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Tribuna
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¿Queremos ser competitivos?

La industria básica viene mostrando desde hace mucho tiempo su preocupación por el coste de la energía para sus negocios. Acostumbrados a trabajar en mercados globales y sometidos a una fuerte competencia en costes de transformación, el elemento diferencial para ser competitivos está en las materias primas en términos comparables a los que pueda obtener la competencia internacional.

La energía, en el caso de la industria básica, es esencial para elaborar los productos finales y puede suponer el 50% de los costes para muchas empresas. El nuevo escenario en el sector eléctrico, con la desaparición de las tarifas para los grandes consumidores, a partir de mañana, 1 de julio, no está preparado para garantizar nuestra competitividad. Supuestamente sería una fecha para conmemorar en la medida que se daría el paso hacia un mercado liberalizado. Pero en España no se han desarrollado las condiciones necesarias y la nueva situación puede llevar a un desproporcionado aumento del precio final de la energía de entre el 80% y el 100%, para las grandes empresas. Nos encontramos, pues, con una total despreocupación para que esta industria se mantenga competitiva.

La industria básica ha hecho sus deberes en un ejercicio de responsabilidad creando en septiembre de 2007 Fortia, una gran central de compras de energía eléctrica. Una iniciativa pionera, gracias a un gran esfuerzo económico y técnico, hoy plenamente operativa y preparada para estar en el mercado. Su objetivo es obtener precios atractivos para los 18 grupos industriales más importantes del país, con un consumo agregado de 20 TWh, y que cuentan con cerca de 100 plantas en todas las comunidades autónomas, dando empleo directo a 47.000 personas. En cualquier mercado, los proveedores estarían encantados de recibir a un cliente que represente el 10% del consumo nacional, con pedidos a largo plazo y predecibles. Pero no es nuestro caso, lamentablemente.

El desenlace pasa por acudir al mercado diario a comprar nuestra energía. Esta circunstancia no deja de ser insostenible por el riesgo que conlleva debido a la volatilidad asociada, así como por su impacto en los costes de producción y sobre el propio sistema, en industrias que están acostumbradas a planificar con antelación su producción. España sería el único país europeo en el que la industria electro-intensiva compraría su energía bajo las condiciones de un inexistente mercado diario. La eficacia y la competitividad no se improvisan.

Las grandes eléctricas tienen garantizados cuantiosos ingresos -como la propia CNE señala- y, por tanto, no se ven en la necesidad de trabajar en un régimen de mercado abierto, tal y como sucede en el día a día de cualquier empresa. Tampoco podemos confiar, como parece apuntar la Administración, en que el mercado corrija los posibles desajustes, puesto que mientras las eléctricas puedan vender a precios del denominado pool, nunca tendrán un incentivo para suscribir contratos bilaterales. Nos encontramos, pues, sin mercado, indefensos ante una situación de claro desequilibrio de fuerzas.

La industria está claramente a favor del mercado libre pero entiende que la Administración debe crear las condiciones que favorezcan la contratación bilateral a largo plazo, sin que prevalezcan los intereses de las compañías eléctricas. El marco de referencia ya estaba establecido en el Libro Blanco, en el que se suscribía la necesidad de establecer un periodo transitorio hasta que exista mercado.

En Europa, países como Francia, Alemania e Inglaterra celebran contratos bilaterales a largo plazo -basados en precios referenciados a los costes del mix de generación y amparados por la normativa adecuada-, o desarrollando soluciones propias para la industria como en el caso de Bélgica, país en el que la Administración favorece el desarrollo de la plataforma de compras de energía BlueSky. Todas ellas constituyen referencias que entendemos nuestro país debería valorar. El panorama sería por tanto optimista si viéramos a través de la ventana de Europa.

Alternativas para tener precios competitivos de energía hay, y soluciones también, ante la falta de un mercado liberalizado. Por todo ello, estamos convencidos que si todos, compañías eléctricas, industria y Administración, ponemos de nuestra parte, podemos ser competitivos. El reto es de todos y el beneficio será, por tanto, para todos.

Juan Estarellas. Presidente de Fortia (central de compras de energía eléctrica de grandes empresas)

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