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Tribuna
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Esto ya lo hemos visto antes

El proceso que se inició como una pequeña dificultad en el mercado de bonos 'subprime' en Estados Unidos y que ha desembocado en una crisis financiera a nivel global ha seguido, según el autor, pautas ya conocidas. En su opinión, el debate que surge ahora es si el mercado necesita más regulación

Los mercados han tenido su peor despegue desde 1970. Lo que comenzó como una pequeña dificultad localizada en el mercado de bonos subprime en EE UU se ha convertido en una crisis financiera a nivel global, que podría llevar a Estados Unidos a una recesión si el mercado inmobiliario sigue cayendo y si el desempleo sigue aumentando vertiginosamente. Esta crisis se ha extendido más allá del sector financiero y está afectando a la economía real tanto a un lado como al otro del Atlántico.

Independientemente del impacto en la economía y los mercados, voy a hacer un par de comentarios acerca de esta crisis y sus orígenes.

El primer comentario es que esto ya lo hemos visto antes. Hay un camino ya recorrido en los mercados financieros, desde el momento en que alguien acierta con una idea nueva o innovadora hasta el batacazo final. La innovación implica préstamos, lo que lleva a un periodo de especulación. Si la idea tiene éxito, surge la fase en que todos se suben al carro y llega la segunda oleada de inversores menos entendidos en la materia que los primeros, que a su vez ya están vendiendo en este momento. Como consecuencia, la deuda aumenta a niveles excesivos y el riesgo deja de valorarse con precisión. Un periodo así puede durar algún tiempo mientras la burbuja se infla. Sin embargo, antes o después los inversores descubren que ya no pueden encontrar a ningún tonto a quien vender y la burbuja estalla. Los bancos, a su vez, han sido felices financiándola y ahora retiran el crédito mientras revalúan sus condiciones crediticias. La consiguiente angustia financiera lleva a la crisis crediticia. Este proceso tuvo lugar en el boom tecnológico de los noventa, en la burbuja inmobiliaria en Reino Unido en los ochenta y, anteriormente, en formas variadas como los Nifty 50 o el boom de los conglomerados en EE UU en los sesenta y setenta.

La estabilidad alimenta la inestabilidad y estos cambios forman parte del proceso que generan los ciclos económicos

El gran descubrimiento fue que una persona que no podía afrontar una hipoteca lo pudiera hacer con los tipos al 1% y la innovación, que los bancos que concedían el préstamo podían titulizarlo y venderlo a otros inversores y, así, el mercado subprime creció rápidamente. En su momento, se pensó que titulizando los préstamos se minimizaba el riesgo. Pero los tipos al 1% no iban a durar eternamente, los inversores confiaron a ciegas en las calificaciones que las agencias de rating daban a los bonos y cuando las cosas empeoraron, salieron a la luz los modelos de riesgo inadecuados, dándonos cuenta de que los precios no se comportan en línea con el marco fijado VarR (Value at Risk).

Retrospectivamente esto es obvio, pero las presiones que crearon esta situación siguen presentes. El sistema financiero es tal que, cuando alguien tiene una estrategia lucrativa, hay tremendas presiones para copiarla, aunque no la entiendan totalmente. En muchos aspectos la crisis sobrevino caída del cielo.

La economía mundial llevaba tiempo manteniendo un periodo de fuerte crecimiento económico, la inflación estaba controlada y la volatilidad de los mercados financieros era baja. Los tipos de interés han tendido al alza globalmente antes de la crisis, en lo que ha sido una normalización de la política monetaria tras un periodo de tipos ultrabajos, subidas que acompañaban a las expectativas de crecimiento de la economía global. Este entorno positivo animó a los inversores a asumir más riesgo, ya que crecimiento estable combinado con tipos de interés estables conseguían niveles muy bajos de impagos y volatilidad. Efectivamente, el riesgo reducido de la economía animó a los inversores a aumentar los niveles de inversiones arriesgadas en los mercados financieros.

El nivel global del riesgo asumido no cambió, sino que se desplazó de un área a otra. Es como si hubiera un nivel de riesgo dado que las personas están preparadas a soportar y que es muy difícil de alterar, sólo se desplaza de una actividad a otra. La estabilidad alimenta la inestabilidad y estos cambios forman parte del proceso que genera los ciclos económicos. La prosperidad creada por una economía sana permitirá los préstamos y la especulación, que crearán en última instancia burbujas y quiebras en los mercados financieros, consecuencia de su propio éxito.

Sin duda, se seguirá argumentando sobre las causas de la crisis subprime mucho después de que se haya recuperado la economía americana. El debate que surge ahora es si el mercado necesita más regulación o si simplemente ha sido la víctima de una serie de circunstancias fortuitas. Es como si la combinación de una macroeconomía estable como telón de fondo y un sistema bancario que crece con la innovación, pero plagado de conflictos entre los propietarios y gestores, vaya a dar lugar a muchas más crisis en el futuro.

keith Wade. Economista jefe de Schroders

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