La agonía de Deutsche Bank
Deutschland AG está sana y salva, y no en el buen sentido. Deutsche Post ha arrancado un alto precio de Deutsche Bank por una parte de Postbank, la caja de ahorros que controla. Pero una oferta de Santander podría probablemente haber beneficiado más a otros accionistas de Postbank. El ineficiente sistema bancario de Alemania necesita esta suerte de consolidación como un agujero en su balance. Deutsche Bank compra el 29,75% de la caja, por debajo del umbral del 30% que habría requerido una opa por el total. Paga 2.800 millones en efectivo; 57 euros por acción. Es un buen precio para el vendedor una prima del 30% sobre el precio de la acción el 12 de septiembre.
Deutsche Bank tiene una opción de compra por el 18% de Postbank a 55 euros por acción entre los 21 y los 36 meses desde la venta inicial, mientras Postbank puede vender su restante 20,25% más una acción a Deutsche en 42 euros durante ese periodo.
Hablar sobre ello no agitará las cosas. La directiva de Postbank, casi 1.000 sucursales y el consentimiento para manejar la operación de Deutsche Bank continuarán intactas. Los sindicatos, los políticos y Frank Appel, consejero delegado de Deutsche Post, estarán contentos. Pero si Appel se ha anotado un tanto, los accionistas públicos de Postbank tienen motivos para afligirse. No recibirán nada de la generosidad de Deutsche Bank. Una oferta de Santander, de 53 euros por acción por toda la compañía, fue rechazada. Tampoco deberían celebrarlo los accionistas de Deutsche Bank. Después de ver cómo la operación alemana de Citigroup le era arrebatada ante sus narices y cómo la fusión de Commerzbank y Dresdner Bank creaba un competidor real, Deutsche Bank estaba desesperado. Pero las escasas esperanzas de sinergias vienen en gran parte de la posibilidad de que algunos de los 14 millones de clientes de ingresos bajos de Postbank compren nuevos productos de Deutsche Bank.
El acuerdo reafirma la posición de Deutsche Bank como el mayor banco de Alemania y reduce su dependencia de la banca de inversión. Pero los motivos son más políticos que financieros. æpermil;sta no es la clase de consolidación que llevará a los bancos alemanes hacia los estándares de eficiencia de los mejores bancos europeos, como Santander.
Por Michael Prest
El castigo de capital XL
Qué pasa cuando el capital circulante deja de funcionar? Para obtener una respuesta, miren a XL Leisure, la compañía de viajes que suspendió pagos el viernes. XL no es la primera compañía de viajes en sufrir un patinazo este año. Pero su forma de quebrar no muy distinta de la crisis de liquidez que derribó a Northern Rock y Bear Stearns es un cuento con moraleja para compañías de todas partes.La caída de XL fue rápida y brutal. Hace un mes, Barclays, con el que poseía opciones out of the money(sin valor intrínseco) sobre petróleo, se dio cuenta de que XL pasaría apuros para pagar una vez que las opciones venciesen, y accedió a convertir esta responsabilidad a corto plazo en una deuda a largo. Los proveedores empezaron a exigir a XL que les pagase en efectivo y por adelantado. Incapaz de comprar ahora y pagar más tarde, XL tocó fondo. Hay dos similitudes con la explosión bancaria de este año. Igual que Northern Rock y Bear Stearns, XL era muy dependiente de la financiación a corto plazo. Cuando ésta se agotó, se vio incapaz de financiar sus operaciones diarias. Luego fue la percepción del desastre, más que el desastre en sí, el que llevó a XL al límite. Cuando los acreedores comerciales se declararon en huelga, el negocio estaba condenado.Las aerolíneas y los prestamistas hipotecarios no son los únicos con una dependencia enfermiza de la financiación a corto plazo. También están los minoristas. Como suelen lograr pagar por adelantado, pueden acumular dinero retrasando los pagos a sus proveedores. Algunos muchos del sector de la alimentación han utilizado a los proveedores para financiar su crecimiento durante años. ¿Y qué pasaría si una crisis de fe lleva a las compañías a dejar de extender créditos a ciertos minoristas muy apalancados? La cadena de grandes almacenes Debenhams debe a los acreedores todo su Ebitda previsto para 2009. DSG, el minorista eléctrico, debe cuatro veces su Ebitda. Para ellos, una huelga de acreedores comerciales sería desastrosa.No todas estas empresas están en riesgo, claro está. Aquellas con activos que vender, como Marks & Spencer, o con suficiente tamaño como para pedir lealtad a los proveedores incluso en los malos tiempos, como Tesco y WalMart, deberían capear la mayoría de los temporales. Pero para los menos afortunados minoristas de todas partes estos son tiempos angustiosos.Por John Foley