Ordóñez pone el dedo en la llaga
Uno de los rasgos distintivos, y sin duda agravantes, de la desaceleración/crisis que atraviesa la economía española es el problema de liquidez que viven y plantean en todo tipo de foros, públicos y privados, diariamente los responsables de las entidades financieras.
Los expertos coinciden en que desatascar esta situación es el primer paso para que se vislumbre la luz al final del túnel de la crisis financiera. Por ello, cobran más sentido si cabe los mensajes transmitidos esta semana por el gobernador del Banco de España, Miguel Fernández Ordóñez. Y uno en especial: las entidades deben acudir al mercado, no sólo para obtener financiación, sino para explicar con detalle su buen estado de salud, puesto en entredicho desde diversos altavoces internacionales.
Hasta el momento, bancos y cajas españoles han logrado, animados desde el Banco de España, en las últimas tres semanas casi 14.000 millones apelando al mercado de bonos y cédulas hipotecarias, cifra que se eleva a casi 17.000 millones si en esa partida se incluyen emisiones de empresas no financieras. Un logro notable, aunque a precios elevados. El reto ahora es seguir acudiendo con éxito al mercado, pero a menor coste. Para ello, es vital entrar de lleno en la recuperación de la credibilidad ante los inversores internacionales, tarea a la que también deben aplicarse tanto el Gobierno como el propio Banco de España
El planteamiento de recuperar liquidez inmediatamente está directamente ligado con el segundo de los recados lanzados por Fernández Ordóñez. El gobernador es de la opinión de que si las entidades extreman en exceso el control del incremento del crédito, la economía puede resentirse sobremanera. Por eso, aconseja 'modular' esa contracción. Los datos conocidos el viernes vienen a ratificar esos temores. A lo largo del primer trimestre del año, el ritmo de aumento del crédito, tanto a hogares como a empresas, descendió de manera notable. En el caso de los hogares, pasó del 18,3% al 11,1%, mientras que en el de las empresas, la reducción fue del 23,4% al 15,4%.
Una seria contracción que, sin lugar a dudas, está siendo determinante en el desplome del sector inmobiliario, icono del boom de la economía española de los últimos años. Un desplome cuyo máximo exponente es el siguiente dato: en el primer trimestre del año, los ingresos por ventas de viviendas de las inmobiliarias que cotizan en Bolsa cayeron un 73% respecto al mismo periodo del ejercicio pasado. Es más, una empresa como Colonial ha reconocido a la CNMV que ha vendido 'menos tres' viviendas en el inicio del año. Es decir, que no sólo no ha colocado ninguna, sino que tres clientes han decidido dar marcha atrás y no cerrar la adquisición comprometida.
Estos datos, más el notable descenso del crecimiento del PIB trimestral o de la creación de empleo conocidos en los últimos días, dejan claro que la desaceleración/crisis es más intensa de lo previsto. Por ello, se hace necesario ofrecer otra hornada de medidas para contener la situación. Y reforzar la confianza sobre el sistema financiero para que éste se garantice la liquidez necesaria y no estrangule el crédito, tal y como teme Fernández Ordóñez, se antoja prioritario.