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Columna
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La economía española en 2007

Las previsiones contenidas en la última actualización del Plan de Convergencia sitúan el avance real del PIB en el 3,4%, menor que el 3,8% de 2006, pero capaz de mantener el aumento del empleo y la reducción de la tasa de paro. De nuevo, el crecimiento superará a la media de la UE (2,4%) y permitirá acortar la brecha en renta per cápita. A su vez, la UE tendrá una tasa de crecimiento menor que la media estimada para el conjunto del PIB mundial (excluyendo a la UE) cifrada en el 5,2%.

En el contexto de crecimiento mundial previsto y con disponibilidad de recursos ociosos -casi dos millones de parados registrados y un aumento del 6,3% en la formación bruta de capital fijo-, el crecimiento español de 2006 podría mantenerse y el PIB estar cerca del 4%. Las previsiones son más modestas por prudencia, que puede ayudar a controlar alguna variable de gasto, y por endurecimiento de las condiciones monetarias. El euro se apreciará, estando cerca de 1,3 dólares por euro, y los tipos de interés a corto y a largo plazo se situarán, según previsiones de la Comisión Europea, 0,6 y 0,2 puntos porcentuales por encima de los de 2006. La revalorización del euro reducirá la competitividad y el alza del coste del crédito contendrá la demanda interna (más pago por hipotecas, deducido del que va a consumo, y, quizá, mayor tasa de ahorro) y elevará los costes financieros de las empresas recortando la rentabilidad.

La incidencia de la política monetaria puede ser tolerable si hay crecimiento. Con alta tasa de utilización de la capacidad productiva mejora el coste unitario de producción, tanto la amortización del capital fijo como de la incidencia del coste laboral unitario, y hay más volumen de ventas al que aplicar ese margen.

El crecimiento superará de nuevo este año la media de la UE y permitirá acortar la brecha en renta per cápita

Conseguir esto requiere actuación continua de mejora en competitividad pues el impacto de los tipos de interés afecta doblemente: el crédito es más caro y el endeudamiento de las empresas es mayor. El apalancamiento en principio es positivo, porque a pesar del aumento del interés, el margen sobre activos totales es claramente superior, pero podría dejar de serlo si bajara el ritmo de actividad.

Los comentarios sobre el endeudamiento familiar y empresarial son cada vez más frecuentes. Sin embargo, conviene recordar que aun con el crecimiento de la deuda empresarial las empresas españolas tienen mayor capitalización que, por ejemplo, las de Alemania o Italia, según los informes del proyecto BACH de la Comisión, y la deuda familiar está, en su mayoría, soportada por activos reales bien instrumentados. Esto no obsta para mantener una actitud cuidadosa y preparar medidas de actuación compensatoria, caso de darse alguna situación crítica en el mercado de la vivienda.

La incertidumbre proviene del sector exterior, del precio del petróleo, de la evolución de la doble deuda americana y, a medio plazo, del envejecimiento de la población y los costes que incorporará al sistema de pensiones. Poco puede hacerse en el precio de la energía y en la situación americana, pero sí puede mejorarse la combinación de fuentes de energía utilizadas, desbloquear las moratorias de construcción de parques eólicos y optar por centrales nucleares seguras. Asimismo, el impacto será menos duro si se completan las medidas de reforma del sistema de pensiones aprobadas en junio de 2006, especialmente lo relativo a la prolongación de la vida laboral y el mayor equilibrio entre contribuciones y prestaciones del sistema.

Para evitar tensiones futuras conviene acabar con distorsiones remediables y evitar errores del pasado que se presentan bajo nombres nuevos. En las primeras está el tratamiento de la incapacidad temporal, pues el elevado absentismo deteriora la productividad, la calidad de la actividad productiva, la relación con los clientes, la solidez de las cuentas públicas y la red de solidaridad. La regulación de la huelga debe evitar situaciones extremas que perjudican enormemente a terceros ajenos al conflicto como las realizadas -impunemente- en momentos de aglomeración de viajeros. La fiscalidad sobre la producción debe estar en la media comunitaria y la regulación y sus costes de cumplimiento han de simplificarse.

Las panaceas de reducción de tiempo de trabajo sin mengua de ingresos, presentadas como conciliación laboral o personal, o la presunción de que las empresas pueden cambiar el mundo sin dejar de hacer lo suyo ni afectar a sus resultados, la petición de renta básica universal garantizada sin contrapartida alguna y temas afines tienden a infiltrarse en el mecanismo económico perjudicando la eficiencia en la asignación de recursos. Esto no obsta para mejorar horarios, dotarse de la flexibilidad compatible con la competitividad o para ayudar a quien no puede valerse por sí mismo.

Joaquín Trigo. Director ejecutivo de Fomento del Trabajo Nacional

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