Calentar la silla, primer enemigo de la productividad
La gestión de recursos humanos, el modelo de crecimiento de la economía y el alto número de contratos temporales lastran la competitividad española.
No se obtienen mejores resultados por permanecer más tiempo en la empresa. Se trata, según el presidente de MRW, Francisco Martín Frías, de que en el tiempo acotado se ofrezca a la empresa lo mejor de uno mismo. 'Porque otras empresas de la competencia también trabajan, y hay que estar a la altura'. La productividad es una asignatura todavía pendiente de aprobar, donde España obtiene una nota deficiente.
Los últimos datos, según un informe publicado el pasado lunes por la Comisión Europea, sitúan a España entre los países menos productivos y competitivos de la Unión Europea, sólo por delante de Italia y Portugal, y con un crecimiento del 0,8% en 2006, muy por debajo de la media, del 1,5%. Estas cifras fueron analizadas en el II Congreso Nacional para Racionalizar los Horarios Españoles, celebrado esta semana en Madrid.
Según Javier Morillas, catedrático de Económicas en la Universidad San Pablo-CEU, 'el dato es preocupante y merece una reflexión, sobre todo si queremos ganar aunque sean unas centésimas'. Y añadió que para favorecer la productividad hay que mejorar la calidad de vida de los empleados y disponer de productos más competitivos. 'Todo esto pasa por la reducción de las dilatadas jornadas de trabajo que tenemos', afirmó Morillas.
El concepto de productividad no es entendido de la misma forma por unos que por otros. 'Los trabajadores lo asocian con la implantación de sistemas, de ritmos e incluso con los despidos', afirmó Julio Salazar, secretario general del sindicato USO. En cambio, los empresarios, sobre todo los de las pequeñas y medianas empresas, asocian este término con los horarios, 'con la medición permanente del tiempo, con el control'. En su opinión, la productividad siempre es motivo de controversia. 'Es necesario superar este concepto tabú, realizar cambios en relación con la calidad del trabajo, lo que influirá en la productividad de las empresas'.
Porque, según Salazar, es importante 'optimizar los recursos disponibles y los trabajadores no pueden ser un elemento más, sino que han de formar parte de manera integral del futuro de las compañías'. Apuesta por la necesidad de implantar horarios racionales, 'ya que España es el país europeo con mayor número de horas dedicadas al trabajo'. Y añade que 'se ha demostrado que las jornadas reducidas tienen un mayor impacto en la productividad'. Para Salazar, la ecuación es simple: 'No hay que dedicarle más tiempo al trabajo, sino ser más eficaces en la jornada laboral'.
Más pastel
En lo que coinciden la mayoría de los expertos es en la vinculación del factor humano al rendimiento de las empresas. Y sobre este asunto abundó la consultora Pilar Gómez-Acebo, quien destacó el cambio que se está produciendo en el sector empresarial en España. 'Partimos de una economía de productos y servicios, basada en el reparto de una tarta y en la gestión de los tangibles, y vamos hacia una economía expansiva, de ampliación del diámetro del pastel, en sectores que hace diez años no existían. Por tanto, la economía se basa ahora en las relaciones y en la gestión de intangibles'.
Revisar las políticas de recursos humanos es una estrategia que deben adoptar las empresas. Así lo aseguró la presidenta de la Asociación Mujer, Familia y Trabajo, Gloria Juste, quien recordó que no hay que despreciar que, hoy día, en las entrevistas de trabajo se habla de tiempo. 'Es importante cambiar la forma y la organización de la compañía, impulsar la flexibilidad de horarios y definir cada puesto de trabajo', matizó Juste.
Lo cierto es que los datos son demoledores. España tiene poco PIB para tantas horas de trabajo. Es el único país desarrollado, junto a Italia, en el que el cociente entre el PIB y la hora trabajada fue menor en el año 2005 que en 2000. ¿Por qué no se le está prestando atención a una cifra tan alarmante? Para Anna Laborda, profesora del departamento de Economía de Esade, la razón es simple: el crecimiento sostenido de la economía durante los últimos años 'es una venda en los ojos que no deja ver la situación real'. Muchos expertos aseguran que la razón de la baja productividad española son las maratonianas jornadas de trabajo y los horarios irracionales, pero no es la única.
