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Gestión

Europa suspende en la lengua de los países emergentes

La globalización económica aumenta la demanda de traductores de ruso, indio y chino.

El 5% de las empresas europeas ha perdido oportunidades de negocio por no conocer el idioma del país en el que pretendían ampliar su mercado. La cifra, extraída del estudio Elan de la Comisión Europea de 2007, demuestra hasta qué punto es importante que las compañías se preocupen por las habilidades lingüísticas de su plantilla y sean capaces de contratar los servicios de traducción necesarios.

A pesar de que a priori parece que la mejora en las competencias lingüísticas de la población, y de los directivos en particular, ha disminuido la necesidad de traductores e intérpretes, esa percepción no es cierta en absoluto. 'Es verdad que hay mucha más gente que habla inglés', explica Celia Rico, directora del grado de Traducción de la Universidad Europea de Madrid (UEM), 'pero otra cosa muy distinta es tener las competencias equiparables a las de un traductor'.

'Cualquiera que quiera exportar se va a enfrentar con la necesidad de contratar profesionales cualificados', explica Daniel Gouadec, director del Instituto de Formación de Traductores de la Universidad de Rennes. 'Las lenguas no sólo son necesarias para aumentar ventas, las cadenas de suministros están cruzando fronteras en la misma medida en que lo hacen los servicios internacionales y los bienes de consumo para la exportación'.

La necesidad de personal con habilidades multilingües es mundial. 'Y Europa se está quedando atrás, quizá porque no estamos tan abiertos a otros países; en EE UU han descubierto ya que en los demás países no se habla la misma lengua y han empezado a tener en cuenta el español, el francés o el árabe. Saben que, si no lo hacen, no venderán'. En ese sentido, el citado informe de la UE advertía de que Europa corre el riesgo de perder la guerra de la competencia, ya que los países de economía emergente están adquiriendo rápidamente los conocimientos lingüísticos necesarios para competir en un mercado más internacional que nunca.

Gouadec explica que es sencillo encontrar quien realice traducciones del español al inglés o del francés al inglés, pero que no lo es tanto cuando se trata de dar con un profesional que pueda servir de traductor en un viaje a India o a China. Debido a la enorme demanda, recomienda a los traductores e intérpretes que, además del obligado inglés, incorporen a su currículum 'alguna lengua de un país de economía emergente, como el indio, el chino o el ruso', 'o también el árabe o el japonés'.

El traductor, que intervino en la jornada de inicio del nuevo grado en Traducción y Comunicación de la Universidad Europea de Madrid (UEM), aconseja a las empresas 'hacer inventario de los conocimientos lingüísticos de que disponen y utilizarlos estratégicamente'. 'También deberían revisar sus políticas de contratación, sus estrategias de formación y sus principios de movilidad'. A su juicio, Europa se enfrenta al reto de 'integrar con firmeza el multilingüismo en todas las estrategias dirigidas a desarrollar capital humano'.

Celia Rico considera que no hay escasez de este tipo de profesionales en España, 'el problema es que no se entiende bien lo que debe ser un traductor y hay mucho intrusismo'. La UEM, que lleva desde 1995 formando intérpretes, ha iniciado este año el nuevo grado de Traducción y Comunicación Cultural, que se adapta a las exigencias del Espacio Europeo de Formación Superior. 'Adaptarnos a las exigencias de Bolonia supone unos estudios mucho más prácticos', explica. Uno de los objetivos en el diseño del nuevo grado fue ofrecer una carrera orientada fundamentalmente al mundo empresarial. 'Pensando en las salidas profesionales de nuestros alumnos: grandes multinacionales, agencias de traducción, bancos o despachos de abogados'.

El plus de la comunicación intercultural

En la formación de un traductor son tan importantes los conocimientos de comunicación intercultural como el propio conocimiento de las lenguas. 'Por este concepto entendemos los conocimientos que sirven para establecer una correcta comunicación entre diferentes culturas', explica Celia Rico, directora del grado de Traducción de la Universidad Europea de Madrid (UEM).'No es tanto conocer la lengua, sino la cuestiones culturales que afectan a la comunicación'. Para explicarlo recurre al ejemplo de China, y explica que un buen intérprete debe saber que a la hora de hacer negocios allí hay normas culturales que conviene no saltarse, como la de prestar atención al intercambio de la tarjetas profesionales. En China es necesario que el empresario la coja, la mire detenidamente y después la coloque en un sitio visible, frente a la costumbre europea de recogerla y, sin prestarle demasiada atención, dejarla en cualquier lugar. 'Obviamente es una exageración decir que por un detalle así puede fracasar un negocio, pero está claro que todo ayuda', afirma Rico.El papel del profesional ha cambiado, de manera que al hablar de un traductor ya no nos referimos a alguien que trabaja con textos, sino con contenidos, 'que pueden ser un power-point, una web, programas de software o folletos', explica. También asegura que la adaptación de la carrera a Bolonia ha supuesto que el profesor baje de la tarima para integrarse en la clase.La carrera de traducción de la UEM cuenta con 150 alumnos en los cuatro cursos, de los que 22 están en primero.

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