El capital riesgo se asoma a la Bolsa
Tampoco es que estar en Bolsa sea el súmmum de la transparencia', advierte el responsable de una firma de capital riesgo que opera en España. Para las sociedades de capital riesgo, la Bolsa es el desenlace más esperado para su inversión en las compañías en cuyo capital participan, pero no para ellas mismas. La información que requieren los organismos reguladores de los mercados puede obligar a las empresas de este sector a revelar la procedencia de sus fondos u otros datos que prefieren no mostrar. Sin embargo, en los últimos tiempos la impresión generalizada es que estas compañías van a animarse a ser también sociedades cotizadas.
Recientemente, el gigante de la inversión Blackstone ha comunicado su intención a la SEC de presentar una OPV a través de la cual prevé captar 4.000 millones de dólares. Blackstone pone en el mercado su brazo gestor y no su cartera de inversiones (valorada en 79.000 millones de dólares, según el folleto presentado al organismo regulador del mercado estadounidense). El consejero delegado de la empresa, Stephen Schwarzman, afirma que a pesar de ser una sociedad cotizada no se dejarán llevar por el impacto de los resultados a corto plazo. Esta última advertencia del señor Schwarzman está de más: los primeros años de actividad de un fondo gestionado por el capital riesgo no suele dar resultados positivos; estos se alcanzan, si acaso, pasados normalmente los tres, cuatro o cinco años.
Otra gran firma de inversión del sector del capital riesgo, la estadounidense Apollo, negocia con bancos de inversión como JPMorgan y Goldman Sachs la estrategia que ha de seguir para convertirse también en sociedad cotizada, según informó ayer la agencia Bloomberg, que no identifica las fuentes consultadas. Apollo, que no ha confirmado la noticia, ha invertido 16.000 millones de dólares en empresas en los últimos 17 años.
El gigante de la inversión Apollo negocia con JPMorgan y Goldman Sachs para preparar su salida a Bolsa
¿Por qué ahora las firmas de inversión optan por convertirse también en sociedades cotizadas? En realidad, por muchos debates que se abran sobre la transparencia y los códigos de buen gobierno, sólo existe una razón que explica este tipo de decisiones: las sociedades que se aventuran a salir a Bolsa lo hacen porque están convencidas de que el movimiento es un buen negocio.
Ahora es un buen momento para dar el paso. Las firmas de capital riesgo han logrado en los últimos dos años levantar fondos cercanos al medio billón de dólares, según cálculos de Bloomberg, lo que permitirá a estas sociedades realizar operaciones en los próximos cuatro años que pueden llegar a alterar el universo empresarial de cualquier país. La liquidez existente y los bajos tipos de interés facilitan, todavía, la captación de fondos para empresas interesadas en salir a Bolsa, y las grandes sociedades de capital riesgo gozan en la actualidad de la credibilidad del mercado en sus posibilidades de hacer negocio.
A esto se suma la exigencia pública general de mayor transparencia en los mercados. Las sociedades de capital riesgo pasan por ser empresas opacas y el ser firmas cotizadas restaría peso a esa impresión. Javier Loizaga, consejero de Mercapital -una de las primeras firmas de capital riesgo española- y presidente de la Asociación Europea de Capital Riesgo (Evca), se ha propuesto impulsar durante su mandato la exposición al público por parte del sector. 'La tendencia hacia más transparencia no tiene ya vuelta atrás y, de hecho, tiene más ventajas que inconvenientes', escribía Loizaga en un artículo de opinión publicado en Cinco Días en el año 2004; 'el sector tendrá que aprender a vivir en un mundo más transparente y encontrar un nivel idóneo de información para un público en general más formado e informado', añadía.
Otro factor, más bien subjetivo, influye también en la posible decisión de algunas sociedades de capital riesgo de salir a Bolsa. En realidad se trata de un factor cultural: 'En Estados Unidos hay muchos jubilados que invierten en el desarrollo de empresas más o menos de reciente creación, que quieren participar en el desarrollo empresarial del país', dice el responsable de una firma de capital riesgo española. Los fondos de pensiones son, de hecho, los mayores inversores de los fondos estadounidenses del capital riesgo. Pero para los inversores particulares sólo la salida a Bolsa de una firma de capital riesgo les permitiría participar directamente en esa aventura empresarial.
Dinamia, el único ejemplo español
Dinamia, sociedad de capital riesgo gestionada por Nmás1, es la única firma del sector española que cotiza en Bolsa (este año cumple una década como cotizada). De las cerca de 100 sociedades de capital riesgo que operan en España, sólo Dinamia y la británica 3i lo hacen. Dinamia empezó a cotizar en 1997 y el primer día cerró a un precio ligeramente superior a los 12 euros por acción. Ahora sus títulos se acercan a los 29 euros por acción.'Tenemos una cartera de sociedades que no cotizan en Bolsa, pero a través de nosotros los inversores interesados pueden participar en ellas', dice David Martín, directivo de Nmás1. 'Nuestro accionista valora, además de la transparencia, la política estable de dividendos que tenemos', añade Martín.Dinamia participa en el capital de empresas como la cadena de perfumerías Bodybell, los gimnasios Holmes Place, el grupo Segur Iberica, GAM o la cadena hotelera High Tech Hoteles. En opinión del directivo de la firma española 'no es descartable' que otras sociedades españolas de capital riesgo opten por salir a Bolsa. El mercado español ha puesto facilidades para ello. A finales del pasado año Bolsas y Mercados Españoles creó una plataforma, Mercado Alternativo Bursátil, ideado para la cotización de sociedades de capital riesgo. Por ahora ninguna firma española se ha animado, pero fuentes del sector apuntan que algunos bancos se han interesado en la posibilidad de sacar a cotizar en esta plataforma algunos de sus fondos.