Monetarios que arriesgan
El aumento de exposición a renta fija privada ha elevado la volatilidad de estos productos.
Las fuertes turbulencias vividas por los mercados durante este verano han tenido un fuerte impacto en el mercado doméstico de fondos de inversión, tanto en términos de comportamiento como de flujos de dinero. Uno de los más destacados en el segundo apartado han sido las apreciables ventas logradas por fondos de inversión monetarios tradicionales. Los reembolsos provinieron de fondos de renta variable y fondos mixtos sobre todo, traspasándose parte del dinero obtenido hacia la seguridad proporcionada por fondos que invierten principalmente en activos del mercado monetario y a los que se les supone estabilidad a prueba de bombas.
Sin embargo, esa supuesta estabilidad ha sido puesta a prueba en los dos últimos meses y no todos los fondos la han superado de manera satisfactoria. No nos referimos a aquellos fondos que se definen como monetarios o fondos de dinero y que podrían asimilarse a los extintos Fiamm. El concepto general de fondo de dinero es aquel que invierte en activos del mercado monetario y que se caracteriza por una cartera dominada por repos, letras del tesoro o por deuda con vencimientos cortos y, por tanto, nada o poco expuesta a los vaivenes de los movimientos de los mercados y de los tipos de interés en particular.
La realidad de los últimos tiempos es que los fondos que se definen como monetarios tienen de hecho una gran libertad de inversión, lo que unido a los bajos tipos de interés de los últimos años, ha llevado a no pocos gestores a diversificar sus carteras hacia otros tipos de activos en su búsqueda por un poco de rentabilidad extra. Esta diversificación se ha concretado de varias maneras, que pasan por el aumento de la exposición a renta fija privada, como los pagarés de empresa, el alargamiento de los vencimientos y duraciones medias de la cartera de deuda o incluso la compra marginal de otros instrumentos financieros como fondos o titulaciones, algunas de ellas ligadas al sector hipotecario.
El principal resultado es que el comportamiento esperado de un fondo de dinero tradicional, que gráficamente se expresa por una línea continua, sin dientes de sierra ni oscilaciones, ligeramente ascendente, en ocasiones no se ha cumplido. Desde un punto de vista numérico, la rentabilidad media mensual de todos los fondos registrados a la venta en España, pertenecientes a la categoría Lipper Mercado Monetario Euro, había venido situándose alrededor del 0,25% en los últimos meses. Estas rentabilidades medias mensuales habían venido aumentando al calor de las subidas de tipos de interés, desde los niveles mínimos del orden del 0,14% alcanzados a finales del año 2005 y principios del 2006, cuando los tipos se encontraban en niveles históricamente bajos.
Sin embargo, en el pasado mes de agosto de manera brusca esa rentabilidad media descendió hasta el 0,15%. Muchos se preguntarán como es esto posible en unos fondos a los que se les supone una rentabilidad constante y estable independientemente de las turbulencias en los mercados de crédito o de renta variable. La respuesta es que un buen número de fondos, en diferentes grados, se quedaron lejos de sus rentabilidades esperadas cuando no incurrieron en alguna ligera pérdida.
El análisis de las carteras de estos fondos pone de manifiesto como la deuda corporativa ha adquirido un peso elevado, no pocas veces con alguna exposición al negocio hipotecario. Si bien la deuda se caracteriza por su alta calidad crediticia y vencimientos cortos, en situaciones de mercado como las vividas, no se libran de sufrir bajadas temporales de su valor. No estamos diciendo en ningún caso que estos fondos puedan sufrir pérdidas serias pero para muchos inversores es una sorpresa ciertamente desagradable que afecta sus objetivos de inversión, ya que es comercializado como un producto conservador y de muy bajo riesgo. En realidad es un producto cuyo uso habitual es el de contribuir a la parte de liquidez de la cartera de inversión y del que se espera una rentabilidad segura y conocida o bien es usado como refugio o puente mientras se toman nuevas decisiones de inversión.
Una de las principales conclusiones que el inversor puede extraer a la vista de todo esto es que, a la hora de seleccionar un buen fondo monetario tradicional, no sólo hemos de fijarnos en su nivel de comisiones. La cosa se complica un poco y será conveniente mirar también su comportamiento durante el último par de meses y su última cartera disponible. Concretamente, buscaremos rentabilidades constantes no inferiores al 0,20% mensual y carteras llenas de deuda del estado a muy corto plazo.