AMD confía en que Bruselas ponga coto por fin al dominio de Intel
La Comisión Europea está investigando si el abrumador dominio del mercado de microchips por parte de Intel respeta las normas de competencia. Su principal rival, AMD, confía en que sus repetidas quejas ante las autoridades europeas pongan coto por fin a la omnipresencia de Intel.
AMD presentó su primera queja en Bruselas hace más de seis años. Pero el mercado husmea en las últimas semanas que el expediente comunitario sobre Intel se aproxima a un decisivo punto de inflexión. La dirección general de Competencia debería decidir próximamente si formaliza los cargos contra Intel o archiva definitivamente el caso.
Los especialistas del sector consultados vaticinan diferentes desenlaces en función de su cercanía a una de las dos empresas enfrentadas. Los partidarios del gigante Intel recuerdan que los mismos rumores han circulado repetidamente en los últimos años. Y quienes apoyan al david de los microchips subrayan que la CE siempre ha enviado un pliego de cargos contra las compañías a las que había sometido a un registro por sorpresa.
Esa correlación sitúa a Intel, cuyas sedes en Madrid, Milán, Múnich y Swindon fueron registradas en 2005 por funcionarios comunitarios, a punto de recibir un prolijo relatorio de cargos como el que en agosto de 2000 inició la pesadilla del caso Microsoft.
'La sombra de Microsoft pesa sobre el caso', reconocen fuentes del sector
Pero el escenario presenta algunas variantes que pueden frustrar la ofensiva comunitaria que tanto ansía AMD.
Por lo pronto, no siempre un registro se ha concretado en cargos contra las compañías, como recuerdan varios abogados especializados en competencia.
Y en segundo lugar, la CE sigue, si no traumatizada, al menos agobiada, por las implicaciones políticas, económicas y judiciales de un caso tan complejo como Microsoft.
Ocho años después de que recibiera la primera queja de Sun Microsystems, el expediente sigue abierto y, al margen de dos cuantiosas multas impuestas a la compañía de Bill Gates, lo único concreto que ha conseguido hasta ahora Bruselas es que Microsoft comercialice en la UE una versión de Windows sin el programa MediaPlayer. Versión, por cierto, en la que nadie parece estar interesado porque sólo se han vendido unos centenares.
'La sombra de Microsoft pesa sobre el caso de Intel', reconocen fuentes familiarizadas con el expediente de los microchips. 'La CE no dispone del personal necesario para enfrentarse al mismo tiempo a dos de las compañías más poderosas del planeta'.
La parte más sensible del enfrentamiento con la multinacional de Redmond, que atañe a la protección de la propiedad intelectual, podría clarificarse antes del verano, cuando dicte sentencia el Tribunal de primera instancia de la UE sobre el recurso de Microsoft contra la CE.
Ese fallo permitiría a la dirección general de Competencia concentrarse en nuevos expedientes. Pero deberá sopesar entonces si merece la pena un esfuerzo técnico y legal de la envergadura que demanda la cruzada de AMD contra Intel.
A diferencia del caso Microsoft, Bruselas no tiene ahora la presión de potentes grupos de opinión (organizados en torno a la comunidad del software libre) que retratan a Gates como un diabólico gran hermano. 'La calidad de la imagen de Intel supera con creces la de Microsoft', concede uno de los enemigos del Goliat del microchip. 'A pesar de vender un producto que la mayoría de la gente ni siquiera sabe cómo funciona o para qué sirve, se ha convertido en una de las cinco marcas más reconocidas del planeta'.
A favor de Intel juega también la continua caída de los precios de los microchips y el incesante aumento de su capacidad y velocidad.
La CE ha encontrado, además, una fórmula menos conflictiva para acosar a Intel. En lugar de enfrentares directamente con los abogados de la compañía, Bruselas ha iniciado varios procedimiento de infracción contra los países de la UE que, presuntamente, favorecen en su concursos públicos a la marca de Pentium y Centrino.
España figura entre los expedientados porque, según la CE, las administraciones públicas, en todos sus niveles, han realizados concursos de adjudicación para la compra de material informático en los que las especificaciones colocaban a Intel como inevitable ganador. La estrategia más habitual, también utilizada en Francia, Alemania, Italia, Holanda, Suecia y Finlandia, es exigir alguna característica determinada que, aunque no suponga ninguna ventaja especial para el usuario, garantice que Intel la cumple mejor que AMD.
Los expedientes abiertos pueden terminar ante el Tribunal europeo. Y podrían ser un camino para acotar el poder de mercado de Intel. Pero no es, probablemente, el que le gustaría AMD que desea un escarmiento similar al de Microsoft. O más duro, si es posible.
Los rivales de Intel han ido desapareciendo uno tras otro
¦bull; Bruselas, como ya le ocurriera con el enfrentamiento entre Microsoft y Sun Microsystems, se encuentra de nuevo en la difícil tesitura de intervenir en un mercado que dominan dos empresas estadounidenses.¦bull; Esta vez se trata de los microprocesadores, un mercado valorado en más de 30.000 millones de euros y en el que Intel copa un 80% de la facturación. AMD, lleva años sin conseguir superar una invisible barrera del 20%.¦bull; La feroz competencia del sector ha ido eliminando competidores hasta el punto de que ya sólo AMD consigue resistir con cierto vigor.¦bull; Cuando AMD pidió amparo en Bruselas hace más de seis años todavía había otros cinco fabricantes de chips. El año pasado se rindió el último superviviente, Via Technologics.
La temible pinza que deja a AMD 'outside'
La omnipresencia de la pegatina Intel inside en las carcasas de los ordenadores sólo es comparable a la de Windows cuando se enciende la pantalla. Si el sistema operativo de Microsoft controla nueve de cada 10 discos duros, el microprocesador de Intel marca el paso de más del 80%. El dominio de la compañía que preside Paul S. Otellini se ha mantenido casi intacto durante años, indiferente a la calidad de los productos que sus rivales colocaban en el mercado.La fortaleza de Intel se debe, según sus partidarios, a su innovación en las técnicas comerciales y su incomparable capacidad para convertir los microchips Pentium o Centrino en marcas familiares. Esto último quizá también tiene que ver con la habilidad para elegir nombres adecuados. Su rival AMD está a punto de comercializar un chip con el impronunciable nombre de Rev G.Los rivales de Intel, en cualquier caso, creen que sus prácticas violan la legalidad porque es una compañía con un dominio aplastante del mercado.Esas fuentes acusan a Intel de imponer a los fabricantes de ordenadores un baremo de precios en función del número de unidades de microchips que adquieran. Y de negociar al mismo tiempo con las grandes cadenas de distribución para que exijan a sus proveedores de material informático la pegatina de Intel.La doble pinza, denuncian en el sector, permite a Intel regular la demanda y castigar con subidas de precios a los fabricantes que en sus compras de microchips cometan una infidelidad con el gigante superior al 20 o 30% de sus necesidades. 'Intel ha invertido la lógica del mercado', se desesperan esas mismas fuentes, 'y no sólo manipula a sus clientes, sino también a los clientes de sus clientes'.Pero la táctica empieza a encontrar resistencia. En Alemania, por ejemplo, las organizaciones de consumidores han presentado una queja ante las autoridades de competencia por la presencia exclusiva en los supermercados MediaMarkt de ordenadores con procesador Intel.