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Tribuna
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La baja productividad, más cara que las huelgas

La no productividad de las empresas, un fenómeno generalmente infravalorado, engendra a menudo una no ganancia casi equivalente al coste de todas las huelgas u otros acontecimientos externos.

Las huelgas de transportes que paralizaron recientemente algunos países de Europa han pasado una factura muy elevada a las empresas. Las pérdidas, que se cifran alrededor de los 400 millones de euros por país y día de huelga, han puesto de manifiesto el gran impacto que tiene este tipo de acontecimientos en la rentabilidad y buenos resultados de las compañías.

Sin embargo, existe un coste que las empresas muchas veces pasan por alto y que les hace perder tanto dinero en todo el año como cuando se producen reivindicaciones o situaciones externas no controlables por las compañías: la productividad insuficiente.

Como el agua que se escapa gota a gota de una tubería mal acabada, es una pérdida insidiosa que ahoga los cimientos de la empresa. El remedio, sin embargo, existe, y las empresas que lo ponen en práctica se enfrentan con serenidad y control a los imponderables económicos externos que puedan ir surgiendo.

Contrariamente a lo que los directivos de las empresas piensan, la primera causa de debilidad de la productividad no se debe a una falta de cualificación del personal, sino principalmente a los fallos de gestión (ausencia de planificación y de control del trabajo, y supervisión insuficiente del mismo). Y esto se traduce finalmente en una 'no ganancia' considerable, mucho más elevada que la derivada de las huelgas u otros factores externos.

El estudio anual de Proudfoot sobre la productividad de las empresas revela, en efecto, que 43 días al año y por asalariado, es decir, 301 horas, son no productivas en España. Aplicadas al conjunto de la población activa española, es decir unos 20.510.600 censados, y al dato del salario medio español de 10,5 euros por hora, ¡esto induce a una no ganancia de más de 300 millones de euros diarios!

Este inmenso potencial, progresivamente explotable a través de mejoras en los procesos, los sistemas de control operativo y la calidad de la gestión de las operaciones - planificación y formación de los responsables en el punto de ejecución - es probablemente el ámbito estratégico en la cual las empresas españolas deberán concentrar sus esfuerzos en el contexto actual, si desean bajar sus costes operativos, mantener sus márgenes, conservar su competitividad y disponer de recursos para invertir en innovación y desarrollo del negocio.

Un informe que nuestra compañía acaba de realizar corrobora las conclusiones a las que ha llegado recientemente la Comisión Europea sobre el rendimiento en el trabajo de los españoles: aunque permanecemos muchas horas en la oficina, nuestra productividad es muy baja. Se está demostrando que el vigoroso crecimiento económico que España ha experimentado en los últimos años, ahora lamentablemente se ha frenado, no ha ido acompañado de un aumento equivalente de la productividad, que sigue avanzando con tasas inferiores al 1% anual, sólo por encima de Italia y Portugal. Según el informe de la Comisión, la productividad aumentó en España el año pasado el 0,8%, muy por debajo de la media de los Veintisiete, que llegó al 1,5%.

La baja productividad de nuestro país y el lento proceso de mejora se debe a la falta de inversión en I+D, los bajos índices de universitarios en los campos científicos y otros factores intrínsecos de las empresas; a este respecto, la mala comunicación interna y externa y la escasa preparación de los mandos intermedios, que no son capaces de planificar y delegar correctamente, son los responsables, en parte, de nuestra baja productividad.

Este exceso de horas trabajadas en España y la falta de herramientas adecuadas y generalizadas de gestión en nuestro país implican que las empresas desperdicien el 50% del tiempo invertido en la mayor parte de sus operaciones, lo que ha costado a la economía española 70.000 millones de euros en años recientes, el 8,1% del PIB.

Georges Heimann. Vicepresidente ejecutivo Proudfoot Consulting

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