Botín pone una llama en EE UU en días de huracán
Al final lo ha conseguido. Aunque posiblemente no en las condiciones ni en las fechas que preveía Santander cuando, a finales de 2005, entró con algo más del 19% en el capital de Sovereign, y pocos meses después amplió al 24,4%. Emilio Botín siempre quiso tener un banco en Estados Unidos, -el reino por lo menos hasta ahora de las finanzas-. Un banco global no puede permitirse el lujo de no contar con presencia significativa en EE UU, Reino Unido o China. Eso es al menos lo que pregonan los gigantes -cada vez menos- globales.
Como si fuera una casualidad, las negociaciones y posterior compra de Sovereign han coincidido con el cumpleaños de Emilio Botín, la incorporación en el grupo de la entidad británica Alliance & Leicester (A&L) y la adquisición, unos días antes de Bradford & Bingley (B&B). Seis bancos han pasado a la órbita de Santander en un año. Todo un récord de adquisiciones en época de huracanes. En los tres casos, el banquero más veterano del planeta ha dado muestras de saber compaginar la caza de oportunidades con las pretensiones de expansión del grupo. Las tres últimas operaciones realizadas por el banco de la llama blanca y el rojo de fondo han sido definidas como de salvamento. Y los analistas consideran las tres de escaso riesgo para el grupo español.
Pero una de ellas, la cerrada el lunes en Estados Unidos, ha sido la más meditada y también la más traumática para el grupo, pese a que el precio por el que se ha tasado el 75,65% que no controlaba de Sovereign ha sido muy inferior al que preveía en 2005. Pagará 1.900 millones de dólares (1.400 millones de euros) ó lo que es lo mismo, 3,81 dólares por acción por este porcentaje, lo que supone valorar la totalidad de la entidad de Filadelfia en 2.530 millones de dólares. Santander no desembolsará dinero. La compra se articulará a través de un intercambio de acciones. Los accionistas de Sovereign recibirán 0,2924 American Depository Shares (ADS) de Santander por cada acción ordinaria del estadounidense que posean, o una acción del grupo español por cada 3,42 títulos del banco de Filadelfia. Así, Santander paga por el 75,6% una cantidad bastante inferior a los 2.300 millones de euros que abonó cuando se hizo con el 24,4%. En total, el grupo que preside Emilio Botín ha invertido en el 100% de Sovereign 3.700 millones de euros. A esta cifra, no obstante, habría que incluir los 735 millones de euros correspondientes a las provisiones que realizó el pasado año por la depreciación de Sovereign y otros 200 millones que destinó en mayo para cubrir su parte en la ampliación de capital que tuvo que hacer el estadounidense para reforzar su base de capital tras su desplome en Bolsa. A estos se sumará en los dos próximos años una nueva provisión de 1.200 millones de euros -600 millones por año- para hacer frente a la compra de Sovereign. A cambio, la entidad de Filadelfia aportará en EE UU más de 700 oficinas, y unas ganancias ajustadas de 446 millones de dólares el próximo año, de unos 620 millones de dólares en 2010 y de 680 millones en 2011. La compra de este banco no tendrá un impacto positivo en el beneficio por acción (BPA) del grupo hasta 2011, cuando aumentará un 0,5%. El retorno total sobre la inversión, incluyendo la aportación inicial, alcanza un 15%, concretó la institución ayer.
Para financiar la operación, que se cerrará en el primer trimestre de 2009, el grupo español convocará una junta extraordinaria para aprobar una ampliación de capital de 147 millones de nuevas acciones, equivalentes al 2% de su capital.
Santander pone fin con esta compra a tres años de amores y odios con el banco estadounidense, con el que estaba atado de pies y manos para modificar su posición en la entidad estadounidense hasta marzo de 2009, a no ser que lanzará una opa y pagará 40 dólares por acción -un 1.000% por encima de los precios actuales- si quería tomar el control. Cabía la posibilidad, como se ha producido, de que el consejo le pidiera que presentará una oferta.
La compra de Sovereign no le da el tamaño que siempre reclama Santander en los países en los que tiene presencia, pero considera que no es el momento de hacer más adquisiciones en EE UU hasta dentro de tres años. El planteamiento es lógico, pero los analistas opinan que si hay nuevas oportunidades comprará.