La valentía de Caja Madrid
Mientras la mayoría de los bancos europeos no está haciendo nada en medio de la crisis crediticia, hay uno que se atreve a ser audaz. Caja Madrid, la cuarta entidad española, ha realizado su mayor aventura oceánica pagando 927 millones de dólares por un banco en Florida, el epicentro de la debacle subprime. Y esto no es todo. La caja española tiene también el propósito de sacar a Bolsa sus inversiones financieras a finales de año.
A primera vista, la operación en Florida parece inteligente. Caja Madrid está pagando un PER 16 por el City Nacional Bank, el sexto banco más grande del Estado. Supone un descuento respecto al PER 18 que pagó el BBVA por Compass en el momento más caro del año pasado. Pero no es particularmente amplio considerando el clima, incluso tomando en cuenta la depreciación del dólar frente al euro. La operación parece cara en el precio sobre el valor contable de 3,4 veces, similar al de Compass, según las estimaciones de SNL.
Cierto, City Nacional Bank es rentable, operando en un mercado tan fragmentado y con una gran población hispana. Ya ha provisionado la mayoría de su cartera inmobiliaria, uno de los sectores más impactados por la crisis, y sus ratios de impagos son bajos, aunque están creciendo. Caja Madrid está apostando a que lo peor de la crisis ya ha pasado, algo que no está muy claro.
La entidad está planeando usar su nuevo banco como una plataforma para consolidar otras operaciones en Florida. Para hacerlo, necesita capital fresco, lo cual explicaría porque está planeando su OPV. Con el crecimiento del PIB ralentizado en España, está buscando gangas en EE UU, y usará su futura corporación financiera en Bolsa como una plataforma de lanzamiento para nuevas operaciones. Esta fue también la idea de la salida a Bolsa de Criteria, la corporación industrial de La Caixa.
Pero Caja Madrid se tendrá que enfrentar con unos mercados turbulentos y la posible competencia de otros bancos que aspirarán a obtener capital para reforzar la liquidez de sus balances. La OPV necesitará un gran descuento si quiere que su emisión atraiga a los inversores. Y tendrá que probar que puede digerir su adquisición en Florida. Hay muchas probabilidades de que su aventura americana les salga más cara de lo que esperan.
Por Fiona Maharg-Bravo
Desconcertante Sacyr
Parece que para Sacyr las noticias nunca acaban de ser buenas en su largo affair de Eiffage contra los franceses. El grupo constructor español al final puede vender la participación del 33,3% que posee en su competidor galo después de que el juzgado levantase el bloqueo que había ordenado hace una semana. Pero a 62 euros la acción -no a 63 como Sacyr dijo la semana pasada- lo que significa que el grupo español no obtendrá un céntimo de beneficio que mostrar a sus accionistas. Pero los posibles compradores franceses de la participación de Sacyr también tienen sus pequeños problemas. Se puede pensar que serán un grupo de los actuales accionistas de Eiffage como la estatal Caisse des Depots, la aseguradora Groupama, y las filiales de fondos de inversión de grandes bancos como Société Générale y BNP. Ninguno de ellos se precipitaron a confirmar la oferta a 63 euros de la pasada semana. Esto es, en parte, porque ninguno quiere parecer que está haciendo un favor a Sacyr, especialmente cuando la acción de Eiffage cotiza a 58 euros. Pero la principal razón para tan inusual discreción se debe a que una compra en bloque podría ser usada como una evidencia de que los inversores franceses están actuando de forma concertada.Si el último anuncio de Sacyr debe ser creído, significa que los compradores franceses han acordado una prima del 7% sobre el precio de mercado. Esto valora a Eiffage a un PER 12, no tan absurdo considerando que su mayor competidor Vince lo hace a 14.Pero los accionistas minoritarios deberían sentir que están siendo estafados. Los compradores franceses, todos en conjunto, podrían superar el 33,3% del capital, lo que les obligaría a lanzar una opa. De aquí su cuidado por no dar la impresión de que actúan de forma coordinada. Los abogados van a hacer su agosto diseñando una operación que debería esquivar las iras de los minoritarios. Pero al mismo tiempo, el regulador francés, o un juzgado, tendrían que decidir que si ellos caminan como un grupo concertado y cacarean como un grupo concertado, entonces quizá es que deberían serlo.Por Pierre Briançon