El G-20 dará en Sao Paulo los primeros pasos para evitar otras crisis
Los países del G-20, una organización que reúne a naciones industrializadas y en desarrollo, intentarán durante los próximos tres días en Sao Paulo comenzar a delinear una reforma del sistema financiero internacional que el mundo reclama en medio de la crisis global.
Los ministros de Finanzas y presidentes de los bancos centrales del G-20, presidido por Brasil, celebrarán hasta el domingo su reunión anual que, a diferencia de las siete que le antecedieron, acaparará una atención especial por su posible papel como articulador de una nueva arquitectura financiera.
A la reunión asistirán también el director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn, y el presidente del Banco Mundial (BM), Robert Zoellick. "La grave crisis financiera hizo todavía más evidente lo que todos ya sabíamos: la gobernabilidad de la economía global y las finanzas internacionales necesitan de cambios urgentes", señaló el ministro brasileño de Hacienda, Guido Mantega, en un artículo publicado hoy en el diario Folha de Sao Paulo.
Según Mantega, la reforma del sistema financiero "será uno de los temas centrales de la importantísima reunión del G-20" en Sao Paulo, de la cual será anfitrión. De esta cita, que será íntegramente a puerta cerrada, se espera que salgan algunas sugerencias que serán debatidas una semana después a un nivel superior, en la cumbre del G-20 convocada para el 15 de noviembre en Washington por el presidente estadounidense, George W. Bush.
La inauguración será el sábado a cargo del presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, pero las reuniones multilaterales comenzarán mañana, principalmente entre países emergentes, con el fin de afinar posiciones, según el Ministerio de Hacienda.
Los primeros contactos serán entre las delegaciones del Bric, como se conoce al grupo formado por Brasil, Rusia, India y China, considerados los cuatro principales países emergentes del mundo, más México y Sudáfrica.
Esos países, junto con los del G-7 (EE UU, Canadá, Japón, Alemania, Reino Unido, Italia y Francia), además de Corea del Sur, Argentina, Australia, Indonesia, Arabia Saudí y Turquía, más la Unión Europea (UE) como bloque forman el G-20.
Los emergentes, cuyos mercados han sido duramente golpeados por la actual crisis, que comenzó en EE UU, se extendió por Europa y en un efecto dominó se regó por todo el mundo, reclaman más voz en las decisiones que se tomen para evitar que se repita el terremoto financiero de los últimos meses.
Por eso se espera que planteen en Sao Paulo una mayor regulación de los mercados y consideran que los emergentes han hecho mejor esa tarea que países como Estados Unidos, donde el afán por la ganancia fácil y rápida convirtió las ruedas de negocios en auténticos "casinos" en palabras de Lula.
"Es cada vez más difícil negar a las economías emergentes y en desarrollo una participación más relevante en las decisiones mundiales", apuntó Mantega en su artículo. La regulación también es defendida desde la otra orilla, especialmente por Francia, que tiene la presidencia semestral de la UE y que ha propuesto aumentar la vigilancia sobre el sistema financiero, mejorar los controles de riesgos y crear mecanismos de alerta temprana ante amenazas a la estabilidad financiera internacional.
Pero antes de pensar en reformas estructurales, los países del G-20 dedicarán el sábado en Sao Paulo a analizar el actual contexto económico mundial y las acciones necesarias para responder a una crisis que, después de dejar miles de millones de dólares en pérdidas, parece haber reducido su intensidad pero está lejos de terminar.
Después de hacer un diagnóstico del panorama económico mundial, las delegaciones discutirán el domingo la forma como el sistema financiero se puede adaptar al actual escenario internacional y resumirán sus conclusiones en un comunicado conjunto.