Arreglitos y salvavidas
Mike Huckabee es un republicano sorprendente. Como gobernador de Kansas mostró su lado socialmente conservador y muchas veces un sesgo económico que en este país, y en este momento, se califica de liberal (que es como llaman a los progresistas en EE UU). La semana pasada, en el debate de la CNN que enfrentó a los candidatos de su partido dijo por qué no le gustaba el plan de estímulo fiscal que impulsa el Gobierno y que descansa, sobre todo, en la devolución de dinero de impuestos a cierto número de personas.
'Con estos cheques tendremos que pedir prestados 150.000 millones a China EE UU tiene un elevado déficit y depende de la inversión extranjera y la mayor parte de la gente irá a comprar cosas que probablemente no necesitan, y además puede que vengan de China. Me pregunto ¿a qué economía estamos estimulando?'.
La alternativa de Huckabee pasa por invertir en infraestructuras, que en EE UU están muy necesitadas de atención. 'Todos los gobernadores dicen que con obras se crean más empleos para mano de obra americana, con cemento y acero americano'.
Huckabee no está solo. Bill Gross, director gerente del gigante de los bonos PIMCO, escribía en su última carta a inversores que estas devoluciones solo tienen sentido en el corto plazo y como salvavidas. 'No es solución permanente'.
Gross, que cita al economista del MIT, Paul Krugman (un liberal) , explicaba que en los últimos tiempos la demanda se ha estimulado y apoyado en unas finanzas innovadoras que, a su vez, han podido existir 'gracias a una regulación laxa y la confianza de que las cosas no podían ir mal. Y si así fuera, los políticos utilizarían la política monetaria y la fiscal para devolverlas a su sitio'.
Este economista considera que si la demanda en forma de consumo ha sido estimulada ficticia y artificialmente en los últimos años, lo legítimo es preguntarse si este 'agujero negro puede salvarse con otra dosis de bajos tipos y paquetes de ayuda fiscal'. Su solución para recobrar el camino a la estabilidad económica pasa por una acción de Gobierno, no de los consumidores. 'Obras públicas y gastos en I+D deben estar en el centro de nuestra recuperación'.
No hay mucho de esto en el estímulo. Una consideración es que para un país como EE UU, con tanto déficit y deuda, esta vía es cara. No obstante, en realidad, el debate ni siquiera es ese. Tras aprobar el estímulo, los republicanos van a seguir hablando de hacer permanentes los recortes fiscales de Bush y Wall Street quiere tipos bajos.
Mientras crece el debate, el Senado está estancado y aún no ha aprobado las ayudas fiscales que ya aprobó la cámara de Representantes. El retraso se debe a que los senadores demócratas quieren incluir más ayudas que la devolución de impuestos, como mas cheques de comida, y mayor protección al desempleo.
Krugman cree que estas propuestas serán más efectivas para estimular la economía a corto plazo que los cheques que devuelvan 600 dólares ya que se dirigen directamente a los que más lo necesitan.
Se habla mucho del espíritu de Ronald Reagan. Sin embargo, Gross en su carta cita a FDR y dice que la vuelta a la prosperidad dependerá más de una política monetaria y fiscal parecida a la de 1930 que a la de la década pasada. En esta época en la que muchos políticos quieren pasar como el heredero de Reagan cabe preguntarse: ¿Dónde está el de Franklin D. Roosevelt?