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Josep Joan Moreso

'Antes de Bolonia tampoco había igualdad de oportunidades'

Cree 'legítimos' los temores de los estudiantes, pero rechaza que peligre la universidad pública: forma parte del código genético europeo.

Moreso (Tortosa, Tarragona, 1959) es, además de rector de la Universidad Pompeu Fabra (UPF), presidente de la Asociación Catalana de Universidades Públicas (ACUP). El pasado 12 de febrero ordenó el desalojo del campus de comunicación de su universidad, que iba a inaugurarse al día siguiente. Por ello se ha convertido en una de las figuras más impopulares para los grupos anti-Bolonia.

Lo que primero sorprende es que el debate haya surgido tan tarde, la declaración de Bolonia data de 1999. ¿No cree que ha habido falta de información y de planificación por parte del Gobierno español y de las universidades?

Sí, es cierto, sobre todo por parte del Gobierno, ya que los decretos sobre Bolonia llegaron hace un año, así que antes no era posible que hubiera debate. El Gobierno del PP ya tenía preparado un decreto en 2004 que al final no pudo implantar porque perdió las elecciones, y el Gobierno del PSOE ha tenido diferencias entre los planteamientos de San Segundo y de Cabrera. Las universidades hemos ido lo más rápido que hemos podido. La UPF tiene seis títulos adaptados a Bolonia, un tercio de los totales; la Carlos III tiene 20, es la que más tiene.

¿Por qué surge el debate ahora?

Entre los estudiantes ha surgido una preocupación legítima por la falta de determinación en el Gobierno sobre cómo implantar Bolonia y una preocupación sobre cómo les afectará y para qué servirá el esfuerzo que están realizando. También ha coincidido con un momento de crisis, de malestar generacional. En Francia no están contra Bolonia, pero hace menos de un mes hubo disturbios también en las universidades, y, por último, hay un sector muy minoritario, al que le importa un rábano Bolonia, que está aprovechando para tensionar la sociedad.

¿Qué se puede hacer para solucionar la situación?

Acercarse lo más posible a los estudiantes y explicarles el cambio, el Espacio Europeo de Enseñanza Superior (EEES) tiene la gran ventaja de que permite comparar grados y facilita la movilidad de estudiantes y profesores.

En España los grados son de cuatro años y los másteres, de uno, al contrario que en la mayoría de los países europeos. ¿Un estudiante que acabe aquí un grado se incorporará al primer o al segundo año de un máster de otro país?

Dependerá de cada universidad. La decisión de hacer cuatro años y uno se tomó en contra de la opinión de muchos rectores, de la asociación que presido, por ejemplo, que creíamos que era mejor tres y dos. Pero aun así la movilidad será mucho más fácil que ahora.

¿Qué diría a los estudiantes que argumentan que Bolonia creará una universidad elitista?

La universidad no va ser más cara. Y no se entiende la acusación de elitista porque lo que ya ha ocurrido es que se han creado másteres públicos que antes no existían. Tendrán un precio de entre 1.200 y 1.800 euros; además, si el Gobierno cumple lo que dice, habrá más becas. También me parece que pedir igualdad de oportunidades es un poco ingenuo, ¿acaso las hay ahora? Muchos estudios han demostrado que a los miembros de las clases sociales más altas les es más fácil acceder a la universidad, y que la fractura se produce en torno a los ocho años, y ahí es dónde habría que trabajar en este sentido.

Existe el temor de que los créditos sustituyan a las becas.

No tiene que ser así; los créditos complementarán a las becas, serán a interés cero y a devolver en un plazo de 15 años cuando los ingresos sean superiores a 22.500 euros. Además, el Gobierno se ha comprometido a aumentar el importe de las becas. España destina un 0,08% del PIB en la actualidad y se quiere llegar al 0,25% que destinan los países europeos.

Entonces, Bolonia no es en ningún caso un peligro para la universidad pública.

No. La privatización es un miedo infundado. La gran mayoría de las universidades europeas son públicas, porque es una cuestión que está en el código genético europeo, forma parte de nuestra identidad igual que la sanidad pública. Es una cuestión de filosofía que Bolonia no va a cambiar.

La posibilidad de trabajar y estudiar a la vez y la competencia entre universidades

Uno de los temores de los universitarios es que la aplicación de Bolonia no permita simultanear el estudio con el trabajo a tiempo completo. Josep Joan Moreso, rector de la Universidad Pompeu Fabra, demanda un 'buen sistema de becas' que permitiera que ningún estudiante tuviera que hacerlo. 'Todas las carreras deberían tener el mismo prestigio que medicina, por ejemplo, donde no se suele plantear estudiar y trabajar a la vez'. De todas maneras, explica que ya hay grados adaptados a Bolonia en su universidad que contemplan la posibilidad de estudiar a tiempo parcial. 'Es razonable y relativamente fácil de hacer, depende de cada universidad y hay que tener en cuenta que sólo un reducido número de alumnos tiene un trabajo a tiempo completo'.La implantación de Bolonia podría aumentar la diferencia de calidad entre unas universidades y otras, ya que, al menos a priori, cabe una mayor diferenciación cuando se trata de clases prácticas, evaluación continua y seminarios, que en el esquema tradicional de clases magistrales. Moreso considera que, aunque esta suposición pueda ser cierta, la competencia entre universidades es independiente de Bolonia. 'La competencia entre centros es buena, siempre que se produzca dentro de un marco de colaboración, es bueno que los alumnos sepan qué centro es mejor y lo elijan', explica. Moreso alude a la Universidad de California, que agrupa a varios campus como Los Ángeles o Berkeley y que, en su opinión, se han beneficiado de la competencia entre ellos.

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