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La columna de Jack y Suzy Welch
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Las reuniones, un 'mal necesario'

El matrimonio Welch responde personalmente a sus cuestiones sobre el mundo económico y empresarial. Envíe sus preguntas a welch@cincodias.es.

Paso un 35% de mi tiempo asistiendo a reuniones obligatorias pero no siempre útiles. ¿Es excesivo? -Jonathan Stiffy, Washington.

Las reuniones son un mal necesario en los negocios, y hacemos especial hincapié en la palabra 'necesario'. Esas reuniones marcan el ritmo de la compañía, e incluso en un mundo tan conectado como éste, los empleados necesitan estar en el mismo lugar para revisar las mismas páginas al mismo tiempo. Sin embargo, el problema de demasiadas reuniones es que empiezan a parecer a un espectáculo en cámara lenta, en el que se muestran un millón de diapositivas de PowerPoint. Y por eso en muchas ocasiones la única persona que se siente a gusto en una reunión es aquella que la convoca. El resto se limita a murmurar su tedio, hasta que llega el momento de la siguiente reunión 'excitante'. Si usted es jefe hay una manera simple de arreglarlo. Deje de convertir las reuniones en foros para que los empleados muestren todo lo inteligentes que son. Elimine la letanía de diapositivas repletas de datos para mostrar toda la información que cabe en la punta de un alfiler. Y, en cambio, insista en reuniones donde se muestren sólo algunas diapositivas, todas ellas diseñadas para estimular un debate real y arrastrar a todos a que participen en el juego. Si usted no es el jefe, rompa el molde y convierta sus presentaciones en modelos de simplicidad y de claridad. Tal vez sorprenda a algunos, pero también conquistará a más gente La mayoría silenciosa se formula la misma pregunta que usted. Sus miembros quieren presentaciones que provoquen conversaciones, no que les pongan fin por medio del aturdimiento.

¿Está bien tener amistad con los subordinados? -Craig Roberts. Nueva York.

No hay nada de qué preocuparse, ciertamente. Por supuesto, usted no necesita ser amigo de sus subordinados, siempre y cuando comparta los mismos valores en materia de negocios. Pero si tienen una relación de amistad, debe sentirse contento. Trabajar con personas con las que simpatiza durante ocho o 10 horas por día sólo añade diversión.

Y después de decir esto, recuerde que la amistad entre el jefe y el subordinado vive o muere debido a una sola cosa: una sinceridad completa, constante. Por supuesto, la franqueza es imprescindible en cualquier relación de trabajo, pero es aún más necesaria cuando hay además un aspecto social. El hecho de que usted sienta simpatía por una persona no significa de manera automática que le agrade su trabajo.

Las evaluaciones de su ejercicio deben realizarse en un conjunto diferente y separado de conversaciones, al menos cuatro veces por año. Usted debe sentarse en esas ocasiones con su subordinado, dejar de lado las risas compartidas frente al asado del último fin de semana, y hablar acerca de lo que está por venir, y de lo que se ha conseguido hasta ahora.

Por supuesto, esas conversaciones francas requieren cierta capacidad para actuar en determinados compartimientos estancos. Pero cuando usted reconozca ese hecho y practique esa disciplina, con la confianza de que está siendo justo con todos, se encontrará en condiciones de disfrutar uno de los mayores beneficios del trabajo: estar rodeado de amigos.

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