Es hora ya de frenar el cambio climático
En el mundo actual existe una certeza: el cambio climático. Tal certeza conlleva una evidencia: su relación con el efecto invernadero y el calentamiento global de la Tierra.
El efecto invernadero está provocado por la existencia en la atmósfera de gases como el CO2, el metano, el óxido de dinitrógeno, etcétera. La consecuencia directa es el calentamiento global.
Uno de los gases con mayor efecto invernadero es el CO2, no por su efecto contaminante per se, sino por su volumen en la emisión. Es tal la cantidad de gases de CO2 que hoy podemos afirmar que se encuentra en la primera posición en la lista de gases contaminantes. La emisión de CO2 se debe fundamentalmente a la propia actividad humana. La ampliación a principios de siglo de las tierras de cultivo trajo como consecuencia la combustión de grandes masas de vegetación y la deforestación. Otro motivo ha sido la obtención de energía a partir de la combustión de fósiles, como el petróleo, el carbón y el gas natural.
Los hechos son los siguientes:
¦bull;El crecimiento de las emisiones de gases con efecto invernadero en las últimas décadas provienen del sector energético; del transporte, y de la industria.
¦bull;Durante este periodo el crecimiento de la población mundial ha sido de más del 79%.
Como afirma el experto en la materia Patrick Nollet, se hace necesario frenar el crecimiento de la concentración de CO2 y reducir las emisiones, por lo que el primer objetivo de la Unión Europea ha de ser fijar las políticas globales en torno a este tema.
El primer paso, ralentizar las emisiones que generan el efecto invernadero, se encuentra con el problema de que hay países que se comprometen a ello y otros que no lo hacen.
Los países desarrollados, que son los que emiten este tipo de gases, están enmarcados mayoritariamente en el Protocolo de Kioto, firmado en 1997. Sin embargo, la gran diversidad de opiniones hace que las posiciones sean en algunos casos absolutamente divergentes: Estados Unidos estima que para preservar el crecimiento económico y el estilo de vida americano será necesario esperar a la aparición de nuevas tecnologías que permitan construir un mundo sin carbono. En Europa, actualmente 27 países defienden la idea de establecer un marco de actuación conjunto. Japón opina que la eficacia energética se basa en políticas voluntarias. Rusia espera obtener un beneficio financiero gracias a sus reservas de fósiles. China cuestiona si la medida de reducción de gases puede obstaculizar su desarrollo económico. India considera que es un problema exclusivo de los países desarrollados.
La situación actual pone de manifiesto que es necesario definir un marco de actuación, impuestos, reglamentación, permisos de emisión y toda una serie de factores que favorezcan el desarrollo de nuevas tecnologías y cambios en el comportamiento de los consumidores que impliquen un modo de proceder ágil, rápido y eficaz.
Es imprescindible admitir que los cambios se deben realizar en todos los ámbitos: en los procesos de producción, en los productos y en los modos de consumo y de vida.
Existen sectores tecnológicos cruciales, como la producción de electricidad sin CO2, el desarrollo de energías limpias o renovables, el desarrollo y creación de nuevos modos de movilidad de mercancías, nuevas formas de transporte, captación y almacenaje de CO2, retención de energía o electricidad, nuevas prácticas agrícolas y forestales, así como la supresión de cualquier tipo de deforestación. En el ámbito financiero la repercusión de la aplicación de estas nuevas políticas de producción de energía es clave.
El Informe Stern pone de manifiesto que la necesidad de acometer acciones contundentes para lograr la reducción de emisiones puede suponer una pérdida económica del 1% sobre el desarrollo mundial hacia el año 2050. Asimismo el informe subraya que la ausencia de una política global puede suponer una pérdida económica de entre el 5% y el 20%, sin contar con las consecuencias nefastas sobre la ecología a nivel mundial, inundaciones, periodos de sequía, migraciones masivas de personas y otras catástrofes.
La conclusión es obvia: la aplicación de políticas firmes para frenar el cambio climático es inaplazable e ineludible.
Tatiana Díez Lobo
Directiva de Primal Management Solutions