Recetas para hacer de uno mismo una enseña exitosa
El profesor Roberto Álvarez enseña a hacerse un nombre en 'Tú, marca personal'
Napoleón, Bill Clinton, Madonna o Gandhi son personajes muy dispares pero con un sello común: han sido capaces de construir su propia enseña. Roberto Álvarez del Blanco explica en Tú, marca personal (PH Financial Times) que en el mundo empresarial y publicitario una imagen de marca potente impulsa el interés por comprarla y disfrutarla. 'Lo mismo sucede en términos de la carrera profesional y trayectoria personal. Una buena enseña se materializa en trabajos, ascensos, recomendaciones, prestigio y progreso'.
El branding yourself, la denominación anglosajona, ya se estudia en la mayoría de programas de posgrado de las universidades de EE UU, y consiste en aplicar el conocimiento de la gestión de enseñas a una persona.
'La marca personal la definen el nombre, el aspecto y toda una serie de características asociadas como la personalidad, los intereses, la profesión, la familia, las capacidades, el currículum', explica Álvarez, 'y afecta a la percepción que los demás tienen de nosotros y a las relaciones que establecemos'. En un símil con lo que ocurre en el mundo comercial, a las personas nos gusta relacionarnos con aquellos que muestran una enseña atractiva.
Álvarez, profesor del Instituto de Empresa y de la Haas School of Business de la Universidad de California, advierte que el suyo no es un libro de autoayuda, sino un manual, escrito tras cuatro años de investigación, que pretende compartir con el lector los hallazgos científicos, sobre todo en el campo de las neurociencias, que demuestran que los cambios son posibles. Por otro lado trata de proporcionar las herramientas necesarias, junto a la disciplina, para inspirar, motivar y contribuir a la mejora de la vida.
Álvarez ha estudiado muchos personajes que han conseguido una buena marca personal y ha concluido que en ellos están siempre presentes varias características. La primera de ellas es el coraje y la determinación para defender puntos de vista que puede ser muy criticada por los que los rodean. También tienen en común ser personas muy disciplinadas, esforzadas y trabajadas, enfocadas a un objetivo claro en sus vidas y con la ambición necesaria como para trascender. Son personajes que tienen presente un rasgo de humanidad, coherentes en el tiempo y que gozan de buena salud, 'porque el esfuerzo continuo a que se someten lo requiere'.
Hay dos conceptos clave antes de embarcarse en la creación de una enseña propia. El primero de ellos es el optimismo inteligente. 'Hay optimismos que están acompañados de un nivel de irrealidad que los acerca al terreno de la utopía, pero el optimismo inteligente es aquel que actúa sobre lo que es alcanzable', explica Álvarez. En el fondo este proceso de creación consiste en tratar de intervenir los aspectos de la vida que puedan controlarse, 'todos los que no están custodiados por la suerte'. El segundo es el fomento de la creatividad. 'Hay que tratar por todos los medios de recuperar la creatividad que el sistema educativo nos ha anulado', explica, 'nos han hecho creer que es un rasgo característico de genios y no es cierto, se puede ser innovador y creativo en la vida cotidiana y conseguir que cada día sea singular'.
Identidad, misión, valores y creatividad
La definición de la identidad. Ese es el primer ejercicio al que debe enfrentarse aquel que quiera transformarse en una buena enseña. Roberto Álvarez del Blanco, autor de Tú, marca personal, explica que para ello resulta útil responderse a la pregunta de qué querrías ser en el año 2015. El segundo paso es definir la misión de la persona en la vida, o dicho de otra manera, cual es su razón de ser o su objetivo vital. La tercera fase es seleccionar y hacer propios los valores y virtudes que deben caracterizar a la persona siempre, en cualquier situación. 'Aquellos que vamos a intentar mostrar siempre, pase lo que pase, aquellos con los que queremos que se nos identifique', explica Álvarez. En cuarto lugar, aconseja motivar la creatividad en nuestro día a día.Por último Álvarez recuerda que una imagen vale más que mil palabras y anima a controlar aspectos como la vestimenta, los colores, los gestos, las posturas, la manera de hablar e incluso el vocabulario empleado. 'Todo ello es como el decorado de la tarta, lo primero que se percibe', explica.