La hora de la reflexión

Es poco habitual para el presidente de un banco central desvelar su juego y decir lo que hará. La subida de tipos de interés anunciada como 'posible' a principios de junio por Jean-Claude Trichet fue por tanto interpretada por los mercados como inevitable. Por una vez, un banquero central hablaba claro. Y lo prometido ha sido realizado (...).

Al hacer esto, el BCE tiene las manos libres para escribir la continuación del guión, que va a exigir una dirección muy fina en una coyuntura no demasiado estimulante. Ahora bien, al contrario de lo que se piensa, la inflación no es la única obsesión de Trichet y de los banqueros centrales; el crecimiento le sigue de cerca. Y todo el mundo ha comprendido que la incertidumbre que rodea a la evolución a corto plazo de la economía de la zona euro era suficientemente grande como para que el BCE se dé un tiempo para reflexionar antes de decidir su próximo movimiento (...).

Una serie de alzas de tipos, seguida de una serie de bajadas para impulsar una expansión económica moribunda, provocaría una catástrofe que desorientaría al planeta financiero (...). Es lo último que se necesita. A falta de dinero, el BCE ha situado en los mercados su capital más precioso: su reputación. Mejor no arriesgarla del todo por un exceso de ortodoxia.