Modernidad en Marketingvivo
Su afición por el teatro, desde que era un niño, le ha ayudado a forjar su carrera profesional. Sergio Rosemblat, nacido en Córdoba (Argentina) hace 47 años, es socio fundador de la empresa Marketingvivo, dedicada a la publicidad en vivo, 'que establece un diálogo real, un contacto directo con el consumidor allí donde trabaja, vive, compra o se entretiene'. Todo arrancó en Buenos Aires, cuando en 1989 se abrió el primer centro comercial argentino, y Rosemblat fue contratado como director teatral para realizar la apertura del establecimiento.
A partir de ahí comenzó su relación con la publicidad, 'sobre todo porque vimos que los clientes buscaban nuevas formas de comunicación, y fuimos un poco más allá y decidimos apostar por la publicidad en vivo'. Registró el concepto, y se puso a trabajar en ello. 'Básicamente se trata de lanzar mensajes publicitarios cuando hay público presente, de manera que sea el mismo público el que pueda modificarlo', señala este ejecutivo.
En 1999 decidió retirarse a vivir, pero un año más tarde y por culpa del 'corralito', que se llevó por delante los ahorros de la mayoría de los argentinos, se quedó sin recursos y tuvo que volver a trabajar. 'Empecé de nuevo, tenía una idea, pero no tenía capital', recuerda. Y conoció a un socio español, Juan Daniel Sever, con el que inició la aventura en España. 'Lo más atractivo de nuestro trabajo es la innovación y la relación tan director que tenemos con el cliente y con el público. Además, está comprobado que la publicidad y los canales tradicionales pierden eficacia desde que existe internet'. Asegura que el secreto está en mimar a los clientes, entre los que se encuentran Nokia, Ayuntamiento de Madrid, Coca-Cola y Renfe.
Ocupa una oficina de diseño próxima a la madrileña calle de Arturo Soria, en un antiguo garaje, poco convencional, con una moto en la entrada a modo de recibimiento. Para trabajar sólo necesita dos ordenadores, un PC y un Mac, porque si algo detesta este ejecutivo es tener papeles sobre su mesa. Es ordenado y fan de las nuevas tecnologías. En unas estanterías tiene algunos libros de teoría de comunicación y de teatro. Es licenciado en Psicología y técnico en estadística, aunque nunca llegó a ejercer ninguna de estas profesiones. También realizó un máster de posgrado sobre la organización en la era de internet.
A pesar de toda esta formación técnica, Rosemblat decidió dedicarse al mundo del espectáculo, más concretamente a la dirección de teatro, televisión y opera. A lo largo de su carrera, ha sido responsable de la dirección de más de 60 obras y espectáculos, así como de varios programas de televisión.
Antes de instalarse definitivamente y en diferentes ocasiones, viajó a España para participar en distintos proyectos teatrales. Entre ellos destacan la dirección multimedia de la ópera Lady Macbeth de Mstislav Rostropovich en el teatro Real, la realización de Láser y Candela para Antena 3, la dirección multimedia de Julio Bocca Boccarock y la dirección del espectáculo de títeres 13polvos.
En su despacho y en un lugar bien visible, se encuentra su saxo, 'cuando lo toco me olvido de todo, pero conozco a poco saxofonistas que sean tan malos como yo'. A Rosemblat le gustaría disponer en la oficina de una cocina más amplia de la que tiene, con el fin de practicar una afición que le encanta realizar con su equipo de colaboradores. 'Se trata de una ceremonia que deja el narcisismo a un lado, que genera un vínculo y favorece un entorno creativo', afirma. En su opinión, el nacimiento de las ideas parte de actividades lúdicas de este tipo. Se define un ejecutivo pésimo, aunque bastante exigente. A su favor, dice que es un buen formador de equipos, algo que le viene de su experiencia como director de teatro. 'Delego y sé supervisar, y me gusta que todos trabajemos lo menos posible'. Para conseguirlo distribuye el trabajo por tareas: se fija el contenido, se adjudica un responsable, un objetivo y una fecha de entrega. 'Tuve manías, pero los exilios me los quitaron'.
La mitad de la jornada, con sus títeres
La mitad de su jornada la pasa en su despacho y la otra mitad en una sala donde tiene un pequeño teatro de títeres. 'Son iguales que los actores, con la gran ventaja de que no molestan. Son una gran fuente de inspiración para mí'. Sin apenas luz y sobre un escenario se imagina situaciones que servirán para ponerle imaginación a las necesidades de sus clientes.Sergio Rosemblat trabaja de diez de la mañana hasta media tarde, a las seis de la tarde tiene que bañar su hijo pequeño. A pesar de esta pequeña concesión, asegura que le cuesta desconectar del trabajo. 'Cuando cocino estoy pensando en algún proyecto. Lo más importante es la calidad de los procesos'.Aunque reconoce que desconectar de las tareas profesionales debería ser una obligación laboral. En Marketingvivo no trabajan los fines de semana, 'con planificación y método se puede sacar todo adelante'. Entre sus aficiones se encuentra, como no podía ser de otra manera, el teatro, al que acude tres veces por semana.Y para no olvidarse de sus comienzos, siempre tiene a la vista una foto de él vestido de payaso.