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Columna
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Las promesas de Boeing

Ralph Waldo Emerson no tenía en mente aviones y coches cuando escribió que 'toda promesa deja atrás el rendimiento'. Pero este sentimiento centenario es apropiado para la industria moderna. De hecho, Boeing no debería ignorar la sabiduría del ensayista cuando considere el enriquecer sus propias promesas a los trabajadores que amenazan con ir a la huelga.

El fabricante de aviones tiene hasta el fin de semana para llegar a un acuerdo con la Internacional Association of Machinists and Aerospace Workers, o plantar cara a la perspectiva de 27.000 empleados marchándose de los talleres. Eso le costaría a Boeing 100 millones de dólares diarios en ingresos y retrasar el ya tardío lanzamiento de su 787 Dreamliner.

Con los encargos del avión más eficiente llegando muy deprisa -ya tenía unos 900, valorados en 155.000 millones de dólares- es fácil ver por qué los líderes sindicales están presionando en esta situación. La compañía es rica en dinero, pero pobre en tiempo. Eso les da a los operarios que mantienen las fábricas en funcionamiento una palanca con la que negociar beneficios más generosos.

Boeing ya ha llegado a un punto muerto: un aumento de sueldo del 11% en tres años, una única bonificación de 2.500 dólares y ascensos en las tasas mínimas de pago por hora. Pero no ha cedido con respecto a las peticiones del sindicato en asuntos como el aumento de las pensiones, menos recortes en la asistencia sanitaria y una limitación en la contrata de manufactura, incluyendo el derecho a recuperar algunas de las funciones externalizadas. Con los clientes reclamando sus Dreamliners, Boeing podría verse tentada a ceder. Sin embargo, si la experiencia de los fabricantes de coches de Detroit tiene algo que decir, Boeing debería resistir a reclamaciones que impidan su futura flexibilidad.

Cuando los tiempos eran buenos, General Motors, Ford y Chrysler hicieron sus propias promesas optimistas. A la larga, el rendimiento hizo imposible cumplirlas. Las compañías de automóviles, y sus trabajadores, nunca habrían podido imaginar que su cuota de mercado, del 73% hace sólo 12 años, caería en la actualidad por debajo del 47%.

Fabricar aviones es un negocio diferente. Y la mitad de los encargos de Boeing provienen del Pentágono, un cliente relativamente seguro a largo plazo. Pero las dinámicas competitivas de la industria comercial de la aviación están cambiando deprisa. China espera tener volando grandes aviones de pasajeros en 12 años. El brasileño Embraer, el canadiense Bombardier y varios más también van tras el negocio que ahora pertenece a Boeing y a su rival Airbus.

Antes de hacer más promesas jugosas a sus trabajadores, Boeing tendría que considerar cuáles son los pilares sobre los que descansa su rendimiento o, parafraseando a Emerson, arriesgarse a perder su autoconfianza.

Por Rob Cox

Señales de alarma en Dell

Dell está pensando en pequeño para solventar grandes problemas. El asediado gigante de los PC acaba de lanzar un nuevo miniordenador portátil que venderá por 399 dólares, con un modelo a 349 dólares en breve. Parece inteligente -aparatos más pequeños y más fáciles de llevar están causando furor-. Pero otra oferta no tapará las heridas de Dell. La estrategia de precios de la compañía ya no está funcionando y su balance refleja señales de alarma.El nuevo ordenador de Dell pesa sólo 900 gramos, por tanto capta bien el espíritu de los portátiles. Las ventas de estos PC crecerán un 34% este año, frente al 5% de los de sobremesa, según IDC. Y a ese precio puede volar de las tiendas.Pero el negocio de Dell está roto. Es famoso por encontrar vías para distribuir ordenadores tan baratos como sea posible prescindiendo de los intermediarios. Funcionó bien cuando la demanda superaba la caída en los precios de los ordenadores. Pero ahora los ordenadores están más baratos. El beneficio de la compañía cayó un 17% en el último trimestre, incluso después de crecer un 11% sus ingresos.Sin embargo, el balance de Dell muestra algunas tendencias distorsionadoras. La cuentas por cobrar de la compañía crecieron más rápido que las ventas y ahora representan alrededor del 30% de sus activos actuales. Otro 16% de estos activos, valorados en 3.600 millones de dólares, están clasificados como 'otros'. Finalmente, Dell tiene existencias por 1.100 millones de dólares, que podrían ser el principal candidato para las amortizaciones de continuar los males de la compañía.El nuevo miniordenador portátil de Dell podría ser un best seller que lidere la temporada de vacaciones. Después de todo, es barato y ultraligero. Pero mientras los precios de los ordenadores continúen cayendo rápidamente, Dell pasará un tiempo difícil escorando su barco hundido.Por Jeff Segal

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