Los obstáculos de Muriel en Sos
Quien no se arriesga no gana. æpermil;sa parece ser la premisa de quien va a tomar las riendas de uno de los mayores grupos de alimentación de España. El jienense José Manuel Muriel Jiménez acaba de ser nombrado primer ejecutivo de Sos. Un puesto goloso, pero que encierra una carrera de obstáculos que no podrá esquivar. Al menos a corto plazo.
La compañía propietaria de Carbonell, y principal aceitera del mundo, confía en la capacidad de gestión de Muriel Jiménez. Su pasado profesional al frente de Santana Motor -de la que hasta ahora era presidente- le da caché a la hora de gestionar una empresa con un panorama financiero difícil. "Es un gestor", recalcaba ayer el grupo de alimentación. Una capacidad para lidiar con el día a día que le daría un carácter diametralmente opuesto al de su antecesor, ahora en entredicho, Jesús Salazar.
La primera prueba de Muriel Jiménez será lidiar con el proceso judicial que se avecina sobre quienes hasta hace días era los máximos directivos de Sos, los hermanos Salazar. El consejo de administración ha confirmado su intención de ir a los tribunales para esclarecer las dudosas maniobras financieras de quienes fueron presidente y vicepresidente de Sos.
En concreto, el préstamo de 212 millones que autoconcedieron en 2008 a su empresa patrimonial, Condor Plus. Con ella, decían, pretendían comprar acciones de Sos para intercambiarlas posteriormente en una operación corporativa que nunca pasó de ser una quimera. Pero, además, Sos ha detectado durante 2009 pagos adicionales a sus sociedades por valor de 25 millones. La primera respuesta al interrogante de Condor vendrá de la consultora KPMG, a la que Sos ha encargado diversos informes con los que argumentar, llegado el caso, si ha habido o no apropiación indebida de fondos de la sociedad.
Pero la dirección de Sos sigue teniendo el enemigo en casa. Jesús Salazar ha decidido permanecer como consejero, no así sus hermanos Jaime y Encarnación, que han presentado su dimisión. También abandona el grupo el representante de Unicaja, Ángel Fernández Noriega. La caja votó a favor del crédito a Condor, al igual que el resto de entidades andaluzas accionistas, aunque posteriormente han alegado que, entonces, desconocían la realidad detrás del préstamo.
Pero Muriel Jiménez no llegará solo. De su mano podría aterrizar un nuevo presidente (el actual, Vicente Sos, fue nombrado por la representatividad en el grupo de su familia arrocera). Entre los futuribles suenan ex altos cargos de Caja Madrid y de la Junta de Andalucía. No en vano, la entidad madrileña se ha convertido en el principal accionista de referencia, con el 10,5% del capital.
Precisamente, la futura composición (cuantitativa y cualitativa) del accionariado es otra de las incógnitas a despejar en las próximas semanas. Sos tiene que poner en marcha una ampliación de capital de 200 millones de euros con la que tapar los agujeros dejados por el crédito a Condor Plus. Los Salazar no pueden devolverlo, ya que lo garantizaron con unas acciones (poseen el 28% de Sos) pignoradas en distintas operaciones financieras.
Los actuales accionistas de Sos (al margen de los Salazar) ya han adelantado su intención de acudir a la ampliación, pero el mercado especula con la posibilidad de que también entren en el capital algunos family office españoles.
Una vez concluida la ampliación, Sos equilibraría su capital. Pero aún tendría abierta la vía financiera. La compañía está renegociando el crédito sindicado de 994 millones que le concedieron 35 entidades para hacer frente a la compra de la aceitera Bertolli. De ese crédito, Sos ya ha amortizado 300 millones, pero estaba sujeto a unos ratios de resultados y ebitda que el grupo no alcanzó en 2008. Por ello, trata de convencer a los bancos de la estabilidad y viabilidad del grupo tras tanta marea. También tiene pendiente la renegociación de los derivados que han obligado a Sos cerrar el primer trimestre con números rojos, con unas pérdidas de 25,8 millones. El nuevo equipo directivo tratará de aplazar su vencimiento hasta 2010, confiando en que, para entonces, la Bolsa les dé un respiro.