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Columna
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El coste de la crisis

En este artículo se pretende efectuar una aproximación al coste que la actual crisis económica va a suponer para la economía española en el periodo 2008-2010. La base que nos ha servido para dicho cálculo son las previsiones efectuadas por la Fundación de Cajas de Ahorros (Funcas), las efectuadas por el Gobierno cuando se elaboró el Presupuesto para 2008 y la tasa de crecimiento potencial de la economía española.

Partiendo de tal información, el coste de bienestar para los españoles medido por el menor crecimiento de la economía española es para el corriente año de 23.100 millones de euros (tasa de crecimiento del 3,3% prevista por el Gobierno frente al 1,1,% de Funcas) y para el conjunto del trienio de 78.600 millones de euros, teniendo en cuenta las previsiones para 2009-2010 de Funcas, la Comisión Europea de noviembre de 2007 y la tasa potencial de crecimiento de nuestra economía (3%).

Tan fuerte caída de la actividad económica, 7,2 puntos del PIB previsto, incluida la recesión esperada en el segundo semestre de 2008, da lugar a un fuerte crecimiento del paro, que se prevé por Funcas que alcance tasas del 11,3% en 2008, del 14,6% en 2009 y del 16% en 2010, el doble que en 2007, lo que supone más de 3,5 millones de personas. Es el coste más doloroso de la crisis, pues afecta directamente a las personas, existiendo miles de familias en que todos los potencialmente activos se encuentran en paro.

La falta de reformas estructurales necesarias para cambiar el modelo productivo hará que la crisis sea larga

Las consecuencias económicas para las finanzas del Estado están ya llamando a la puerta; el crédito previsto para el pago de la prestación de desempleo está a punto de agotarse y el Estado tendrá que transferir al Instituto Nacional de Empleo los fondos necesarios, que incidirá en un aumento del déficit público (4.000 millones de euros). Precisamente, Funcas ha estimado que el déficit del conjunto de las Administraciones públicas será, en porcentaje del PIB, del -0,6% en 2008, del -2,4% en 2009 y del -3% en 2010, lo que supondrá un aumento de la deuda (o una reducción de activos financieros), con el consiguiente aumento de la carga financiera y, en su caso, una deducción de los ingresos financieros derivados de los activos financieros que se enajenan.

La previsión de que en 2010 el déficit público alcance el 3% del PIB dará lugar a una fuerte advertencia de la Comisión Europea para que se adopten las medidas fiscales necesarias (en gastos y/o en ingresos) para tratar de situarlos por debajo del límite máximo de déficit público autorizado en el Tratado de la Unión Europea. Otro coste de la crisis, ya que en 2007 nos encontrábamos en superávit.

La caída de la actividad económica, con el consiguiente aumento del paro, incidirá fuertemente en el consumo de los hogares, que en el presente año sólo crecerá el 1%, experimentando una caída del -0,4% en 2009, para empezar en 2010 la recuperación con un crecimiento del 1,3%. Otro coste de la crisis.

Otro componente de la demanda interna, la formación bruta de capital fijo (inversión) va a tener un comportamiento desastroso en el trienio 2008-2010, ya que en estos años sus tasas de crecimiento serán negativas: -2% en 2008, -6,6% en 2009, y -0,5% en 2010. La construcción residencial continuará su derrumbe, con crecimientos negativos en los tres años: en 2008 del -9,3%, en 2009 del -17,8% y del -11,1% en 2010, lo que explica la fuerte subida del paro, aunque he de decir que los demás sectores de la economía española son también generadores de paro: agricultura, industria y servicios.

Dentro de la inversión es preocupante el comportamiento del sector equipo y otros productos que en 2008 sólo va a crecer el 0,5%, con una fuerte caída en 2009, en el que se prevé un crecimiento negativo del -5,5%, que repuntará en 2010 con una tasa de aumento de sólo el 2,6%. Hay que tener en cuenta que en 2007 la tasa de crecimiento de equipos y otros productos fue del 11,6%. Es éste otro de los costes de la crisis de la economía española.

Llega el momento de preguntarnos si nuestra crisis es consecuencia de la crisis financiera originada en Estados Unidos como consecuencia de las hipotecas subprime, como ha dicho el presidente del Gobierno, o si por el contrario son causas internas derivadas de nuestro modelo productivo. A mi entender son estas últimas las que han dado lugar a la situación en que nos encontramos. La necesidad de financiación de la economía española alcanzó en 2003 el 3% del PIB, sólo cuatro años más tarde llegó al 10% del PIB como consecuencia de un desarrollo basado en la demanda interna: vivienda y consumo. Como el ahorro interno no era suficiente para financiar tal demanda, las empresas y las instituciones financieras acudieron a préstamos del exterior.

El crecimiento desequilibrado de la economía española y la pérdida de competitividad originado por dicho modelo de desarrollo ha dado lugar a que los prestamistas empezaran a dudar de la sostenibilidad de nuestro modelo de crecimiento. Esta percepción dio lugar a que desde mediados del pasado año empezaran a notarse ya síntomas de comienzo de crisis en la economía española, comenzando las dificultades para endeudarse con el exterior.

Cierto es que la crisis financiera global iniciada en Estados Unidos y la desconfianza que ha originado, ya que nadie presta a nadie, está influyendo en España, si cabe con más intensidad que en otros países, a consecuencia del derrumbe de nuestro mercado inmobiliario y del fuerte monto de las titulizaciones hipotecarias colocadas en los mercados financieros mundiales. Pero el origen de la crisis, como ya he dicho, se encuentra en nuestro modelo de crecimiento y el fuerte endeudamiento exterior necesario para su funcionamiento. Y no olvidemos la inflación, que se sitúa en el entorno del 5%.

La falta de reformas estructurales necesarias para cambiar el modelo productivo hará que la crisis sea larga, pues el Gobierno no parece decidido a acometerlas; recordemos que Japón estuvo 10 años con crecimiento plano. Varios artículos he escrito sobre esta cuestión, el último ha sido en este mismo diario el 30 de agosto, con el título: Cuánto durará la crisis.

José Barea. Catedrático emérito de la Universidad Autónoma de Madrid

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