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Columna
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Las aerolíneas caen en picado

Llamada desesperada para medidas desesperadas. æpermil;ste puede ser el argumento que British Airways, American Airlines e Iberia podrían utilizar para convencer a las autoridades reguladoras de EE UU de que les concedan la inmunidad antitrust para los ingresos y el reparto de beneficios de la joint venture que el trío considerando crear. Incluso como tal joint venture sólo es parte de la manera de solucionar los problemas de las aerolíneas.

Ganar la inmunidad antitrust no será fácil. BA y American Airlines han pedido sin éxito inmunidad antitrust dos veces antes, en 1997 y 2001. Las líneas aéreas tienen significativas duplicidades en el mercado de Atlántico Norte y tener inmunidad permitirá que las líneas aéreas coordinen horarios y precios. La última vez, el regulador impuso condiciones tan onerosas -por ejemplo, que BA abandonara los slots en Heathrow-, que la pareja abandonó el plan.

Esta vez, las aerolíneas pueden argumentar que la industria está en un estado tan calamitoso que las aerolíneas necesitan cooperar para sobrevivir. Después de todo, el consejero delegado de Air France dice que el entorno actual es 'peor que el del 11-S' debido al alto precio del petróleo, que amenaza con acabar con los beneficios de virtualmente todos los portadores. Una joint venture es lo mejor para fusionarse -imposible todavía bajo la ley estadounidense- mientras las aerolíneas recortan capacidad en el apretado mercado del Atlántico Norte.

Eso puede permitir a las líneas aéreas recuperar cierto poder de imponer precios. Aumentando el tráfico a través de sus respectivos hubs, podrían incrementar también, en teoría, los volúmenes de ventas de billetes sin redundar en un aumento de costes. Lufthansa, que tiene un acuerdo con United Airlines, dice que la joint venture ha tenido un impacto positivo en los beneficios.

Pero incluso si al trío se le permite profundizar en la cooperación, ello está lejos de ser la panacea. No será fácil para British Airways abandonar cierto control sobre su tráfico en el Atlántico Norte -la mayor parte de su negocio-. E incluso si la empresa agrega decenas de millones en la cuenta final del balance, es algo insignificante en el apartado del gasto por el combustible, que crece súbitamente. Si el petróleo se encarece más, estas aerolíneas tendrán que recurrir a medidas mucho más desesperadas para evitar caer en picado.

Por Fiona Marhag-Bravo

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