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Tribuna
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El blanqueo y la inversión española

El desarrollo del comercio exterior dentro de un mercado cada vez más globalizado puede resultar un marco propicio para el blanqueo de dinero. La autora analiza los riesgos para las inversiones españolas, que, en su opinión, no deben fijarse tanto en la cuenta de resultados como en el potencial daño a la reputación de la empresa

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) estima el blanqueo de capitales en 1,5 billones de dólares anuales a nivel mundial. En tanto el Fondo Monetario Internacional (FMI) asume como regla aceptable que el 2% del PIB de todos los países corresponde al blanqueo de capitales. Naciones Unidas estima en cambio que 400 billones de dólares son blanqueados anualmente en el mundo y que el 50% de esta cifra procede del narcotráfico. El 80% del dinero blanqueado es atraído por Estados Unidos y Reino Unido por ser éstos los centros financieros más consolidados del mundo.

En el particular de Latinoamérica, el BID estima que las transacciones que involucran blanqueo de capitales constituyen entre el 2,5% y el 6,3% del PIB de la región, cifras principalmente provenientes del narcotráfico.

Ciertamente las cifras arriba citadas generan un gran impacto, sin embargo no existen aún metodologías de cálculo consensuadas pese al gran interés que existe en la cuantificación del problema. Y es que es realmente difícil debido a su naturaleza clandestina, como lo es cuantificar el efecto de la prevención. En consecuencia, habríamos de enfocarnos en el impacto conocido del blanqueo de capitales y lo que esto significa en las inversiones en y para España.

El comercio exterior ha facilitado y quizá justificado la existencia de centros financieros internacionales y la consecuente sofisticación de productos financieros. Este contexto expedita el intercambio de dinero, pero también incrementa los riesgos. Si al contexto anterior le sumamos que en algunos países existe corrupción dentro de los sectores político, militar, judicial y policial, delincuencia y evasión fiscal se puede concluir que el esquema es el blanco perfecto para esconder o blanquear dinero ilícito.

El blanqueo de capitales no se concentra únicamente en las entidades financieras, existen sistemas alternativos para la movilización de capitales que oscurecen el rastro documental. En este particular, el asunto de la inmigración representa grandes retos en la prevención del blanqueo de capitales en España. Asimismo, habría que examinar más las inversiones que facilitan el manejo intensivo de efectivo: centros de apuestas, hoteles, bares, restaurantes, compañías de transporte, gasolineras, pequeñas entidades de cambio y los ya conocidos bienes raíces.

Sin embargo, no se trata de satanizar al comercio exterior, sino de reconocer las carencias y los riesgos para las empresas nacionales. Y es que la gran mayoría de los países del mundo no han incluido en su regulación a los sectores no financieros y que están altamente expuestos al blanqueo. Los que lo han hecho, como España, se encuentran aún en el debate de cómo y por qué prevenir. Todo esto sin mencionar el vacío abismal existente entre la regulación y la supervisión.

El impacto del blanqueo de capitales se puede reflejar de distintas formas. El dinero ilícito generado internamente se mueve para ser blanqueado, pero difícilmente vuelve al país de origen, lo cual genera un vacío creciente y erosiona la economía. Más aún, el dinero ilícito tiende a transferirse de repente como parte del proceso del blanqueo, lo que lastima la liquidez y la solvencia de las instituciones financieras.

La percepción de la falta de integridad, transparencia y controles adecuados puede y ha generado en algunos casos retiradas masivas de dinero de los bancos con sus respectivas consecuencias. Asimismo, puede reducir la inversión extranjera directa si se percibe que los sectores comercial y financiero de un país están expuestos al problema. Esto demora el crecimiento y normalmente lleva años restaurar la confianza de los inversores.

Desde un punto de vista macroeconómico, la entrada y la salida repentina de dinero suele distorsionar las tasas de cambio y de interés. Asimismo, la salida y la facilitación del movimiento de dinero ilícito como resultado del crimen y la evasión fiscal dañan el nivel de reservas, presionando la inflación y reduciendo los ingresos del Gobierno; esto lastima el gasto público, se desmotiva la inversión, se daña la competencia y se enraíza la pobreza. La actividad criminal mueve el dinero de los ahorradores a los no ahorradores y de las inversiones seguras a aquellas de más riesgo, etcétera.

El objetivo de estas líneas es facilitar la asimilación de los riesgos a los que se enfrentan los inversores españoles para poder mitigarlos eficazmente. Para ello, es muy importante partir de las premisas correctas, y lo más importante es que el análisis del riesgo del blanqueo de capitales no debe concentrarse sobre la afectación potencial de las cifras, sino en el daño potencial a la integridad y a la reputación de la empresa o institución local.

Para salvaguardar la integridad de las empresas es crucial tener procesos y políticas muy bien documentados. Asimismo, hay que identificar el estándar más alto entre lo que se hace localmente en materia de integridad y prevención y aplicarlo consistentemente. Sin embargo, también hay que analizar que el control interno no debe ir en detrimento del crecimiento del negocio y de la competencia.

El error más común en los casos que se han visto en España ha sido la falta de conocimiento y entendimiento de las entidades con quienes se hacen las fusiones, adquisiciones o alianzas estratégicas. Una revisión profunda y diligente ayuda a evitar la afiliación con empresas fantasma que convierten a las empresas españolas responsables en un vehículo más para el blanqueo de capitales.

Sin embargo, si persistiese el interés en el impacto económico y comercial del blanqueo de capitales, evaluémoslo entonces en lo mismo que vale el prestigio de nuestras empresas. El prestigio sólo se puede perder una vez.

Carolina Garcés. Directora general adjunta para el Grupo de Prevención del Blanqueo de Capitales de Kroll en la región de Europa, Oriente Medio y África

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