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Tribuna
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Al pan, pan y al vino, vino

Los inversores están castigando en Bolsa a todas las entidades financieras por igual, lo que, según el autor, no se ajusta a la realidad, en especial en el caso de los bancos españoles, que han demostrado ser más sólidos que sus competidores de otras nacionalidades.

Que el mercado arrastre a cotizar por debajo de libros a un banco suizo o inglés que ha invertido una parte sustancial de su balance en activos tóxicos puede tener sentido. Pero lo que seguro que no tiene sentido es que eso le ocurra a un banco francés, italiano o español que no ha tenido nada que ver con ese menester.

El mercado -por cuanto respecta a las valoraciones de bancos- está midiendo a todo el sistema financiero con la misma vara. La vorágine afecta a todos y el pesimismo está llevando al sector hacia unas valoraciones históricamente mínimas: desde el año 1995 el sistema bancario europeo ha cotizado por encima de valor en libros, llegando incluso hasta las tres veces en mayo de 2001. Ahora, el sistema está cotizando a 0,8 veces.

Explicar porqué el mercado se comporta de la forma que lo está haciendo no es fácil; no se atiende a motivos de valoración, fundamentales o previsiones económicas. El mercado se mueve, sobretodo, por sentimiento negativo y desconfianza en un entorno donde la visibilidad de resultados es limitada.

Hasta ahí está claro. El problema radica en el Teorema de Thomas (W. I. Thomas, sociólogo, 1863-1947) que replicó en su día el también sociólogo Robert K. Merton, según el cual 'si el ser humano decide que una situación es real, las consecuencias serán reales para esa situación incluso si la situación no es real en primera instancia'. O, lo que es lo mismo y dicho en castizo, 'tanto va el cántaro a la fuente que al fin se rompe'.

Sin ser sociólogo, yo aplico mi propia teoría, que es la del efecto péndulo: como tenemos tendencia a exagerar las circunstancias del lado del que está el péndulo, cuanto más extremas son las circunstancias, más esfuerzo hay que hacer para ver las cosas de forma objetiva.

Y precisamente porque el teorema de Thomas está demostrado, es fundamental que en este entorno tan difícil tomemos aire, demos un paso atrás y veamos qué es lo que realmente está pasando en el sistema financiero y cuales son las circunstancias individuales en cada uno de los países.

En el caso español, el principal argumento de los analistas para estar negativos ante el sector financiero es la subida de la morosidad. Pero la realidad es que la subida de la morosidad es sólo parte del proceso que los bancos siguen constantemente en la gestión del crédito a través del ciclo.

Después del incremento de la morosidad viene el proceso de recuperación. Los bancos -en parte porque hay garantías reales pero sobre todo porque las economías son cíclicas y recuperan su ritmo- tienen un nivel de pérdida siempre inferior al que indican los ratios de mora. En los años siguientes al 1992 en España en muchas entidades se recuperó hasta un 65% del crédito que se convirtió en moroso durante aquella crisis. Estas circunstancias están reflejadas en la normas contables y los bancos provisionan los créditos morosos de acuerdo a unos calendarios aprobados por el Banco de España que tienen en cuenta estos efectos desde el punto de vista estadístico/ actuarial. Ello es independiente de las conocidas provisiones genéricas por las que el sistema financiero español ha sido reconocido como conservador a nivel global y que representan un colchón adicional en este entorno.

El mercado, hasta ahora, se ha enfocado en los conceptos de ratio de mora y ratio de cobertura. Y eso, al inicio del ciclo bajista, está bien. Pero una vez superado el sobresalto inicial por el cambio de ciclo hay que analizar con rigor los conceptos que toman el ciclo de crédito en su conjunto y no solamente el ciclo bajista.

La aplicación al análisis de conceptos como la PD (probability of default) o probabilidad de que un crédito sea fallido y tenga que ser amortizado o la LGD (loss given default) que indica el porcentaje final de crédito que no se recuperará, hacen ver que la capacidad del sector financiero español para absorber morosidad es muy elevado.

En otras palabras, el sistema financiero español es, per se, sólido y muy sólido si lo comparamos con el de otros países europeos o el de EE UU. Estamos en la parte baja del ciclo pero la parte alta volverá y -aplicando el teorema- cuanto antes nos demos cuenta, antes recuperaremos la estabilidad a todos los niveles.

Albert Coll. Director de Relación con Inversores de Banco Sabadell

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