Rumbo hacia el norte
Con motivo del Año Polar Internacional, el expreso costero de Hurtigruten, que recorre la costa noruega hasta el Polo Norte, estará acompañado con expediciones a las lejanas Svalbard y Groenlandia
En 1893, el navío Fram, de la empresa noruega Hurtigruten, iniciaba su primer viaje al Polo Norte. A bordo de aquel antiguo buque, Fridtjof Nansen cruzó por vez primera el océano Glaciar, y luego Amundsen viajaría en dirección opuesta hasta la Antártida, para alcanzar el Polo Sur. Hurtigruten cotiza en la Bolsa de Oslo (mueve unos 430 millones de euros al año), cuenta con 3.400 empleados y sus numerosos barcos de exploración la convierten ahora en líder dentro del sector.
Hurtigruten gestiona la línea llamada Expreso del Litoral (la cubren, en realidad, varios navíos), en un periplo calificado por Lonely Planet como el 'viaje en barco más hermoso del mundo'. Desde luego, es uno de los más hermosos viajes posibles. El barco postal sale de Bergen y tarda once días en ir hasta Kirkenes y regresar, atravesando el círculo polar ártico. En cada trayecto se realizan 34 paradas que permiten a los pasajeros breves excursiones. Por ejemplo, a las islas Lofoten, donde se pueden visitar yacimientos y poblados vikingos, aldeas de pescadores o las increíbles catedrales de bacalao puesto a secar en Svolvaer, uno de los enclaves más deslumbrantes y coloristas de aquellas latitudes boreales.
Con motivo del Año Polar Internacional, los barcos de Hurtigruten van a viajar durante este verano al archipiélago de Svalbard, una comunidad apartada, a poniente del litoral noruego, una última frontera. Puede que algún vikingo madrugador o algún ruso pionero y anónimo pisaran las Svalbard (costa fría, eso significa), pero el descubrimiento oficial se le atribuye al holandés Willem Barents, quien topó con las islas en 1596, cuando navegaba hacia Indonesia en busca de especias. Perdidas y salvajes, tardaron muchos años estas islas en ser reclamadas por algún gobierno; Noruega se hizo cargo de su administración en 1925.
El viajero puede avistar colonias de aves árticas, ballenas, morsas, zorros y hasta osos polares
Hoy día, la población no pasa de 3.000 habitantes. La isla más grande del archipiélago es Spitsbergen (significa picos de sierra), cuya capital es la aldea de Longyearsbyen. De sus muelles es de donde parte el MS Nordstjernen (estrella del norte), de Hurtigruten, para explorar la costa noroeste y llegar hasta Ny Alesund, la aldea habitada más septentrional del mundo. Entre tanto, a bordo de este barco, que reproduce la atmósfera y el encanto de los antiguos paquebotes, el viajero puede avistar colonias de aves árticas, diversas especies de ballenas, morsas, zorros árticos, el pequeño reno de Svalbard y hasta algún que otro oso polar.
Otra aventura fascinante es la que brinda el nuevo MS Fram, construido esta misma primavera en astilleros italianos y que hará los primeros cruceros de exploración a Groenlandia. Diseñado al igual que su homónimo del siglo XIX para adentrarse en el hielo, permitirá a sus pasajeros contemplar los más impresionantes glaciares, montañas afiladas, bloques de hielos azules y fiordos recoletos, donde algunos inuit asentaron sus primeras aldeas.
A la magia de la geografía boreal se suma la luz: unos días inciertos que no se terminan, que invaden los dominios de la noche con un tenue fulgor anaranjado primero, luego grisáceo, mientras el sol, sin esconderse nunca, se desliza simplemente por la raya del horizonte.