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A fondo

Inmobiliarias tras el mito de los fondos soberanos

Difícilmente esos fondos van a comprar bienes inmuebles españoles.

Un fondo soberano es: un jeque árabe con gafas de sol que aguarda con el brazo en alto a que un halcón se pose en su brazo. Mientras espera que el ave aterrice el jeque invierte con desdén cientos, miles de millones de euros en lo que sea. Porque tiene tanto tanto dinero, gracias al petróleo, que no le importa mucho el destino de su dinero: nunca se agota, como el petróleo.

En los últimos meses las principales compañías del sector inmobiliario español se han empeñado en fomentar esa imagen de los fondos soberanos, similar a la que los habitantes de Villar del Río tenían del poder económico de Estados Unidos en Bienvenido míster Marshall, la película de Luis García Berlanga. También el Gobierno, principalmente a través de su ministro de Industria, Miguel Sebastián, ha colaborado en esa imaginería. La reunión, cerrada a los medios, que organizó su ministerio el pasado mes de noviembre entre empresas españolas y fondos de Emiratos Árabes ha contribuido a ello, así como las declaraciones de Sebastián respecto al convencimiento de que tanto fondos árabes como chinos comprarían deuda española.

Pero lo cierto es que fondos soberanos capaces de agitar el tejido empresarial de un país hay pocos. Y los que lo son no tienen, ahora, tanto tanto dinero. Y por supuesto miran con lupa sus inversiones. Con lo que difícilmente un fondo soberano va a invertir en la actualidad en el sector inmobiliario español. Sin embargo representantes de esta industria aun hoy insisten en que están en negociaciones con estos fondos para que formen parte de su capital.

Sin ir más lejos el presidente de la inmobiliaria Afirma, antigua Astroc, Félix Abánades, aseguraba hace menos de dos meses, en un desayuno organizado en sus oficinas con periodistas, que uno de esos fondos podría convertirse en accionista de la compañía. Abánades se excusaba en el hecho de que se trataba de información confidencial para no dar más explicaciones, pero subrayaba que las conversaciones iban por buen camino. Esas declaraciones se produjeron en plena ampliación de capital de Afirma.

En la última etapa de Luis Portillo como presidente de Colonial el mercado asistió a una negociación entre la dirección de la inmobiliaria española con el brazo inversor del Gobierno de Dubai, el fondo Investment Corporation of Dubai (IDC), para venderle la mayoría del capital de la empresa. Los principales accionistas de la compañía, Portillo y la familia Nozaleda, aseguraban que estaban dispuestos a vender por 2,4 euros la acción. Pero que IDC no llegaba a esa oferta. En aquel intento de operación el fondo dubaití demostró que no está por la labor de comprar cualquier cosa a cualquier precio. La oferta de IDC, a grandes rasgos, lo que contemplaba era trocear Colonial en dos empresas, una con los mejores activos de la compañía -edificios de oficinas en el centro de Madrid, Barcelona y París- y otra con el resto de activos y que además soportaría la deuda de la inmobiliaria, más de 8.000 millones de euros. Oferta que era totalmente inaceptable no sólo para los principales accionistas de la compañía, sino también para la banca acreedora de la empresa.

Martinsa Fadesa, a través de uno de sus administradores concursales, lanzó el pasado mes de noviembre el mensaje de que fondos soberanos, en esta ocasión nada más y nada menos que uno de procedencia china y otro árabe, negociaban comprar activos de la inmobiliaria presidida por Fernando Martín. La consultora internacional para la que trabaja el administrador concursal de Martinsa Fadesa se pasó toda una tarde llamando a los periódicos para precisar sus palabras.

En todo esto lo que hay de cierto es que las inmobiliarias españolas han mantenido conversaciones con fondos soberanos. Acuciadas por la deuda y el parón de las ventas, representantes de las principales compañías del sector han viajado a donde ha hecho falta para ofrecer sus activos a vehículos estatales de inversión, tanto árabes como chinos. Pero de ahí a que esos mismos fondos opten por comprar inmuebles en España... El ex presidente de una inmobiliaria española recuerda que cuando se entrevistó con uno de esos jeques árabes, este le saludó diciendo: 'Habéis venido todos los españoles'.

Y, dejando a un lado la desconfianza que ahora mismo provoca el sector inmobiliario español entre inversores de todo el mundo, hay que recordar que la crisis financiera es mala para todos, incluso para estos vehículos de inversión.

El mayor fondo soberano del mundo, el de Abu Dhabi, compró el 4,95% de Citi por casi 6.000 millones de euros a finales de 2007; el valor de esa participación prácticamente se ha esfumando. China Investment Corporation invirtió, y perdió, más de 6.000 millones de dólares en Morgan Stanley y la gestora BlackRock. El Gobierno de Singapur, a través de sus dos fondos, Goverment of Singapore Corporation (GIC) y Temasek Holdings, ha invertido 18.734 millones de euros en los últimos dos años para recapitalizar a Citi, UBS y Merrill Lynch, según datos de Bloomberg.

Las pérdidas sufridas por estos fondos soberanos a causa de la crisis financiera y la caída del precio del petróleo alejan ahora mismo la posibilidad de que adquieran activos inmobiliarios españoles. 'Lo de los fondos soberanos es un mito' comenta Ismael Clemente, director de la división inmobiliaria en España de Deutsche Bank. 'A un jeque árabe le hablas de España y se acuerda del asunto de KIO, así que prefiere no seguir escuchando', dice.

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