Alternativas africanas
Mientras el norte vive una etapa de bonanza, el área subsahariana continúa estancada.
Hasta hace un par de años era relativamente habitual encontrar algún inversor sofisticado y de perfil de riesgo muy alto que mostrase interés por invertir en los mercados bursátiles africanos, para encontrarse luego con la realidad de que las opciones existentes eran prácticamente nulas.
Haciendo un repaso por la base de datos de fondos de inversión de Lipper, encontramos que sólo dos fondos con alguna exposición al continente africano alcanzan los tres años de vida. El término alguna exposición se refiere al hecho de que uno de ellos invierte en la región llamada EMEA emergente, que incluye a los países emergentes europeos, el Medio Oriente y África. El peso de los países emergentes europeos en los índices de referencia es muy elevado, por lo que el rendimiento que obtiene el inversor se encuentra en realidad muy ligado al comportamiento de los índices bursátiles de estos países.
Durante el último año, sin embargo, han sido varias las gestoras que se han decidido a lanzar fondos que invierten de alguna manera en la región africana, incluyendo la región del Medio Oriente. Hay que puntualizar, llegados a este punto, que normalmente la inversión africana se concentra o se limita estrictamente al norte de África, quedando excluida el África subsahariana, con la excepción de Sudáfrica. Las razones son varias, siendo una de las principales la estrechez y la escasa liquidez existente en estos mercados, con lo que las posibilidades de inversión bursátiles son mínimas.
En cualquier caso, la situación descrita es en realidad el resultado de un impedimento clave en el desarrollo de cualquier país o región: la inestabilidad política, con la inseguridad jurídica que suele acompañarla. El último informe sobre las Perspectivas Económicas de África para el 2008 -preparado conjuntamente por la OCDE, el Banco Africano de Desarrollo y la Comisión Económica para África de Naciones Unidas- introduce un índice de problemas políticos. La conclusión es que, aunque el continente se encuentra indudablemente en mejor situación que hace una década, los problemas siguen siendo numerosos y graves, y además se ha producido un deterioro en el último año con respecto al panorama de 2006.
El listado de problemas y conflictos deja claro que estos se concentran precisamente en la región subsahariana. Por el contrario, el norte de África, con países como Egipto o Marruecos, viene disfrutando de unas tasas de crecimiento económico muy destacadas, acompañadas de buenos datos de empleo. Adicionalmente, las perspectivas macroeconómicas son favorables gracias a las políticas de reformas y a las tendencias demográficas. Bien es cierto que no se puede olvidar que el maná que representan los altos precios del petróleo para sus vecinos de Oriente Medio tiene mucho que ver con esta bonanza, así como sería miope ignorar los factores políticos del África subsahariana.
No obstante, son pocos los que no piensan que los altos precios del petróleo están aquí para quedarse durante años, ya que a pesar de una posible desaceleración global, parecen existir claros problemas estructurales en el lado de la oferta. Que un banco de inversión con tanto prestigio como Goldman Sachs apunte en estos momentos que es posible alcanzar los 200 dólares por barril en los dos próximos años no debe tomarse a la ligera.
Finalmente, hay que destacar que los países del Golfo son los beneficiados más evidentes de esta lluvia de petrodólares. Como señala Pictet en una reciente nota, acompañando el lanzamiento del último fondo que invierte en la región MENA (Medio Oriente y norte de África), los mercados de estos países no están todavía incluidos en el índice MSCI de Mercados Emergentes. Esta situación podría cambiar si, como se prevé, estos mercados se abren a la inversión extranjera, comenzando por Arabia Saudita. Otro cambio que muestra la tendencia hacia el creciente desarrollo de los mercados de esta región ha sido el lanzamiento, el pasado primero de enero, de un mercado de fondos homogéneo en los Estados GCC (Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo), similar a lo que se hizo en el mercado europeo hace ya bastantes años.
Hay que subrayar que el comportamiento de los diferentes mercados de la región es bastante diferente. Así lo pone de manifiesto el gráfico central de la página, que contiene un índice de mercados arábigos, un índice emergente EMEA y un índice MENA. El índice EMEA es, con diferencia, el que registra los peores guarismos de rentabilidad en el último año, poniendo de relieve el elevado peso de los países emergentes europeos, con su decepcionante comportamiento en los últimos tiempos.
Durante el último año, en general, la casi docena de fondos primarios disponibles en el mercado español que invierten en este área se comparan positivamente con respecto a la mayoría de fondos de bolsa emergente, en consonancia con la evolución de los índices.
Juan Manuel Vicente. Director de análisis de Lipper
Análisis. No apto para todos
Este tipo de fondos, como los emergentes en general, no son adecuados para cualquier inversor.Los patrimonios relativamente elevados con perfiles de riesgo altos y vocación de inversión a largo plazo son los más indicados.La volatilidad de estos fondos no se ha mostrado superior a la de los emergentes en su conjunto durante el último año, rondando el 25%.Adicionalmente, su correlación con los principales índices bursátiles ha sido reducida, lo que puede considerarse como otro elemento positivo a la hora de incluirlo en una cartera de inversión.