Londres ordena una inyección masiva de fondos públicos a la banca británica
Gordon Brown, primer ministro británico, decidió ayer realizar una inyección de capital con dinero público para reforzar los balances de las entidades bancarias del país. La medida, cuyos detalles se conocerán hoy por la mañana, se produce tras el desplome en Bolsa de los mayores bancos.
Batacazo histórico. La banca británica se desplomó ayer en Bolsa después de que la BBC difundiera que los principales grupos del país reclamaron una inyección de liquidez al Gobierno el lunes.
La caída más llamativa la protagonizó HBOS, que se dejó un 41,54% en la sesión y cerró a 94 peniques por título. Royal Bank of Scotland (RBS) cedió otro significativo 39,23% y acabó el día en 90 peniques por acción. Mientras, Lloyds-TSB bajó un 12,93%, hasta 225 peniques, mientras Barclays cayó un 9,24% y se situó en 285 peniques.
Según la cadena de televisión pública británica, los consejeros delegados de Lloyds TSB, RBS y Barclays -Eric Daniels, Fred Goodwin y John Varley, respectivamente- se reunieron en la tarde del lunes con el ministro de Economía, Alistair Darling. En el encuentro también estuvieron presentes el gobernador del Banco de Inglaterra, Mervin King, y el presidente de la Financial Services Authority (FSA), Adair Turner.
El coste de la medida que planteará hoy Brown oscilaría entre los 35.000 y los 50.000 millones de libras (45.000 y 58.000 millones de euros). El plan sería ejecutado a través de la compra de títulos preferentes por parte del Gobierno. Está previsto que el mandatario británico insista en que el Estado reciba dividendos generosos y beneficios si el precio de las acciones se recupera, según informaba ayer el Financial Times en su edición digital.
El plan también contempla medidas para asegurar la representación del Gobierno en los consejos de administración de las entidades y la creación de un fondo para asegurar que se financien sus operaciones día a día.
Otro de los temas que están sobre la mesa es la remuneración de los directivos de los bancos. Los miembros del Parlamento han advertido al ministro de Economía que se deben imponer controles estrictos sobre los sueldos y los bonus de los banqueros si quiere que se aprueben ayudas para las instituciones en problemas.
Todas estas medidas fueron debatidas en la tarde de ayer por Gordon Brown, el gobernador del Banco de Inglaterra y el presidente de la FSA.
Fuentes oficiales de Downing Street negaron que esta convocatoria se tratase de un 'encuentro de emergencia' e indicaron que estaba prevista desde hacía algún tiempo. 'El objetivo de este último encuentro es considerar en profundizar las propuestas del Gobierno tanto las acciones en marcha destinadas a estabilizar el sistema financiero como nuestras propuestas de reforma a largo plazo'.
Además, el gabinete del primer ministro negó a Bloomberg que las filtraciones que produjeron ayer el descalabro del sector bancario en el mercado provinieran del Gobierno. Asimismo, reiteró que el Ejecutivo es 'consciente de la necesidad' de realizar primero los anuncios ante el Parlamento, si bien cualquier decisión que sea 'sensible para los mercados' puede efectuarse primero en forma de comunicado a la Bolsa. La industria también se pronunció sobre la noticia desvelada por la BBC. Barclays negó tajantemente ayer haber requerido el lunes apoyo económico alguno. 'En contra de los rumores publicados por algunos medios de comunicación, Barclays no ha realizado ninguna petición de capital al Gobierno británico y no tiene ninguna razón para hacerlo', señaló John Varley, primer ejecutivo del grupo, en un comunicado.
RBS admitió que su máximo ejecutivo acudió al encuentro, pero descartó que hubiera hecho comentarios sobre la evolución del grupo en Bolsa.
Calvario de Royal Bank
La entidad que encabeza Fred Goodwin afronta un año complicado. Esta misma semana, Standard & Poors ha rebajado por primera vez en una década el rating de RBS al afirmar que 'no está tan bien posicionado como otros de sus compañeros globales' a la hora de conseguir capital.
La entidad se enfrenta con una creciente cantidad de impagados y un mercado inmobiliario a la baja tanto en el Reino Unido como en EE UU. En este último mercado, el grupo podría anotar en el segundo semestre hasta 1.000 millones de dólares (735 millones de euros) en préstamos de mala calidad en sus división de banca comercial, según Stanford C. Bernstein.