El valor de la materia prima
Mariscos y platos renovados en El Puerto de Pozuelo.
La escasez de buena materia prima es una de las grandes rémoras a la que se enfrenta la gastronomía. Por eso se agradece que existan restauradores y cocineros que pongan todo el interés en proveerse del mejor producto, algo que siempre reconoce el cliente a pesar de que suponga un encarecimiento en la factura. Esta es la filosofía inicial de El Puerto de Pozuelo (Mónaco, 1. Pozuelo de Alarcón. Tel.: 91 352 36 93), que cumple ahora un año en una de las zonas más expansivas de los alrededores de Madrid, la avenida de Europa (para celebrarlo, este mes obsequian a los comensales con una copa de champán Taittinger de aperitivo).
Su nombre no deja lugar a dudas: pescados y mariscos traídos directamente de las lonjas gallegas o de Mercamadrid, conviven en una carta de reminiscencias marinas, presente en los arroces y calderetas, las ensaladas, los entrantes o, claro, los pescados salvajes. Si gusta el marisco, es un verdadero festín de ostras grandes y carnosas, de percebes del tamaño de un pulgar, de fresquísimos camarones, almejas, coquinas, navajas, gambas blancas y rojas, productos expuestos en una lujuriosa vitrina, y que pueden adquirirse para llevar a casa.
El cocinero, Carlos Valenti -que acaba de llevarse el segundo premio del certamen de pinchos de Valladolid- se basa en el resto de sus platos en una cocina tradicional puesta al día, con ciertos toques personales, como sucede con los raviolis rellenos de cigala con menta y jengibre, ensalada de algas y consomé, yodados y refrescantes; o en el bacalao sobre crema de sopa de ajo (se echa en falta más finura y un punto de cocción menor del pescado). Entre los más logrados, el jugoso cochinillo asado de doble costra crujiente (por arriba y por abajo; una curiosa forma de preparación). Con los postres, por ejemplo, una agradable piña a la plancha. Carta de vinos suficiente, con etiquetas clásicas y actuales. Precio medio: 50 euros (sin marisco).