Millonarios con el sueño de triunfar en política
Los ricos escasean en la gestión pública europea, frente a la abundancia estadounidense
Los fichajes de David Taguas y Eduardo Zaplana por la empresa privada han vuelto a mostrar la difícil relación entre dinero y política en países como España. Con la espectacular excepción de Silvio Berlusconi, es raro que en la vieja Europa un político se convierta en empresario, pero más raro todavía que un empresario o un millonario se meta en política. Todo lo contrario que en Estados Unidos, donde sin dinero es difícil siquiera ser diputado, o que en las potencias emergentes, como Rusia o China, donde dinero y poder están muy unidos.
El alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, tiene una fortuna estimada en 7.300 millones de euros, según Forbes, obtenidos como empresario de comunicación. Es el más rico de la clase política estadounidense, seguido por ex aspirantes a la presidencia como Ross Perot, John Kerry o Mitt Romney, o el gobernador de California, Arnold Schwarzenegger. José Ramón Pin, profesor del IESE, explica que en los países anglosajones 'la gente prefiere poner la gestión pública en manos de personas que han acreditado su talento, ya se ocuparán de controlarlos'.
En los países latinos, en cambio, 'se sospecha sobre cómo han logrado su patrimonio, hay una mentalidad de suma cero, de que lo que uno gana otro lo pierde', explica, cuando hay muchos casos de países en los que hay desigualdad pero la renta media es alta, como los propios Estados Unidos. En países como España existe una desconfianza tanto hacia los controles del dinero privado como del público, afirma Pin. El resultado, a su juicio, es que se pierde la eficiencia que podrían aportar.
Manuel Romera, director del sector financiero del IE Business School, cree que la entrada de millonarios en política 'tiene su lado bueno, porque no se meten para ganar dinero, y su lado malo, que no tienen nada que perder y pueden prestar menos atención hacia asuntos sociales'. Cita el caso de Berlusconi y sus declaraciones y decisiones políticas sobre las mujeres y los inmigrantes. Por eso, en su opinión, lo mejor es el equilibrio. 'Que tengan una situación desahogada, como una oposición, para evitar caer en la tentación de aprovecharse, y que tampoco sean demasiado ricos'.
Pin, en cambio, considera que muchos millonarios, 'una vez que tienen la vida asegurada para su familia, quieren ser útiles a los demás'. Aunque tampoco cree que el éxito económico deba ser la única vara de medir. 'Hay que levantar la sospecha tanto sobre ricos como sobre los pobres, y es normal que un profesor universitario no tenga mucho dinero', afirma Pin, para quien la transparencia es la mejor solución. En el caso del aspirante a candidato demócrata Barack Obama, por ejemplo, los datos de su IRPF han revelado que gana 640.000 euros anuales gracias a dos libros.
Los ejemplos de millonarios en el Gobierno en Francia, Alemania y España escasean. También en el Reino Unido, donde abundan más entre los conservadores, que llevan una década fuera del Gobierno. En Japón no suelen dedicarse a la política, 'porque el rico japonés es discreto', señala Pin. En Rusia la situación es distinta. 'Los que se meten en política no son empresarios, son oligarcas de la URSS', señala Pin. En el parlamento hay 12 milmillonarios en dólares, y el alcalde de Moscú está casado con una. En China pasa algo parecido. 'No puedes llegar a millonario si no estás bien relacionado', añade el profesor del IESE.
En España, mucho que perder
Dedicarse a la política en España es ser sospechoso, y ser rico también, así que si las dos características van unidas las sospechas se multiplican. 'Muchas veces se meten empresarios que no tienen nada que perder en cuanto a imagen', señala José Ramón Pin, del IESE. Jesús Gil o José María Ruiz-Mateos son dos ejemplos.Hay otros ejemplos menos polémicos, como Rodrigo Rato, ex vicepresidente, cuya familia posee una importante fortuna, o Abel Matutes, que fue ministro de Exteriores, 'y realizó una gestión muy eficiente', según Manuel Romera, del IE.Manuel Pizarro, diputado del PP, fue objeto de críticas por parte del PSOE por su sueldo como presidente de Endesa. 'En realidad no es un empresario al uso, siempre ha sido semipolítico, ha vuelto a sus orígenes', opina Manuel Romera, del IE.Ante tanta desconfianza, Pin recomienda a sus alumnos, futuros empresarios, que no se metan en política. 'Hay que relacionarse con las administraciones públicas, pero desde fuera'. Algo que también practican en EE UU, donde Warren Buffet y George Soros hacen política, cada uno a su manera, de forma indirecta, pero a las claras. 'Si invitas a un político por una cantidad algo importante, debes declararlo. En España deben regularse los lobbies', subraya Pin. 'En teoría no existen, pero luego hay un montón de despachos de abogados'.