El IPC subió en España 9,5 puntos más que en UEM con el euro
El diferencial de inflación entre España y la zona euro se amplió en diciembre en dos décimas, hasta situarse en 1,2 puntos. El último repunte inflacionista, generado por petróleo y alimentos, castiga especialmente a la economía española, que acumula 9,5 puntos de diferencial con sus principales socios comerciales desde 1999.
España acumula año tras año fuertes pérdidas de competitividad frente a la zona euro, principal socio comercial del país. El grupo de la Unión Económica y Monetaria (UEM), que hasta diciembre estaba formado por 13 países (desde esta semana se han unido Malta y Chipre) registró el año pasado una inflación acumulada del 3,1%, según el avance publicado el viernes por Eurostat. En el mismo periodo de diciembre sobre diciembre, el IPC armonizado creció en España un 4,3%, 1,2 puntos por encima del de la zona euro.
Si este nuevo diferencial se suma a los acumulados desde la entrada en vigor del euro, en 1999, el resultado es de 9,5 puntos. Un lastre para la competitividad que hace mella en la balanza comercial, precisamente en un momento en el que, debilitada la demanda interna, la economía española mira al exterior para buscar un respiro.
Más preocupante aún es que el diferencial se agrava frente a los dos principales socios comerciales españoles fuera de la península ibérica: Francia y Alemania. Esta tendencia lleva a que muchas empresas exportadoras se vean abocadas a recortar sus márgenes para tratar de mantener su cuota de mercado, dado que sus productos son cada vez menos competitivos.
Los resultados son consecuentes con un fenómeno específico de la economía española: su fuerte dependencia energética y la ineficiencia con la que consume este tipo de recursos. Durante los años transcurridos desde la creación de la UEM, el precio del petróleo se ha multiplicado por cinco, castigando los costes de todos los países pero más aún los de las empresas españolas.
El último periodo inflacionista, originado por la escalada del crudo iniciado en verano, se ha dejado sentir en todos los grandes países europeos, pero de nuevo lo ha hecho con especial virulencia en España. El IPC armonizado pasó aquí del 3,6% en octubre al 4,3% en diciembre; mientras, en Alemania sólo avanzó cuatro décimas, hasta situarse en el 2,8% según el avance del mes pasado.
Las cifras son tozudas, y demuestran que, durante el último año, los precios sólo subieron menos en España que en la zona euro en el ámbito de los bienes industriales no energéticos (0,7% frente a 1%, entre enero y noviembre). La parte del león del diferencial se concentra en los servicios, con subida hasta noviembre del 3,9% en España y del 2,5% en la zona euro. Precisamente, el sector menos expuesto a la competencia internacional.
No todo el año ha sido inflacionista
Pese al repunte del mes pasado, el conjunto de 2007 no ha sido un año especialmente negativo por lo que respecta a los diferenciales de inflación sufridos por España. El repunte de fin de año llevó el nivel al 1,2%, pero durante buena parte del ejercicio había estado en el entorno del medio punto. Muy por debajo de la media registrada en los últimos diez años: 9,5 décimas. De hecho, no hay que mirar muy lejos para encontrar niveles de diferencial muy superiores a los actuales: así, hace justo dos años la brecha se extendía hasta 1,8 puntos. Precisamente, ese momento coincidía con un periodo fuertemente inflacionista en toda Europa, debido a otra escalada petrolífera. Entonces, la inflación española se situaba en el 4,2%.Esta revitalización puede hacerse también con el IPC general: paradójicamente, pese a que el dato de diciembre supone un máximo en doce años, el buen comportamiento de los precios hasta el otoño situó la inflación media de 2007 en el 2,8%. Su mínimo desde 1999.