Alternativas para 2008
Una buena selección de activos y evitar entrar y salir del mercado son las mejores opciones.
Vaya por delante que la mejor estrategia de inversión es la construcción de una cartera de inversión ampliamente diversificada. Pero también hay que matizar que una gestión activa que vaya realizando ajustes regularmente a la misma según las circunstancias del mercado y las del propio inversor conducirán con gran probabilidad a mejores resultados y a una mayor satisfacción final.
Acertar con esos ajustes y movimientos tácticos es ciertamente muy difícil, pero no imposible. Lo que seguro que es imposible es acertar con el momento o timing exacto, pero un buen análisis macro sí puede con alguna aproximación predecir los grandes ciclos económicos. Ello nos puede dar a su vez buenas pistas sobre el comportamiento de los principales tipos de activos financieros.
Como han puesto de relieve los estudios de diferentes bancos de inversión, el factor más importante, con enorme diferencia, a la hora de determinar la rentabilidad relativa de una cartera son las decisiones de asignación de activos entre renta fija y renta variable. Luego nos encontramos con otras decisiones en cuanto a tipos de activos como divisas o áreas geográficas que tienen cierta importancia pero es claramente menor.
La selección de valores concretos dentro de un tipo de activo tiene una influencia menor en el comportamiento relativo de una cartera de inversión pero no puede ser ignorado, como han puesto de relieve por ejemplo algunos gestores estilo valor con Warren Buffett a la cabeza durante décadas. No sólo eso, sino que parece existir evidencia que apunta a que es más factible encontrar gestores que tienen una habilidad especial para identificar valores que superan a la media del sector de manera consistente que gestores que de manera recurrente acierten con cierta precisión el momento de entrar y salir de los diferentes tipos de activo.
Dicho todo esto, los inversores se preguntarán en estos momentos qué ajustes y estrategias deberán seguir con sus carteras de inversión ante este incierto año 2008 que se presenta delante nuestro. Parecía claro desde hace varios meses que, a no ser que seamos un inversor de perfil muy agresivo, era conveniente reducir algo la exposición a activos de riesgo y realizar parcialmente ganancias, mayormente en fondos de renta variable. Las perspectivas para las Bolsas a corto plazo no son halagüeñas, a pesar de que existen bastantes casas de análisis y bancos que piensan que la renta variable terminará en positivo en este año.
Por ello, lo lógico es dirigir la mirada hacia la renta fija con la intención de incrementar algo nuestra exposición a este tipo de activo, pero resulta que desgraciadamente el escenario para los bonos tampoco esta nada claro. Dos son las causas principales de esta poca visibilidad en la renta fija: las categorías de bonos en las que más invertimos los españoles, con la renta fija de la zona euro a la cabeza, se encuentra con la incertidumbre de la política de tipos por parte del Banco central Europeo; por otro lado, los efectos finales de la crisis del mercado de crédito están por determinar, por lo que el comportamiento futuro de la deuda de alto rendimiento en general, sea esta corporativa o gubernamental de países emergentes, sigue estando rodeada de dudas más que razonables.
Hasta ahora son todo incertidumbres con cariz negativo, por lo que lo que realmente nos queda desgraciadamente no es mucho. Simplemente existen momentos en que es más conveniente esperar y guardar la ropa aún a riesgo de perdernos hipotéticos rebotes. Seguramente, los fondos de inversión son por otro lado el producto financiero que más opciones y flexibilidad permiten a los inversores minoristas. Me gustaría dirigir la atención del lector a esas pocas opciones que se aventuran razonables en estos momentos.
Se ha venido hablando de los fondos de retorno absoluto que se benefician especialmente de las bajadas y que son capaces de ganar dinero cuando los índices bursátiles están a la baja. Ciertamente esta es una opción para complementar una cartera, pero en estos fondos la selección del gestor se antoja clave ya que la variabilidad de retornos y la calidad de la gestión entre unos y otros son muy elevadas. No sólo eso sino que no hay certezas absolutas de que un fondo que se ha situado 'corto' estas semanas pasadas lo siga haciendo el futuro. Además entra dentro de lo probable una continuación de las fuertes caídas, pero seguido de un fuerte y violento rebote por lo que ello puede coger con el pie cambiado a algunos gestores.
Los fondos de bonos en dólares se sitúan como una buena opción desde hace algún tiempo ya que de las pocas semicertezas que existen en estos momentos es que la Fed no va a dejar entrar a la economía estadounidense en recesión sin presentar una buena batalla, por lo que una continuación de las caídas de tipos, con la consiguiente subida de precios de la deuda norteamericana, parece plausible. No obstante, aunque el dólar está ciertamente en términos históricos en un nivel atractivo con una perspectiva de medio plazo, es más prudente la compra de clases de fondos con cobertura del riesgo de tipo de cambio, hasta que lo peor haya pasado para el dólar.
Por último, un buen fondo monetario de bajas comisiones o un fondo de renta fija a corto activamente gestionado por un gestor reconocido se presentan como las apuestas más seguras.
Análisis. Opciones de más riesgos
Existen algunas opciones también para los inversores más arriesgados.Una de las más obvias es exponerse al dólar a través de un fondo monetario o de renta fija en dólares en cuanto la divisa norteamericana vuelva a tocar o rebase el 1,50 con respecto al euro.Otra es adquirir participaciones en un fondo de temática específica como energías renovables o metales preciosos.Finalmente, se puede considerar la entrada en alguno de los activos más castigados, como Bolsa japonesa, precisamente en el momento en que las minusvalías sean más abultadas y el sentimiento más negativo.