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Columna
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El oro, ¿una nueva burbuja?

Los enormes déficits públicos, los bajos tipos de interés y el rápido crecimiento del dinero en circulación se han añadido a la probabilidad de una inflación renovada, y a un elevado precio del oro. ¿Cómo de alto? Mucho.

El dinero en circulación en EE UU creció lentamente a principios de otoño, pero en dos meses, hasta el 1 de diciembre, el índice MZM (Money of Zero Maturity) de la Fed de St. Louis se incrementó un 11,7% anual. Es un retorno a la tendencia que duró desde 1995 hasta 2008, cuando el MZM creció en 3,6 puntos porcentuales más rápido que el PIB nominal.

EE UU no está solo. En el mundo, los Gobiernos han implementado amplios paquetes de estímulos. Si los correspondientes préstamos no son para abastecer al sector privado, tiene que ser financiado por la creación de dinero nuevo.

Esta expansión monetaria no debería ser inflacionista, pues los Gobiernos prometieron recuperar el dinero antes de que pueda elevar los precios. Los inversores pueden haberlo olvidado por escepticismo. Una alta inflación es al menos posible una vez que la recesión global se reduzca al mínimo. El oro ofrece un buen seguro.

La demanda de oro de los inversores se incrementó rápidamente en 2008, a pesar de una caída del precio desde junio. El valor dólar de la demanda de oro fue un 45% más alta en el tercer trimestre que en el segundo, y un 51% por encima del año anterior. El abastecimiento se ha suspendido para mantenerlo, con la producción minera subiendo sólo un 2% desde el año anterior.

La economía del oro es realmente misteriorsa; el commodity demostró una elasticidad del precio negativa en 2007, cuando un precio más alto produjo incrementos de la demanda. Sin embargo, el débil abastecimiento, la fuerte demanda y el legítimo temor a la inflación constituyen un perfecto mix de ingredientes para construir un repunte del oro. Un repentino aumento por los hedge funds y otros especuladores podría inundar el mercado, convirtiendo el repunte en una burbuja.

En enero de 1980 el precio del oro ascendió hasta 875 dólares; 2.430 dólares de hoy. Pero los fondos de capital especulativos son mucho mayores ahora que en 1980. Una verdadera burbuja del oro podría dejar este punto de referencia muy atrás.

Por Martin Hutchinson.

Bajar a por dinero

La disponibilidad de capital es la clave de la cuestión para los mercados emergentes en 2009. Los que lo tienen deben hacerlo bien. Cuando no lo hagan puede ser mejor no preguntar. Este año no será fácil para el desarrollo del mundo. Los bajos precios de los commodities y la repentina caída de las economías occidentales dañarán el crecimiento. Pero con Estados Unidos, Europa occidental y Japón en recesión, cualquier crecimiento que haya en el mundo -no mucho- estará concentrado en los mercados emergentes.Impulso interno, elevados ahorros y relativamente nítidos sistemas bancarios deben permitir a algunos países prosperar. China, Taiwán, Corea del Sur, Malaisia y Brasil, por ejemplo, no cuentan con un exceso de capital extranjero y tienen amplias reservas de divisas -Malaisia tiene una tasa de ahorro del 37%-. Pueden estimular sus propias economías y hacerse con gangas en cualquier parte. El crecimiento continuado en China e India, incluso en tipos bajos, debe guardar los precios de los commodities del colapso total, aportando apoyo para los exportadores de materias primas.Pero la vida será dura para los países que necesiten préstamos. Los spreads en los bonos de los mercados emergentes se han triplicado desde enero. A los países con ratings de crédito basura les costará lograr nueva financiación. Además, las Bolsas de los mercados emergentes han sufrido más caídas en los precios que los mercados de los países ricos, por tanto los compradores extranjeros de nuevas acciones han desaparecido también en gran parte.Los mercados emergentes con grandes déficits de cuenta corriente son especialmente vulnerables, incluso si su deuda extranjera total es moderada. Hasta junio, aquellos países se beneficiaron de las enormes entradas de capital extranjero -Vietnam manejó un déficit comercial del 30% del PIB-. Tales gaps crean economías que están seriamente desbaratadas. Ahora tienen que encontrar un mejor balance, deprisa.Antiguamente, el FMI facilitaría el dolor de transición. Lo está tratando de nuevo, con acuerdos de rescate en Ucrania, Hungría, Islandia y Pakistán. Pero la experiencia ucraniana -ha agotado los fondos en unas pocas semanas- sugiere que el sumidero de dinero puede ser demasiado grande para que los rescates sean efectivos.Los líderes de los países prestatarios estarán atareados combatiendo las dificultades en 2009. Pero si tienen algún momento libre, deben emplearlo en contemplar los rescates cosechados por su más prudentes hermanos.Por Martin Hutchinson.

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