistoletazo de salida a la reforma el seis de junio.

Es algo en lo que fracasó Bill Clinton. Pero esta vez, la situación es diferente. Las alarmas se han disparado y los economistas y políticos más pragmáticos dan la razón a un presidente que considera que, crisis aparte, la situación de la sanidad compromete la estabilidad presupuestaria del futuro.

De hecho, los fideicomisarios del Medicare (la asistencia sanitaria para mayores de 65 años, sufragada por el Estado y gestionada por servicios privados), explicaron que el fondo dedicado a este servicio estará agotado en 2017, dos años antes de lo proyectado el año pasado. La crisis, con la caída de los ingresos por impuestos y el envejecimiento de la generación de los baby boomers, que pasa de ser contribuyente a beneficiaria, son los motivos de esta situación.

El presidente dice que rebajar los gastos es clave para evitar una gran crisis en el sistema. Las cifras hablan por si solas. EE UU gasta en sanidad el 16,6% de su PIB y si las cosas siguen igual que ahora el 20,3% en 2018, casi el doble que el resto de países desarrollados. Según The Concord Coalition, una organización que aboga por el equilibrio fiscal, el país gasta 8.000 dólares al año por persona, el doble que la media que en países occidentales "y aún así hay pocas evidencias que apunten que tenemos mejores resultados. De hecho, en muchas medidas claves, estamos muy por detrás". Todos los expertos apuntan que además de tener los ratios más elevados de muertes evitables del mundo occidental, el primer problema de EE UU es que hay 52 millones de personas sin cobertura médica, según los últimos cálculos, más que los 47 millones estimados en 2008 debido a la subida del paro ya que los seguros forman parte de los contratos de trabajo.

Presupuesto estatal

El Estado también paga. El Gobierno sufraga el 60% del gasto sanitario a través del Medicare, el Medicaid (sanidad para pobres), atención a los veteranos y la sanidad para niños de clases medias bajas. Eso ha supuesto un gasto en el presupuesto de 657.000 millones de dólares en el último año, más que el Departamento de Defensa.

Ante esta situación, Obama está formando un consenso para bajar los costes y permitir que los empresarios sigan ofreciendo el seguro en sus contratos. Además quiere crear un pool asegurador que permita que los que no tienen contrato, o lo tienen sin seguro, puedan acceder a una sanidad a bajo precio como la de los congresistas. Economistas, compañías, como Starbucks que gasta más en sanidad que en café, los médicos y buena parte de la población quiere acción y que esta vez no muera en el Congreso. Enfrente tendrán a los grupos conservadores, aseguradoras y farmacéuticas, que hablan del peligro de socializar la medicina. Ponen de ejemplo las listas de espera en Canadá como lo peor que podría ocurrir a un sector que ya tiene al país contra las cuerdas.

Desventaja competitiva

La subida de las primas de los seguros disuaden a muchas empresas de ofrecer prestaciones sanitarias. En 1999 el 67% de la población tenía seguro gracias a su contrato, ahora es el 63%. Según Hewitt Associates, el 19% de las compañías dejaran de ofrecerlo en los próximos dos a cinco años. ¿La razón? En 2008, las empresas pagaron 12.680 dólares por asegurar una familia, un 119% más que hace 10 años, una desventaja competitiva.

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