El alza de los alimentos, un revés para el desarrollo
Los precios de la comida provocan conflictos en varios países y pueden anular los avances en la lucha contra la pobreza
La Bagel Delight es una cadena de establecimientos en Nueva York donde la especialidad es el bagel, una especie de Donut salado típico de esta ciudad. Desde hace semanas, en su establecimiento de Brooklyn, hay un cartel con el que advierte de que los precios globales del grano se han disparado y los de la harina lo han hecho un 325% en el último año. El bagel subirá.
Para sus clientes, el alza mundial del precio del trigo, supone un pequeño problema. Para los países pobres o en desarrollo, donde el porcentaje de los ingresos dedicados a comprar comida es significativamente mayor que en los desarrollados (hasta tres cuartos en algunos casos), la fuerte subida del precio del trigo, el arroz, el azúcar o la soja está provocando serias revueltas sociales en Haití, Egipto, Bangladesh y Pakistán, entre otros países. La razón es que los precios globales de los alimentos han subido un 83% desde febrero de 2007 y hay hambre.
'Si no hay una reacción coordinada a nivel mundial podremos ver que algunos de los logros obtenidos en la lucha contra la pobreza en la última década puede desaparecer', asegura Ana Revenga.
Hasta 58 países han reducido sus tarifas a la importación de alimentos y las han subido a la exportación
Quien hace esta previsión es directora del departamento de reducción de pobreza y eficacia en el desarrollo del Banco Mundial. Según esta experta, en los últimos años ha habido avances en la reducción de la pobreza de muchos países donde la actual situación puede ser un revés 'pero hay otros países donde estimamos que el progreso de los últimos cinco a 10 años puede desaparecer'. Se trata de países y regiones donde la reducción de la pobreza ha sido más lenta. El Banco ejemplifica con el caso de Yemen, donde la duplicación de los precios del trigo en el último año puede anular todos los avances en reducción de pobreza conseguidos desde 1998 hasta 2005.
Un reciente informe de esta institución que analizaba la situación de nueve países, entre ellos Nicaragua, Bolivia, Malawi y Camboya, concluía que en seis de ellos, la subida de los precios de los alimentos registrada entre 2005 y 2007 'se estima que ha incrementado el nivel de pobreza en tres puntos porcentuales'.
Los precios de los alimentos han subido en los últimos años pero ahora lo que se ve es 'una aceleración de esta tendencia', explica Revenga. Su departamento apunta varias causas para este fenómeno. Por un lado, el aumento del precio de la energía y los fertilizantes, que explica 'entre un 15% y un 20% de los aumentos de los precios en los últimos años', aclara. En menor medida 'el cambio de las dietas y el mayor consumo en países como China o India, con un crecimiento bárbaro'. Esta experta afirma que la producción estaba respondiendo a este aumento de la demanda, por lo que según ella y responsables de la ONU, entre otras instituciones, el mayor peso en la subida se debe a la fuerte producción de biocombustibles.
A pocos metros de su oficina, en las del FMI, el analista jefe de esta institución, Simon Johnson explicaba también a CincoDías que 'las políticas de biocombustibles en países avanzados, no están siendo muy buenas porque eliminan mucho maíz de la cadena alimenticia'. Los expertos aseguran que los biocombustibles de segunda generación, con menos dependencia del maíz, son menos agresivos con la cadena alimenticia.
'Hay también tarifas contraproductivas en EE UU para el etanol hecho con azúcar de Brasil, y eso es mala política', dice Johnson, que recuerda que ha habido sequía en algunos lugares. Afirma que hay factores derivados de la crisis en los mercados. 'Las materias primeras han sido utilizadas en el corto plazo como instrumento financiero también', denuncia.
Esta situación está provocando un peculiar proteccionismo por parte de los países más afectados que desde las instituciones internacionales se observa con preocupación por la perturbación que esto supone para un comercio fluido.
Hasta 58 países según el Banco Mundial han reducido sus tarifas a la importación de alimentos pero las han levantado a sus exportaciones. Vietnam, China, India y Camboya, son algunos países que han impuesto estas barreras a la exportación para asegurar su propio consumo algo que ha disparado el precio del arroz hasta los mil dólares por tonelada. Filipinas no consigue el arroz que necesita y su gobierno estudia recalificar suelo antes destinado a la construcción para labores agrícolas.
Según el Banco Mundial, el arroz es la dieta básica de tres cuartas partes de los pobres de Indonesia y 'un incremento de los precios relativos en un 10% hará que dos millones de personas más sean pobres'. Sus expertos calculan que en la mayoría de los países de Latinoamérica los pobres de la región sufren un incremento de la inflación tres puntos porcentuales mayor que el resto solo por el alza de los precios de la comida.
'El impacto que sentimos todos, ellos lo sienten multiplicado varias veces y eso puede ser determinante para que haya familias que caigan en la pobreza', explica Revenga. Esto puede ser muy grave, incluso a más largo plazo, por las consecuencias muy graves y difícilmente reversibles para los niños, notablemente para el aprendizaje, si su alimentación es insuficiente.
Las instituciones internacionales insisten en la necesidad urgente de medidas que alivien a la crisis. Revenga dice que, sobre todo, es un imperativo moral pero que más allá de esa consideración hay consecuencias sociales como los conflictos étnicos y revueltas, además del aumento de la emigración.
Urgencia para aliviar la crisis
La escasez de alimentos y la subida de sus precios preocupan mucho a los organismos internacionales, desde la ONU hasta el G-8. æpermil;ste examinó en su reciente cumbre el problema a petición de Gordon Brown, el primer ministro británico.Pese a todo no se ha llegado muy lejos en el terreno de las acciones para evitar que en países como Haití los niños pasen el día con dos cucharadas de arroz, como informaba el viernes The New York Times.El presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, pedía recientemente un New Deal para paliar este grave problema y avisaba de que hasta 33 países podrían sufrir desordenes sociales causados por la hambruna. Además de criticar el desarrollo de los biocombustibles (que han absorbido todo el incremento de la producción de maíz entre 2004 a 2007) Zoellick pidió a EE UU, la UE y Japón que aporten más dinero al Fondo Mundial para el programa de alimentos de la ONU. Con los recursos actuales, se puede comprar menos comida y según este responsable se necesitan 500 millones de dólares. Según el departamento de pobreza del banco los precios seguirán altos en 2008 y 2009 y empezarán a caer en la medida en la que la oferta pueda responder a la demanda. Pero continuarán por encima de los niveles de 2004 hasta al menos 2015.Zoellick dice que el banco puede ayudar duplicando sus préstamos, hasta 800 millones de dólares al año, para apoyar proyectos agrícolas. Además estudia cómo animar la iniciativas privada en un sector hasta ahora desatendido.