Cartay fabrica higiene y 'calor' en pequeños estuches
Los pequeños neceseres higiénicos que se ofrecen en las habitaciones de muchos hospitales y las sudaderas grises que abrigan a los inmigrantes que llegan a Canarias tienen todos el mismo origen: Cartay, un laboratorio cosmético con sede en Madrid. La empresa se centra en garantizar la higiene y la primera atención de estos colectivos a través de sus productos.
Una sensación que pueden compartir un paciente de un hospital y un inmigrante recién llegado a la costa canaria es el desvalimiento ante una situación que no controlan. En ese momento, la primera acogida que reciben es muy importante. La empresa Cartay lleva 10 años fabricando los llamados kits de acogida, tanto hospitalaria como de ayuda humanitaria. Cada uno es diferente, diseñado específicamente para las necesidades que tiene el cliente que lo va a recibir, pero todos pretenden garantizar una primera higiene y una primera atención en situaciones desagradables.
La empresa comenzó centrada en la atención hospitalaria, desde el punto de vista del paciente. 'El área no asistencial no estaba desarrollada. Faltaba atender el confort del paciente', explica Pilar Lázaro, directora de Cartay. Ella y el consejero delegado, José Ramón Saiz de Soto, desarrollaron unos neceseres para hospitales que cubrirían las necesidades básicas de higiene de los pacientes durante una estancia media hospitalaria de cinco días. Un gel, un champú, cepillo de dientes y del pelo y esponja en una bolsita. 'Es una cosa muy pequeña que mejora la imagen que los pacientes tienen del hospital. Con muy poca inversión, se mejoran mucho los niveles de satisfacción de los clientes', explica Saiz.
En su décimo aniversario, son líderes del mercado, prácticamente en solitario. Están presentes en más de 500 centros hospitalarios, públicos y privados, de todas las comunidades autónomas españolas, además de en Francia, Bélgica, Portugal, Suiza, República Dominicana y Méjico. Atienden a 100.000 personas al mes. 'Nuestros competidores están más centrados en el suministro de productos a hoteles', afirma Lázaro.
Acaban de firmar una acuerdo privado de suministro con el grupo médico más grande del Viejo Continente, el francés Generale de Sante, que posee 140 clínicas en el territorio europeo. 'En Europa esto era un fenómeno inédito y tiene mucho potencial de crecimiento. Ofrecemos nuestros productos a las principales clínicas privadas, que son las primeras interesadas en mejorar su atención al paciente. Entre ellas se miran y se copian, generas una necesidad', explica Lázaro.
Cartay facturó 3,5 millones de euros en 2005 y prevé ingresar 4,7 millones en 2006, lo que supone un crecimiento de cerca de un 35%. Sin embargo, esta subida responde más a la segunda pata importante de su negocio: la ayuda humanitaria, una necesidad que nunca deja de crecer. La empresa lleva desde 1999 trabajando con Cruz Roja para suministrar productos necesarios en una situación de emergencia. 'Nuestra primera experiencia fue proveer a la organización de kits de higiene familiar para los refugiados de Kosovo. La higiene es la siguiente necesidad básica, tras la comida y los medicamentos y ayuda a evitar infecciones y enfermedades', afirma Lázaro. En seis semanas, mandaron en camiones 50.000 kits para familias de cinco miembros para un mes de duración. Este año, todos los inmigrantes que han llegado a Canarias han sido atendidos con productos de Cartay. Han repartido más de 100.000 kits de ayuda humanitaria.
'Hay dos aspectos fundamentales en la ayuda humanitaria: tener capacidad de respuesta en horas, porque las catástrofes son imprevisibles, y ser capaz de diseñar kits de acuerdo al perfil de destino. No sirven de nada miles de zapatos pequeños', asegura Saiz. Los directivos aseguran que sus 25 empleados acuden al trabajo incluso en domingo para atender una situación así.
No pueden contabilizar los kits de ayuda que suministrarán el año que viene pero esperan crecer entre un 20% y un 25% en asistencia hospitalaria. La empresa quiere entrar en los países nórdicos y en la zona del Golfo Pérsico en 2007. 'Hay un importante negocio de clínicas privadas', aseguran. Van a presentar sus productos para los contratos de Cruz Roja Francia y Alemania.
Cada necesidad tiene su producto
Y su embalaje. Y su precio. Cartay es capaz de fabricar neceseres hospitalarios desde los dos euros hasta los más de cinco euros. 'Depende de la clínica, de lo que quiera ofrecer y a quién se lo ofrezca', explica Saiz. Además de las diferentes calidades, Cartay tiene tres modelos diferentes de neceser: de adulto, infantil, al que añaden algún juguete o pinturas junto a los productos higiénicos, y de maternidad.Para los kits de ayuda humanitaria, Cartay tiene muy presente las necesidades de la situación concreta. 'Los marroquíes que saltaban las vallas en Melilla tienen los pies más pequeños que los subsaharianos de Canarias. Tenemos que tener en cuenta esos factores, además de la época del año y el lugar', afirma Saiz.Cartay diseña el cierre hermético de sus botellas, elige el tejido de sus sudaderas y elabora la composición de sus geles aunque la fabricación la subcontratan. 'Queremos garantizar unos altos estándares de calidad', aseguran.