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Tribuna
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Debatir sobre carburantes

Rompiendo sus techos y sin dar prácticamente tregua, el precio del barril de crudo se ha situado estos días cerca de los 140 dólares. Aunque en noviembre de 2007 estuvo a 100 dólares por barril, ha sido en 2008 cuando se ha consolidado en los tres dígitos. El precio medio anual en dólares en 2007 fue un 11,5% superior al del año anterior, aunque la depreciación de éste con respecto al euro posibilitó que la media solo ascendiera un 2%. En los meses transcurridos hasta la fecha la subida ha sido mucho mayor.

Este elevado precio del crudo y el incremento paulatino del consumo de gasóleo de automoción, han tenido su reflejo en las cotizaciones internacionales de este producto, que han superado por primera vez en la historia los 1.000 dólares por tonelada. El considerable aumento de la demanda de las economías emergentes, como China o India, Oriente Medio, Rusia, América del Sur, no seguido al mismo ritmo por la oferta, que año tras año tiene dificultades para alcanzar las previsiones de nueva producción en los países no pertenecientes a la OPEP, unido a las tensiones geopolíticas en Oriente Próximo -como las recientes entre Israel e Irán-, y las continuas interrupciones de suministro en Nigeria o cualquier otra región productora o centro de refino, provocan temores en los mercados mundiales sobre una posible falta de abastecimiento y empujan al alza la cotización del crudo y de sus derivados.

Estas alzas son amplificadas por la entrada de fondos de inversión en los mercados de futuros y su apuesta por el petróleo como un valor refugio en momentos de crisis de otros mercados financieros y sobre todo de aquellos nominados en dólares.

Ante esta situación de incertidumbre, y a pesar de las presiones internacionales, la OPEP, cuyos países miembros producen un 40% de la oferta mundial (cerca de 32 millones de barriles/día), ha descartado un aumento de la producción antes de su reunión en Viena el próximo 9 de septiembre, pues mantiene firme su convicción de que los niveles actuales de suministro de petróleo no solo cubren la demanda mundial sino que se encuentran por encima de la misma.

Solamente Arabia Saudí, el principal productor y actor clave en el mercado, se ha mostrado sensible a las peticiones realizadas por los países industrializados y anunció recientemente, y confirmó hace dos fines de semana en la reunión de urgencia de Yeda entre los principales países productores y consumidores, que aumenta con carácter inmediato su producción en 500.000 barriles por día. Tendremos que esperar unas semanas para observar la reacción del mercado a estas medidas, pero en principio deberían ser positivas y aliviar las actuales tensiones.

La limitación de la capacidad de producción excedentaria de los países productores, actualmente próxima a los 2,5 millones de barriles por día, y concentrados en su práctica totalidad en Arabia Saudí, inquieta a los inversores y es una de las razones que impulsa los precios. Se prevé que en los próximos años dicha capacidad aumente.

También se especula con las reservas mundiales de petróleo probadas y al ritmo actual de consumo, ese ratio actualmente es ligeramente superior a los 40 años, pero si bien es cierto que la demanda de los países emergentes va en aumento, también es probable que en zonas aún no exploradas se encuentren nuevas reservas de crudo y se pueda recuperar más petróleo de los yacimientos conocidos. Por ello, las compañías petroleras están realizando importantes inversiones, sobre todo en el desarrollo tecnológico, para que con su esfuerzo inversor se favorezca el equilibrio entre oferta y demanda a corto, medio y largo plazo.

En nuestro país, el gasóleo sigue dando muestras de sólido comportamiento de la demanda debido al crecimiento del transporte de mercancías y personas por carretera, al tiempo que el queroseno de aviación aumenta como consecuencia de la fortaleza del turismo en España. Un dato a tener en cuenta es que en España el 70% de las nuevas matriculaciones de vehículos es diésel. Esta dieselización del parque móvil ha contribuido a un desequilibrio de la oferta y la demanda y obliga a la necesidad de importar cada año 14 millones de toneladas más de gasóleo y ha provocado una caída del consumo de gasolina de un 4% anual de media en los últimos años. Es decir, España se ha convertido en un país excedentario en la producción de gasolina, mientras que se ve obligado a importar gasóleo para poder atender la demanda. Una gran parte de este desequilibrio será compensado con las inversiones que se están realizando en las refinerías españolas, aumentando su capacidad de conversión para producir más gasóleo. Este cambio en los patrones de consumo de carburantes muy posiblemente se consolidará en los próximos años, lo que conduciría a que el precio del gasóleo continúe por encima del de la gasolina de forma estructural.

Un hecho relevante ha sido la aprobación de la obligatoriedad de incorporar biocombustibles en los carburantes destinados al transporte de automoción, que está siendo desarrollada por la Administración. Esta obligatoriedad tendrá una gran incidencia en el transporte de mercancías y personas, ya que son las grandes flotas las que permitirán comercializar gasóleo de automoción con mayores contenidos de biodiésel, por lo que será un cliente trascendental para alcanzar los objetivos impuestos.

En este sentido, la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP) y sus compañías asociadas insisten en señalar que el biodiésel se presenta como el biocarburante más adecuado para cumplir con los objetivos de ampliación del uso de los mismos en España, por lo que solicitamos al Gobierno criterios de flexibilidad normativa para que el mercado español pueda optar por la solución más eficiente energéticamente dadas sus características.

Esta semana se celebra en Madrid el 19o Congreso Mundial del Petróleo, un foro de debate de ámbito mundial al que asistirán los líderes y voces más destacadas de la industria, de los países productores y de la tecnología y que nos brinda una oportunidad única para abordar esta y otras cuestiones de gran impacto social como los avances técnicos y medioambientales de la industria petrolera o los retos a los que nos enfrentamos por encontrar posibles alternativas a los combustibles fósiles.

Álvaro Mazarrasa Alvear. Director general de la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP)

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