Laborda advierte que de las tres causas, ésa es precisamente la menos importante. 'No voy a decir que una buena gestión del tiempo no mejoraría la productividad, pero no lo haría de manera espectacular, porque no es la raíz del problema'. Según su análisis, la primera razón de la baja productividad es el modelo de crecimiento de la economía y la segunda, el alto porcentaje de los contratos temporales.
Por su parte, Emiliano Duch, de la consultora Competitiveness, coincide con el análisis de Laborda. 'Si creces a un ritmo de entre el 3% y el 4%, da la sensación de que el país va bien, pero no es verdad'. La economía española crece gracias a sectores de baja productividad como la construcción y servicios, que funcionan con mano de obra barata. La situación tiene, además, otro efecto secundario: la fuga de talento. 'Formamos personal muy cualificado que después no encuentra puestos de trabajo en los que desarrollar su talento, simplemente porque nuestro modelo económico no los genera', explica Laborda. En las capas medias de formación, los empleados acaban trabajando en empleos para los que están sobrecualificados, mientras que los directivos recurren con frecuencia a las multinacionales o a la emigración.
Hay unanimidad a la hora de señalar la solución al problema: un cambio en el modelo económico. En la receta de Duch, talento e innovación se alían para crear productos y servicios de valor añadido por los que el mercado quiera pagar más. 'Los empresarios españoles deberían asumir que produciendo no podemos competir'. Recurre a la industria de la telefonía móvil para explicar a qué se refiere: 'Los móviles se van a hacer todos en China, con eso no podemos competir, pero en el fondo es igual, porque el margen que queda después de la fabricación es poquísimo, lo importante es que la operadora y los servicios que proporciona sean europeos'.
El mismo esquema se puede trasladar a la industria del automóvil, 'su producción ya no está en manos de los europeos, pero sí las carreteras, que es de donde saldrán los servicios del futuro'. Duch considera que algo que ha obstaculizado mucho el crecimiento es no haber creado aún un mercado común europeo para servicios, de la misma manera que se ha hecho en productos. 'No tiene sentido que una empresa pueda vender los ascensores que fabrica en toda Europa pero que no pueda arreglarlos'.
¿Cuánto puedes producir?
Hasta ahora se han gestionado las consecuencias; en este momento es necesario centrarse en las causas. Lo explicó la consultora y presidenta de honor de Fedepe (Federación Española de Mujeres Directivas, Ejecutivas, Profesionales y Empresarias), Pilar Gómez Acebo, para quien es muy importante 'aprender a gestionar la diferencia'. Porque, en su opinión, la gestión por objetivos es nociva, 'ya que genera desconfianza y tensión'.Este método, según Gómez Acebo, es criticado también 'por el banquero más importante de este país, el que más factura y el que más sucursales abre'. Según añadió: 'No se le puede pedir el mismo rendimiento a dos personas distintas'. Unos tienen unas habilidades para conseguir unos objetivos y otros tendrán otras. 'Por tanto, es más honesto preguntarle a una persona cuánto puede conseguir'.Es ahí donde radica la clave de la gestión moderna de las empresas: en la diferencia. 'Cuando estás pidiendo a una persona que ofrezca el máximo de lo que puede dar, estás transmitiendo una serie de valores'. Entre ellos, la confianza, que es lo que generará una mayor productividad en las compañías españolas.
"La clave está en la confianza"
Conciliar no significa trabajar menos. Así lo cree la presidenta de IBM, Amparo Moraleda, quien explicó, durante el II Congreso Nacional para Racionalizar los Horarios Españoles, sus ideas sobre este tema. 'No hay que valorar el tiempo que se pasa en el trabajo como un fin en sí mismo, sino como un medio para alcanzar objetivos'.Según Moraleda, para que la conciliación en el trabajo sea efectiva es necesario un 'cambio de mentalidad de empleadores y de empleados', ya que se trata de una relación laboral diferente en la que 'el contrato pasa a ser una relación de confianza'. Para entablar esa nueva relación, prosiguió la ejecutiva, se requieren 'profesionales más maduros; los directores deben asumir que sus trabajadores están haciendo su trabajo y los empleados deben ser capaces de hacer su trabajo sin la vigilancia constante' de los superiores.Es el camino para la implantación del teletrabajo, según Moraleda, 'porque sólo así se podrán aprovechar las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías de la información para, por primera vez, desvincular la actividad profesional del puesto de trabajo'.