ABN Amro: tan sólo el principio
La formación de un consorcio de bancos, integrado por Royal Bank of Scotland (RBS), Fortis y Santander, en la batalla por adquirir el banco holandés ABN Amro, sugiere que hay alarmas que pueden saltar por los aires para toda la banca europea y mundial. También para sus trabajadores. Por otra parte, la aplicación a la economía europea de principios de actuación procedentes de EE UU, respecto a la búsqueda del máximo beneficio en el mínimo plazo, también exige una reflexión.
En primer lugar, hay que subrayar el hecho de que, con la aparición de consorcios (integrados por entidades que unen distintos intereses en el banco en cuestión), ningún banco o empresa puede estar tranquilo de no ser atacado, adquirido y desmenuzado a gusto y provecho de otros que se ponen de acuerdo en aquellas partes que interesan a cada uno y que, de cuadrarles, pueden llevar a cabo una operación como la que vivimos con el banco holandés.
En segundo lugar, cabe destacar el futuro de las partes segregadas del ABN Amro y el impacto de este reparto entre la plantilla. Al inicio de la oferta de fusión del británico Barclays, este banco señaló la pérdida de 22.000 empleos. El consorcio mencionado ha dicho que el impacto en reducción de empleo de su propuesta sería inferior en unos 5.000 trabajadores al citado por Barclays. Con nuestra experiencia española, estimamos preciso aumentar la pérdida de empleos que sugería la oferta de Barclays.
Si en España hemos vivido un proceso de fusiones que ha conllevado una caída de empleo en el sector del 31,708% desde 1985 hasta 2005, según el informe anual de la Asociación Española de Banca, no es de extrañar que en un ámbito mundial como en el que ahora se juega la reducción pueda alcanzar cifras enormes. Por lo tanto, si alguien piensa que estas megaoperaciones bancarias le pillan de lejos y que no van con nosotros está muy equivocado. Ningún banco español está fuera de un selectivo circuito internacional de consorcios de intereses del que la operación ABN Amro es tan sólo el principio.
En tercer lugar, hay que constatar los vientos estadounidenses sobre la economía europea y el fenómeno del beneficio máximo en el mínimo plazo. Y también se confirman cifras y datos de los directivos de las empresas, que son síntomas inequívocos de hacia dónde se dirigen los beneficios empresariales. Una nueva fórmula del capitalismo que nos ha tocado vivir y de la que conviene conocer sus señas de identidad y los males que conlleva.
En el caso de ABN, supone que los bancos del consorcio toman la parte más rentable para sus intereses, reduciendo al mínimo los gastos, empleando para ello la organización que cada uno de ellos posee. En román paladino: coger el negocio de ABN Amro en Holanda, Bélgica, Italia, Brasil, Estados Unidos, etcétera, con reducción drástica tanto de trabajadores como otros costes, en busca del máximo beneficio económico y político (de ampliación de mercados y estructura de cara al futuro). Si nos fijamos, estos procesos se han llevado a cabo en España por parte de Santander y BBVA, Sabadell o Barclays. Se salvaron con prejubilaciones. Pero ante este nuevo fenómeno, ¿despidos a la carta? UGT dice no.
Otro signo de esta forma de actuar es la desigualdad existente entre los elevadísimos salarios y fondos de pensiones de los ejecutivos del más alto nivel y el estancamiento, o retroceso real, de los salarios de las capas intermedias de todos los colectivos asalariados. Como dijo recientemente en El País Antón Costas, catedrático de Política Económica de la Universidad de Barcelona, 'esta descompensación explica la espectacular pérdida del peso de los salarios en la renta nacional en el último cuarto de siglo. Pero la desigualdad presenta también otras formas que tienen un impacto decisivo en la vida cotidiana de las personas, en su autoestima y en la posibilidad de planificar el futuro de sus vidas. Una de ellas es el fin del trabajo para toda la vida y la aparición de formas de trabajo de corta duración e inestables, incluyendo el empleo temporal y el trabajo autónomo'.
Como sigue la misma fuente, 'el troceamiento de empresas es un fenómeno muy utilizado en EE UU en busca de las elevadas rentabilidades a corto plazo, del orden del 25%, y va de la mano de instrumentos del nuevo capitalismo americano como los hedge funds y el private equity, y produjo en aquel país un fuerte impulso empresarial acompañado de una enorme brecha de desigualdades económicas, una inestabilidad laboral creciente y una influencia perturbadora en la política'.
María Luisa Torronteras Pérez. Secretaria sectorial de Banca FeS UGT