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Columna
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Una victoria necesaria

España necesitaba ganar la final de la Copa de Europa más que Alemania. No se trata sólo de que esta victoria pone un fin definitivo a 44 años de angustia en los que el equipo de fútbol nacional ha fracasado a la hora de conseguir un trofeo importante. Lo más destacable es que el triunfo de España invierte el marcador del campo de la economía, donde Alemania es actualmente un claro ganador.

Alemania está saliendo de la quiebra de la construcción que siguió al boom de la reunificación entre 1990 y 1994. Los años del doloroso reajuste, cortando prestaciones sociales, impuestos y costes salariales, han restaurado la eficiencia alemana y la competitividad, al menos la económica. Por otro lado, España está sufriendo las dolorosas consecuencias de una década de largo crecimiento. Raro es el día en que los españoles no se enfrentan a una aterradora estadística mientras el líder de su boom económico, la construcción, se frena completamente. El desempleo está subiendo, y las ventas minoristas -un barómetro de la demanda de los consumidores- cayeron un 5,3% en mayo. En estos días es virtualmente imposible encontrar un optimista en España, quizá con la excepción de José Luis Rodríguez Zapatero.

Pero en el campo de fútbol los españoles fueron claramente superiores. Puede ser, como dijo Bank of America, que estas caídas en tiempos difíciles se presentan más duras, mientras que la euforia en el éxito es autocomplaciente. El optimismo infundido ahora en la psique española puede ayudar a levantar su desanimada economía. Por Fiona Maharg-Bravo

El viaje de France Télécom

La extraña aventura de France Télécom ha llegado a su fin. El teleoperador francés ha retirado su oferta, que calificó de amistosa, por su competidor escandinavo TeliaSonera. Para empezar, el trato era discutible, y luego empeoró durante los más de dos meses de filtraciones y equívocos, quizá una característica inevitable de una transacción que tendría que involucrar a tres Gobiernos. Ahora se ha terminado, pero ninguna de las empresas puede pretender que no ha sucedido nada.

France Télécom puede tratar de presumir de haber sido finalmente razonable ante las irrazonables exigencias de la junta directiva de Telia. Pero los accionistas de France Télécom querrán saber por qué aún consideraba acudir a un acuerdo. Estaba dispuesto a rebajar más de 30.000 millones de euros, incluyendo 15.000 millones en efectivo, por lograr una situación destacada en mercados maduros y sin crecimiento y por intereses minoritarios en países problemáticos como Turquía y Rusia.

Didier Lombard, actual jefe de France Télécom, puede haber hecho mucho para rescatar a la compañía de sus días salvajes y de gasto incontrolado. Pero todavía tiene que librarse de la impresión de que la empresa es un limbo estratégico (no dejar escapar los derechos de distribución del iPhone no cuenta).

Los accionistas de TeliaSonera tienen las quejas opuestas. Ellos querrán saber por qué la empresa ha dejado pasar un precio que no volverá a darse en un tiempo próximo. Incluso valorando el acuerdo basado en la oferta desinflada de France Télécom, al precio de la acción el 27 de junio, Telia habría recibido una prima del 21% sobre su precio.

Los inversores están mostrando lo que piensan del rechazo. Las acciones cayeron a 43 coronas suecas con las noticias, un 23% por debajo de la oferta original del grupo francés, de 56 coronas. La junta directiva de Telia estaba esperando tenazmente una oferta superior a 60 coronas suecas, lo que la habría convertido en una compañía dos veces más cara que la mayoría de las otras grandes telecos europeas, en una valoración basada en el Ebitda.

Buen intento, pero ahora la junta debe serias explicaciones a los millones de accionistas individuales de Telia. En cuanto a los Gobiernos sueco y finlandés, que poseen el 51% de la empresa, podrían querer pensar en los derechos de los accionistas. Ellos quieren vender, pero obviamente no pueden. Por Pierre Briançon

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