La Europa de dos velocidades se estrena con una directiva sobre divorcio
Con un simbolismo que probablemente no han buscado, los ministros de Justicia de la UE podrían estrenar hoy la llamada Europa de las dos velocidades con una directiva sobre la legislación aplicable en caso de divorcio. La norma requiere la unanimidad y se encuentra estancada por la oposición de Suecia. Pero nueve países, entre ellos, España, están decididos a seguir adelante acogiéndose por primera vez en la historia de la UE al mecanismo conocido como 'cooperación reforzada'.
Ese instrumento permite esquivar el veto de un Estado si al menos ocho países deciden utilizarlo y el resto lo autoriza por mayoría cualificada.
Fuentes diplomáticas expresaron ayer su confianza en que se cumplan las dos condiciones. Sólo alguna capital del Este parece resistirse por temor a la inauguración de una Europa de dos velocidades que vaya dejando atrás a los países con gobiernos más euroescépticos o con opiniones públicas más reacias a la integración.
La utilización del mecanismo adquiere especial relevancia porque coincide con las dificultades del Tratado de Lisboa para entrar en vigor tras la victoria del no en el referéndum de Irlanda. Quizá, la directiva del divorcio marque el camino a seguir para superar el obstáculo irlandés.