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Tribuna
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Un nuevo año de decisiones difíciles

Coincidiendo con el final del ejercicio, pronto se empezarán a conocer las previsiones de los expertos para 2007. El autor reflexiona sobre la dirección que pueden tomar los informes estratégicos de la Bolsa, que en su opinión asumirán potenciales de revalorización prudentes, similares a los publicados para este año

Dentro de poco empezaremos a conocer las previsiones de las distintas casas de análisis para 2007. Todavía sin contar con esta información, parece que el sentir general es que 2007 va a ser un año de decisiones difíciles por lo que respecta al negocio de la gestión de activos financieros. ¿Por qué esta afirmación? Porque el contexto macroeconómico no ha experimentado grandes variaciones desde finales del pasado ejercicio, pero sí lo ha hecho -y al alza- el precio de los activos financieros, en particular por lo que respecta a la renta variable.

En resumidas cuentas, en 2006 estamos asistiendo, con sus más y sus menos, a un proceso alcista continuado de las cotizaciones en Bolsa, especialmente intenso desde el comienzo del verano, dirigido, a mi entender y al de personas más expertas, por la abundancia de liquidez, la falta de alternativas de inversión -si bien es cierto que la rentabilidad de los activos monetarios a muy corto plazo ha aumentado durante 2006 al calor del alza del euribor, el precio de la deuda a largo plazo sigue por las nubes-, la buena evolución y perspectivas de los beneficios empresariales y el aumento de la apetencia del inversor por el riesgo -descenso de la prima de riesgo-. Además de todo ello, durante este ciclo bursátil parece que las cotizaciones de las empresas no han capitalizado más que proporcionalmente los beneficios obtenidos/previstos, de tal manera que podríamos afirmar con una probabilidad moderadamente alta de no equivocarnos que, en términos relativos, las empresas no están caras, eso sí, con excepciones.

Pero si todo es tan bueno, ¿dónde está el riesgo? Una buena parte de los inversores profesionales, y la cautela es un rasgo de profesionalidad, mira con cierto recelo la velocidad del alza de los precios. Ello no significa nada más que genera mayor confianza y tranquilidad ir escalando poco a poco, por sólidos que sean los cimientos.

El hecho más palpable de esta situación es el criterio inversor que afecta a buena parte de las instituciones de inversión colectiva. Numerosos fondos de inversión y de pensiones, a mi modo de entender con buen criterio, redujeron posiciones de cara al verano… Pero es que la mayoría de ellos no han podido volver a tomar posiciones en un mercado que se escapa por momentos. ¿Qué situación puede ser más difícil que ésta? Por un lado, las revalorizaciones acumuladas durante los últimos ejercicios, por muy bueno que siga siendo el entorno macro, hacen de la prudencia una virtud. Por el otro, es ciertamente difícil mantenerse al margen de un mercado tremendamente alcista, con el aderezo de las operaciones corporativas como catalizador.

Más decisiones difíciles. ¿Qué ocurrirá el año que viene? Muchos de nosotros tenemos la sensación que los informes de estrategia de 2005 contenían implícita una nota de prudencia. De hecho, y a pesar de la bondad de los fundamentales, la revalorización media para la renta variable europea se estimaba en el 10%, cifra que coincide con la revalorización histórica de los activos de esta categoría y cifra que a medida que escalaba el precio del crudo -y la dureza del discurso de los bancos centrales, y no sólo del discurso- se ponía en entredicho. Pues bien, ¿qué predecirán los informes estratégicos de Bolsa para 2007? ¿Se extremará la prudencia valorativa? O por el contrario, ¿el buen momento de los mercados de renta variable se traducirá, vía mantenimiento/ajuste a la baja de la prima de riesgo de mercado y expectativas estables/mejores de crecimiento de los beneficios empresariales, en objetivos de índices superiores al 10% en Europa?

Yo abogo porque los informes estratégicos de Bolsa no asumirán potenciales de revalorización superiores a los publicados a finales de 2005. ¿Por qué? Precisamente porque, como decíamos, el contexto no ha cambiado tanto, y si bien es cierto que la revalorización de las cotizaciones ha sido importante, la valoración relativa de las empresas continúa presentando potencial, aunque con excepciones. Además, hoy por hoy, a futuro, no pintan bastos.

Bajo este supuesto, si los inversores institucionales siguen este razonamiento y suponen revalorizaciones promedio de los índices en Europa en torno al 10% para 2007, ¿cómo adaptarán su exposición a renta variable, si lo hacen? ¿Asumirán más riesgo antes de final de año o mantendrán/ reducirán las proporciones de inversión hasta que el ejercicio fiscal cierre, poniendo a salvo los pingües beneficios obtenidos para los partícipes en 2006? Y lo que es más importante, ¿qué riesgos serán capaces de asumir durante 2007? Como reza el título, será un año de decisiones difíciles.

Jesús Muela. Director del Área de Análisis y Corporate Finance de GVC SV

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