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Columna
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Matizaciones a la moderación salarial

El repunte salarial que puede estar produciéndose este año no rompe el proceso de moderación, asegura el autor. Este incremento, en su opinión, difícilmente puede relacionarse con un comportamiento inflacionista o irresponsable de los agentes sociales y, de no darse, produciría una grave pérdida del poder adquisitivo

Muchos expertos y analistas económicos están defendiendo la necesidad de un proceso de mayor moderación salarial (menor crecimiento de los salarios) en la situación actual de crisis económica y de mayor inflación que en años anteriores, llegando a plantear, algunas veces sutil pero otras abiertamente, que se ha roto ese proceso de moderación salarial con las consiguientes responsabilidades tanto en la acentuación de la crisis como en la aceleración de la inflación. Pero ¿se ha roto verdaderamente la moderación salarial?

La primera estadística que conviene utilizar para contestar a esa pregunta es el crecimiento salarial pactado en la negociación colectiva, teniendo en cuenta la amplia cobertura de esa negociación: superior al 80% de los asalariados, si se excluyen los funcionarios y los empleados de hogar, que por razones legales los primeros y prácticas los segundos no están cubiertos por los convenios colectivos.

Según los convenios registrados a lo largo del año, con efectos económicos en 2008, el incremento salarial inicialmente pactado, antes de la aplicación de las cláusulas de revisión salarial, es el 3,5%, cuatro décimas más que el inicialmente pactado en 2007. Ahora bien, este crecimiento salarial del 3,5% sólo es superior en tres décimas a la media de los ochos años anteriores, si bien éstos fueron años notablemente expansivos, pero también menos inflacionistas.

En cualquier caso, teniendo en cuenta que los Acuerdos Interconfederales de Negociación Colectiva (suscritos, desde 2002, entre CEOE y Cepyme, por un lado, y CC OO y UGT, por otro) prevén que la negociación colectiva de los salarios tomen en consideración tanto la inflación inicialmente prevista por el Gobierno (2% desde 2000) como el incremento de la productividad por ocupado, el ligero mayor crecimiento salarial pactado en 2008, se podría explicar por tres razones:

l La primera, el mayor incremento de la productividad por ocupado, el 1,4%, según la Contabilidad Nacional de España en el primer semestre, cuando en 2007 fue el 0,8% y en la media de los ocho años anteriores al actual el 0,5%.

l La segunda, la posibilidad de que algunas cláusulas de salvaguarda salarial no sean retroactivas, por lo que no se revisarían los salarios del año vencido, pero sí incidirían en los salarios del siguiente, en este caso 2008; efecto más acusado que en otros años debido a que la inflación en 2007 (4,2%) más que duplicó la prevista (2%).

l Y, la tercera, que en muchos convenios que no pactan cláusulas de revisión salarial, y que afectan a más del 25% de los trabajadores, el aumento salarial inicialmente pactado se haya visto influido por la acentuación de la inflación desde septiembre de 2007.

En cambio, la aceleración de los salarios es más intensa con los datos de otra estadística, la encuesta trimestral de coste laboral (ETCL) del INE, que cubre a los centros de trabajo del sector privado no agrario (incluidas las empresas públicas). Según esta encuesta, el crecimiento del coste salarial por trabajador (equivalente al salario bruto, antes de las retenciones por el IRPF y de las aportaciones de los trabajadores a la Seguridad Social) ha sido en el primer semestre de 2008 el 5,3%, 1,4 puntos más que en 2007 y 1,7 puntos más que en los seis años anteriores (la ETCL se creó en 2001).

Ahora bien, este mayor crecimiento salarial de la ETCL, superior al de los salarios inicialmente pactados, está recogiendo la influencia de tres posibles fenómenos:

l La inclusión de las revisiones salariales correspondientes a 2007 y pagadas a los trabajadores en la mayoría de los casos entre febrero y marzo que, además, en ese año fueron especialmente intensas, de 1,1 puntos porcentuales de media, por la mayor desviación de la inflación respecto de la prevista en muchos años, 2,2 puntos.

l La consideración dentro los salarios brutos de componentes salariales no considerados en el aumento salarial pactado, como las promociones económicas de los trabajadores y los complementos personales o por puesto de trabajo, así como los incentivos o pluses de productividad.

l Y, por último, la repercusión sobre el crecimiento de los costes salariales del conjunto de la economía del efecto composición que se produce por los cambios en la estructura del empleo, efecto composición que tiene carácter anticíclico.

En efecto, en relación con esta última razón, en la fase expansiva de la economía española de los últimos 12 años el mayor crecimiento del empleo se concentró en colectivos con menores salarios que la media, como mujeres, inmigrantes y trabajadores de la construcción, lo que limitó el ritmo de crecimiento de los salarios brutos, mientras que, por el contrario, desde el inicio de la actual crisis económica el descenso del empleo se está concentrando en trabajadores también con menores salarios de la media, principalmente temporales y de la construcción, lo que ha presionado al alza el incremento medio de los salarios brutos de la economía.

En resumen, en el repunte salarial, que puede estar produciéndose en este año, existen distintas razones para explicarlo que difícilmente pueden relacionarse con un comportamiento inflacionista o irresponsable de los agentes sociales, especialmente de los sindicatos y trabajadores, y que en caso de no producirse podría provocar una importante pérdida del poder adquisitivo de los asalariados.

José Ignacio Pérez Infante. Profesor asociado de Mercado de Trabajo en España en la Universidad Carlos III

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