El precio de un error en Competencia
Schneider reclama 1.600 millones a la CE por prohibirle una fusión
La Comisión Europea había salido hasta ahora indemne de sus errores de apreciación o procedimiento en los casos de Competencia. Pero esta semana se enfrenta, por primera vez en su historia, a una multimillonaria reclamación judicial de daños y perjuicios por haber prohibido sin motivos una fusión empresarial. Bruselas espera en vilo la sentencia, que se dictará el próximo miércoles en Luxemburgo.
Si la CE pierde, lo cual parece improbable según los expertos, se abrirá la espita de desahogo económico para las empresas que se sientan maltratadas por el departamento de la comisaria Neelie Kroes. Pero incluso si gana, la dirección general de Competencia de la CE habrá recibido el aviso de que errar es humano, pero algunos errores se pueden pagar muy caros.
En esta primera prueba de fuego, las cifras superan ya con creces las multas más cuantiosas impuestas por Competencia, cuyo récord soporta Microsoft con 497 millones de euros. La compañía francesa de componentes eléctricos Schneider aspira a sacar el triple cuando los jueces comunitarios resuelvan su recurso contra la decisión de Bruselas de prohibirle equivocadamente la fusión con su rival Legrand.
Schneider pide 1.663 millones de euros de indemnización y un 4% de intereses anuales sobre esa cantidad desde 2002. Fue entonces cuando el Tribunal europeo anuló la decisión de Bruselas por 'errores manifiestos, omisiones y contradicciones en el razonamiento económico'.
La demoledora sentencia animó a los abogados de Schneider a intentar lo que nadie ha logrado hasta ahora: que Competencia resarza a las empresas perjudicadas por una decisión fallida. Las compañías suelen conformarse con la anulación del acto administrativo porque, según los especialistas en derecho comunitario, habría que demostrar una voluntad manifiesta de hacer daño por parte de los funcionarios comunitarios para poder cobrar una indemnización.
Pero la creciente receptividad del Tribunal de Primera Instancia de la UE a sus argumentos ha llevado a las empresas a plantar cara a la otrora omnipotente autoridad de Competencia. En 2002, los jueces anularon de manera casi consecutiva el veto de la Comisión a otras tantas fusiones empresariales, entre ellas, la de Schneider-Legrand.
Los casos podían haber terminado ahí. Pero las empresas no se conformaron con la humillante derrota de una Comisión que se vio obligada a reformar en profundidad su política de control de fusiones.
Una de las compañías perjudicadas, el touroperador Airtours (que vio frustrada su fusión con FirstChoice) litigó para intentar sacar a la CE millón y medio de libras esterlinas como compensación por las costas del juicio. El Tribunal dejó la factura medio millón de libras (unos 750.000 euros).
Schneider fue más lejos, porque asegura que sufrió grandes pérdidas como consecuencia del proceso de integración de Legrand y su forzada venta posterior. 'Pura fantasía', se desmarca la Comisión. Los jueces decidirán si el ejercicio de imaginación lo paga el presupuesto comunitario o no.
'Las indemnizaciones no garantizan el rigor'
Bruselas ha prohibido 20 fusiones y, según los jueces comunitarios que pueden revisar sus decisiones, sólo ha cometido tres flagrantes errores. Algunas de las empresas afectadas creen que la CE debe pagar por ello. Pero el Tribunal de Justicia, señala el abogado Álvaro Ramos, del despacho Howrey, 'sólo reconoce la responsabilidad contractual de la CE en casos extremos'.Ramos cree que esa prudencia es oportuna porque el presupuesto de la CE procede del contribuyente europeo, que en definitiva sería el pagano de los daños y perjuicios percibidos por las empresas. Este abogado añade que la generalización de un sistema de indemnizaciones 'no garantiza el rigor de la CE ni la haría más rigurosa. Sólo contribuiría a que fuera incapaz de actuar'.